Ella

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La luz del sol se ha colado por mi ventana llegando hasta mis ojos. Los abro lentamente tratando de acostumbrarme a la luz.

Es lunes de nuevo. La misma rutina de todos los días. Quisiera quedarme más tiempo en cama, pero sé que no puedo, así que cinco minutos después me encuentro bajo la regadera sintiendo como el agua me ayuda a despertar finalmente. Bajo a la cocina y, no queriendo perder mucho tiempo preparando algo, me decido por un pan con mermelada y un licuado de plátano.

Tomo las llaves de mi auto y me dirijo a mi trabajo. Hace un par de años que trabajo en un restaurante.

Al llegar amarro mi cabello en una coleta y me coloco el delantal, lista para empezar a atender pedidos. Mi jefe como siempre, a juzgar por la expresión en su rostro, se encuentra de mal humor y cuando eso pasa le gusta desquitarse conmigo.

Toda la semana los días se sienten igual para mí, veo rostros conocidos en su mayoría debido al tiempo que llevo trabajando aquí, sin embargo el día de hoy hay algo distinto.

Hace unos minutos una chica, que a juzgar por su vestimenta no es de aquí, entró al restaurante. Ha estado parada en el mismo lugar junto a la puerta por cerca de 10 minutos, así que decido acercarme a ella.

"Hola, bienvenida" dije cautelosamente. Ella quedo en silencio por unos segundos mirándome fijamente.

"Hola.." dijo finalmente rompiendo con el pequeño silencio que se había formado.

"¿Puedo ayudarte?" Pregunté y ella lo pensó un momento más.

"Creerás que soy un bicho raro, pero como ya te habrás dado cuenta por como visto, yo no soy de aquí y ésta es mi primera vez en un sitio así, por lo que realmente no se que hacer en un lugar como este".

Sonreí ante su respuesta " Sígueme, te buscaré un lugar donde tomar asiento".

La guié a una mesa junto a una ventana cerca del mostrador y ella se notaba tímida, bastante en contraste con la forma en que había respondido hace unos momentos.

"Pero... no se si cuento con el dinero suficiente para comprar, llegué por casualidad y desconozco el menú" ella agacho la mirada un tanto apenada.

"No te preocupes, ésta vez invito yo, ahora espérame aquí que iré a prepararte algo". Sin esperar más me dirigí a la cocina a preparar algo del menú.

La verdad es que trabajo de mesera pero gracias a mis habilidades culinarias suelo ayudar al chef en la cocina cuando hay muchos pedidos. Una vez que termine de preparar su platillo me acerque a ella y lo puse sobre la mesa. "Disfruta la comida", le dije y noté como sus ojos brillaron de la emoción, supongo que le gusta, o tiene hambre, una de dos. Cuando me acerque a la barra mi jefe me miró muy molesto.

"¿Estas loca? A leguas se nota que no tiene el dinero suficiente" esta molesto como pensé.

"Sólo descuentalo de mi paga". Lo ignore y seguí trabajando, unos minutos después note que ella ya había terminado de comer así que me acerque a ella.

"Dios, estuvo delicioso... ¿cuanto te debo?" pregunto ella algo preocupada.

"No me debes nada, dije que yo invitaba" le guiñé un ojo y ella se sonrojo.

"Debo pagarte de alguna forma, no puedo recibir esto gratis", lucía tan firme en ello que pensé por un momento y una idea llegó a mi mente.

"Siendo así, ¿porque no vienes a buscarme a las 6:00 cuando termine mi turno? podemos ir a pasear en los alrededores".

"¿Me estas invitando a salir?" preguntó ella notablemente sorprendida.

Lo que quieroWhere stories live. Discover now