Sweet Blasphemy (Andy Biersack)

14•| Preparación

× Carolyn ×

Desperté a las 4:30 de la madrugada, tome un pans color negro y una blusa de manga larga del mismo color con cuello en V, tome unos tenis y salí del cuarto, baje las escaleras y camine hacia la sala de entrenamiento. Últimamente no podía dormir pero me mantenía activa entrenar así que a eso me dedicaba a ahora, noches de desvelo y un entrenamiento riguroso.

-Buenos días señorita, ha madrugado mucho- dijo Rogelio

-Buenos días, es que quiero prepararme muy bien- sonreí comence a hacer calentamientos, después me situé enfrente de uno de los muñecos de entrenamiento.

El es el Conde, el que mato a TUS PADRES, el que lastimó a Danny.

Golpeé al muñeco con demasiada fuerza.

Dijo quererme y el bien sabe a que familia pertenezco.

Seguí golpeando.

Te engaño, te hizo creer que lo querias debido a sus malditos hechizos.

Golpee de nuevo con mas rabia. Cada golpe iba dirigido a él. Iba a matarlo, iba a torturarlo. Iba a hacer que suplicara por si maldita vida que rogara vivir, que pidiera perdón de rodillas.

Mientras tanto con Andy...

× Andrew ×

-Hey, ¿que pasa?- me pregunto Ashley

-Debo entrenar, si el consejo de Ancianos se entera, debo estar preparado para defender la- dije y seguí golpeando a uno de los vampiros que me ayudaban a entrenar

-Vaya, sigues con eso- dijo Ashley

-Si, siento que algo malo viene- le conteste -Preciento que todo va a salir mal, ella no me habla. Alguien encontró una carta. ¿No lo ves? El aire se ha cargado de muerte, no voy a poder porotegerla si siguió con la guardia abajo, ustedes también corren peligro

-Biersack, ¿No has pensado que ella no responde tal vez porque ya sabe quién eres?

Su pregunta retumbó dentro de mi. Cabía la posibilidad de que así fuera, pero quería seguir negandolo.

× Narradora ×

Mientras Andrew entrenaba para proteger la, Carolyn entrenaba para matarlo. El destino de ambos era acabar el uno con el otro, desde el principio.

El odió que corría por sus venas era inminente. Ella no dejaría que el siguiera viviendo. Tanto odió acumulado por años la estaba consumiendo.

Él le había mentido, si el hubiera hablado con la verdad seria diferente ya que ella así no dudaría simplemente en clavar una estaca en su corazón. Pero ahora lo único en su mente era eso. La caída del conde.

Pero mientras ellos entrenaban el uno para matar al otro y el otro para proteger.

Lucían quien había encontrado la carta, fue con el consejo de ancianos, delató a Andrew. Queria verlo muerto y así tal vez el podria ascender al puesto de Conde. Quería el poder, quería controlarlo todo. Desde el principio siempre fue Lucian. Y ahora él era su mayor enemigo.

Una batalla muy dura se aproximaba.

¿Que pasaría con Andrew?

¿De verdad ella lo mataría?

¿Lo llegaría a perdonar?

¿Andrew podría proteger la?

¿Los matarían a Ambos?
¿Su amor iba a a sobrevivir está vez?

× Carolyn ×

-Basta- Ben me detuvo. Yo estaba demasiado agitada. Casi le arrancaba la cabeza al muñeco con el que entrenaba -¿Que es lo que te pasa?- me pregunto

-Nada, quiero estar bien preparada- le conteste evitando su mirada

-¿Para que? Parece que vas a la guerra- me dijo él y me tomo fuerte del brazo -¿Que ocurre contigo?

-Estamos en guerra hermano, siempre lo hemos estado- conteste soltando me de su agarre y limpiando me el sudor de mi frente.

-Desde ayer que volvimos del bosque estas demasiado rara- me dijo él hay hermano, si supieras que los lobos no tienen nada que ver con esto -Algo te está pasando, y no quieres decirme

-Se trata justo de eso, no quiero que nos vuelvan a tomar por sorpresa quiero ser mas fuerte para poder acabar con cada uno de esos monstruos. Y mas que nada vengar a nuestros padres- dije con odio

-Ni se te ocurra Carolyn- Danny llego hasta donde estabamos Ben y yo -Tú no buscaras a Biersack, tú no estás lista para esto

-¿Porque no?- le pregunté molesta. Ya estaba harta de su maldita desconfianza yo podría hacer más que ellos. Él creía que me tenía dominada pero ya no más. Ahora yo era quien iba a acabar con él

-Podria matarte- dijo Ben

-No si lo mato yo primero