Capitulo 3

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Sus ojos me sonrieron en una mueca amistosa. Parpadee varias veces para ver si era real. Ella se movió un poco, alzó la mano y la paso enfrente de mi rostro.

—Cuñada —la sentí tomarme en un abrazo. Volví aterrizar—. Es cierto que estoy re buena, pero se va a poner celoso mi hermano, eh.

Reí. La rodee con mis brazos y deposite unos besos en su mejilla. Siempre me había llevado de maravilla con ella. Bueno, aunque ahora dudaba que ella me quisiera de la misma forma.

—Lexi. Me da tanto gusto verte. ¿Pe-ero cuando llegaste?

La tomé del hombro y la hice pasar dentro de la casa. Ella escaneo el lugar, movió la cabeza en un si de aprobación.

—Muy bonita. Se siente hogareño —dijo en un tono no muy convencido.

—Lo es.

Apreté mis manos. No sabía que estaba pasando por su cabeza.

Mi miedo se debía a que Lexi era la única que había alguna vez presenciado mi engaño. Aparte de mi mejor amiga.

Nuestros ojos se encontraron. Ella volvió a sonreír. Camino hacia mi. Bajo a mi oreja.

—Quita esa cara. Jamás voy a juzgarte por lo que pasó —me guiño un ojo—. Quiero ver a mi hermano.

Juntó sus manos con emoción.

Lexi amaba a sus hermanos. Pero en el fondo sabía que quería mucho más a Damon, esa era la razón por la cual ella había tratado de hacer como si nunca hubiera presenciado nada.

El día que nos había descubierto devorándonos los labios, había sido un año atrás, antes de ella partir a París para seguir sus estudios. Damon y yo nos habíamos congelado. Ella no dijo nada, solo soltó un suspiro se dio la vuelta y se marchó sin decir nada. Desde ese momento ella me tomó mucho resentimiento. Ya no hablábamos como lo hacíamos al principio. No me buscaba y dejó de salir y contar conmigo. No la culpaba, me había visto besar a Damon, yo me había olvidado por ese instante que yo estaba casada con el otro hermano.

—Lexi —vocifere, me moví hacia donde estaba ella—. En verdad siento todo lo que pasó.

Apretó los labios, y deslizó una sonrisa. Me tomo en un abrazo.

—Esta bien. Yo me he olvidado de todo. Ahora sólo quiero verlos.

Me separo de su cuerpo. Sentía la necesidad de pedirle perdón. No quería tener problemas con Stefan, por egoísta que se escuchará, no quería perder la vida que llevaba junto a él. Si me ganaba de nuevo la confianza de ella, sabía que no iba a decir nada.

—Ven, seguro se morirán de emoción cuando te vean.

La tome de la mano y la dirigí hacia el patio. El primero en anchar los ojos como pelotas de golf, fue mi padre. Era raro aceptar que mi padre era un canalla, sabía que le gustaba Lexi desde el primer día que la conoció.

Lexi corrió a los brazos de Damon, este la recibió con una manada de besos tronadores. Estaban muy felices de verse.

—¡¿Ese milagro?! —grito Damon sin contener el brillo que sus ojos destellaban. Ese brillo que muy pocas veces mostraban sus bellos ojos.

—Pues ya ves. Me hacían muchísima falta.

Stefan se puso en en pie y la abrazo. Su madre solo rodó los ojos. La saludo desde la banca y su padre vino a saludarla de una palmadita en el hombro.

—Me da gusto que estés aquí, hermana.

Stefan se llevaba bien con ella, pero con Damon eran inseparables. Creo que parte de que no se llevarán igual, eran los celos en ambos por la atención del mayor. Y es que Damon tenía una atracción extraña, toda persona que lo conocía, tendían a enredarse en su peligrosa telaraña. Era algo inevitable, él podía llegar a convertirse en una droga. Más bien era de la manera en que me sentía.

Terrible Love [completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora