Parte I

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  • Посвящена Miriam Méndez Vergara
                                    

No hay nada que pudiera recordar. Los sueños son más bien pesadillas, y cada noche, aunque son diferentes, se sentían reales. Hay voces, voces que recuerdo y hay pequeños momentos en los que llego a recordar algo. No sé que son, supongo que nunca lo sabré.

Sé que puedo extrañar a mi familia, y sé que los he visto pero no siento que en realidad los haya visto. Siento ese vacío, en donde en realidad los extraño. Han pasado seis años desde que estoy en la Academia, a unos pasos de servir a la mejor nave de la Federación, según Pike y Spock.

Hay días en los que me siento confundida, días en los que no se qué pasa en mi mente. Me siento como un niño pequeño, que cuando pregunta algo, lo tratan como eso, un niño y no contestan su pregunta. Mi pregunta es y siempre será… ¿Qué me pasa? Desde que tengo siete años, mis pensamientos, mis actitudes, eran diferentes a los de cualquier niño de esa edad. A los catorce, me sentía lo suficientemente “mayor” como para afrontar más retos en mi vida, pero me decían que todo eso es normal a mi edad, cuando en realidad no parecían comprender. Hay días en los que me deprimo, pues en realidad, no hay dolor físico… ¿Qué se siente el dolor? Me doy una idea… Siento que comparto algo con Spock. Él se limita a tener sentimientos y emociones de humano, por su lado Vulcano… así me siento, pero yo soy totalmente humano. Además de que yo no bloqueo mi dolor físico… Tengo que fingir sentir dolor. Gestos, actitudes que he estudiado detenidamente para no “levantar” sospechas. No sé si alguien más lo sabe, pero hasta ahora… nadie lo sabe.

La fecha estelar: 2258.

Apenas he vuelto a la Academia después de servir al USS Farragut, junto con James T. Kirk. Nuestra relación no es la mejor… tenemos, sólo algunas cosas en común pero me trata como si fuera una niña. Siempre fue así desde que llego y desde que supo que yo sería su asesora. Gracias Pike, por ello. Hemos tenido un par de peleas y admito que no soy fácil de tratar y que él nunca escucha.

Ahora esta apunto de repetir por cuarta vez la prueba del Kobiyashi Maru, en donde por cuarta vez, estaré presente para ver como falla… de nuevo.

—Llegas tarde —pronuncié con tranquilidad en la voz—. ¿Qué tienes ahí?

—Tu tribble… Nina me lo dio… esta muerto —dijo en tono desinteresado—. No llegue tarde, llegué exactamente, ahora si me disculpas… no hagamos a nadie esperar…

— ¿Nina? Pero si tú lo tenías, Jim teníamos un maldito acuerdo…

—No es mi culpa…

Nunca escucha. Este tribble, en realidad y como acuerdo, era de ambos. Lo encontramos en una zona en la nave. Estaba perdido, quizás se había metido una vez que estuvimos expuestos a ellos antes de volver. Jim me lo dio, dijo que era un regalo de parte de él.

No me gustaba la idea de ver a Jim como “algo más que amigo”. Todas aquí sabemos un poco de su reputación y yo no quería ser parte de su lista, y por eso siempre me comportó fría con él.

—Wow —dijo Nina entrando a la sala de simulación—. Cuarta vez… ¿qué hace esto diferente?

—No lo sé… pero me gustaría verlo fallar de nuevo.

—Vamos Munro, te gusta verlo fallar, pues así y solo así te presta más atención y eres tú quien le limpia la baba después de embriagarse, además de sacar la basura de las mujeres con las que esta.

—No hago eso… no me gusta verlo ebrio y siendo un niño grande…

—Ahí lo tienes… ¿Por qué no lo admites?

— ¿Admitir qué? ¿Qué James me gusta? No, no, no…

—Bueno, pero eso parece… además… es diferente el cómo te trata y antes de que me digas que es un trato académico, déjame decirte que no lo es… aunque no lo creas, el te presta atención más de lo que piensas.

—Sí, claro… y hablamos de que él mato a un inocente tribble…

—Oh, bueno… no lo hizo… la verdad fui yo… —la chica se encogió en hombros.

— ¿Qué tu qué?

Hubo una ligera pausa incomoda. La prueba había comenzado. Como dije, no quería ser parte de la lista de las mujeres que han estado con él y tampoco creía que en realidad me escuche… siempre me hace enfadar. Nunca hace lo que yo le pido y eso es frustrante. La prueba siguió como siempre pero esta vez algo fue diferente. Gire mi vista hacía Nina, quien sonreía un poco triunfal, que cuando se percato que la miraba, la sonrisa la borró en un instante. Miré por la ventanilla y la prueba seguía como si nada hubiese pasado. De un momento a otro, la prueba que era invencible… lo fue.

Al día siguiente, espere a Jim fuera de su dormitorio. Tenía tantas cosas que decirle pero no quería gritar. Así que me mantuve calmada y esperando.

—Lo siento —Pronunció saliendo de su habitación. Comenzamos a caminar—. Escuchaste, lo siento…

—Está bien —contesté—. Ahora esperemos que no sea una sanción que te impida servir… aunque lo dudo…

—Anda, dilo… no te lo guardes, Munro. Esos ojos aceitunados no te permiten mentir…

— ¿Qué quieres que te diga? Nunca escuchas… ahora, sólo hazme un ligero favor... déjame sola…

No dijimos nada hasta que llegamos a la sala del Consejo. Todos estaban presentes. Aunque era más académico, algo me decía que sería más que eso. Quizás lo expulsen y yo cargaré con eso hasta que mis días en la Academia y en la Federación, terminen…

Para mi mala suerte, la prueba fue hecha por Spock… si bien podía decirlo o llamarlo, era un amigo y Jim, sólo un dolor de cabeza, pero sabía que podía estar de ambos bandos. Por un lado, quería que Spock supiera decirle las cosas que yo tanto quería decir. Por el otro, no quería ver a Jim ser expulsado o sancionado. Podía decirles que fue mi idea pero tampoco pagaría tanto por Kirk.

Escuchaba a Spock hablar sobre el USS Kelvin, sobre el padre de Jim. Yo era de las pocas personas que conocía ambos lados de la historia. La parte que todos conocíamos… la de George Kirk, sacrificándose por su tripulación, esposa e hijo. Como la historia que conocía de Jim. En algo, Nina tenía razón, por un lado me presta atención pero siempre termino siendo quien escucha todo lo que vivió en su infancia y cuanto aprecia estar en la Academia.

Hubo algo en la forma en la que hablaban que me hizo estremecer. Cerré los ojos un momento y ahí estaba una imagen muy clara. Cuando deje Londres… la última vez que vi a papá, pero hubo otro momento. Pude ver a mis padres. Una sonrisa vaga de mi madre. Una mirada de mi padre. Ojos aceitunados, como los míos. El aire era denso y frío. El cielo estaba nublado, pero no era la tierra…

Munro… —escuche como un susurro—. ¡Munro!

Reaccione casi de inmediato y el lugar casi vació y a Nina tratando de levantarme.

—Llamada urgente de Vulcano. Debemos ir al hangar… Te das cuenta que por fin estaremos en la Enterprise…

No digerí nada de lo que dijo. Estaba mareada y confundida. Sólo seguía a Nina por inercia. Escuchaba voces retumbar en mis oídos y no podía poner atención.

— ¿Qué le ocurre? —Escuché la voz de Bones— Como sea, cuando reaccione dile que venga conmigo.

— ¡MUNRO! —Nina gritó con fuerza mientras me empujaba—. Tengo que prepararme, Bones te necesita… ¡Ya reacciona, por favor!

Sacudí mi cabeza asintiendo. Le sonreí y me dirigí con Bones. Estaba cargándose de medicinas, inyecciones y pude notar que Jim estaba ahí.

—Bones…

— ¿Ya reaccionaste? Tú eres como su tutora y él hace todo lo que le pides... así que dirás que tiene una condición y que yo soy su médico. Lo subieron a bordo del Enterprise.

— ¿Lo subiremos a bordo? ¡¿Estas demente?!

—No más que Nina y el, juntos… sólo hazlo, ¿sí?

Accedí mirando la condición de Jim. Creo que estaba más confundido que yo hace unos momentos. De alguna manera, lo pusimos dentro cuando no tenía permiso de subir a ninguna nave. Pero como McCoy dijo, no podíamos dejarlo como si fuese un perrito abandonado.

Harmless [Star Trek 2009]Место, где живут истории. Откройте их для себя