―No podrías comprender ―afirma Uriel encogiéndose de hombros―. Tendrías que sentirlo para entender lo que significa.

―Paso. No quiero estar como ustedes, detrás de sus faldas todo el día, preocupados porque sus mujeres están fuera de su vista. Como ahora.

―Te repito...

―Sí, sí, ya entendí y no hace falta que lo digas, te repito... ―dice haciendo énfasis― P-A-S-O.

"Señor". La voz de Abiel interrumpe sus pensamientos.

¿Qué ocurre?". Inquiere al percatarse de su agitación.

"Han entrado a los almacenes".

― ¡Mierda! ―murmura.

― ¿Qué pasa? ―inquiere Armen. Danko sacude la cabeza y los mira.

―Intrusos.

―Vayamos ―dice Uriel.

―Yo me quedo ―declara Armen mirándolo con disculpa.

―Cierto. Tu mujer ―dice con gesto contrariado―. Es mejor que la cuides.

― ¿Darius? ―cuestiona alarmado Uriel.

―No lo sé. Pero es mejor no correr riesgos.

― ¿Qué pasa? ―pregunta Elina al percatarse de sus expresiones.

―Problemas.

― ¿Dónde dejaste a Gema? ―La chica lo mira confundido―. ¿Dónde?

―En la terraza del salón trasero... ―Sin esperar que termine, Armen sale―. Pero...

―Ve con él ―ordena Danko.

―Claro ―Ella desaparece y mirando a Uriel, salen del salón.

―Vamos Haros.

***

Apenas sale al pasillo, sus fosas perciben el olor a sangre.

― ¡Armen! ―grita Elina, pero la ignora y corre hasta cruzar la puerta. El pánico recorre cada parte de su frio cuerpo―. Ar... ―La voz de Elina se desvanece.

Está de pie junto a él. Contemplando lo que sus ojos ven. El cuerpo inerte de Nicola.

Armen es el primero en reaccionar. Avanza, acercándose a su cuerpo, al mismo tiempo observando con detenimiento el sitio. Junto al aroma de su sangre, puede detectar el olor de Gema, otro que no puede reconocer y el de Irina.

― ¿Qué fue lo que paso? ―cuestiona para sí misma Elina―. ¿Quién...?

― ¡Armen! ―Farah entra corriendo, seguido por Anisa y Pen. Los tres se quedan inmóviles junto a la puerta.

―Anisa ―dice con dureza Armen. Cosa que sorprende a la pelinegra, quien libera la mano de Pen y da un paso adelante―. ¿Qué fue lo que paso aquí?

Ella lo mira confundida, pero al observar la esencia y captar los detalles. Como la silla caída, un par de hojas desprendidas junto al barandal, comprende a dónde quiere llegar. Solo hay tres aromas además de la de Nicola. Y las únicas que se mezclan, son la de Gema e Irina.

Horrorizada ante la idea, niega y se lleva las manos al rostro.

― ¡Imposible! ―murmura Anisa.

Farah repara en los pensamientos de ambos y tras dar una mirada, llega a la misma conclusión que su hermano.

―Fue ella ―externa lo que ninguno de los dos desea.

La Donante Extras (#1.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora