《Capítulo 38》

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Flashback

Llena de desastres, uno tras otro problema, parecen infinitos; tanto así, que no puedo ver el final.

Jamás en mi corta vida me había sentido tan inspirada, tan llena, tan nostálgica. Sentimientos que jamás se pasaron por mi mente, se revelan, surgen desde lo más profundo de mí. Y ya sé que no debería decir "jamás" porque cuando uno menos lo espera, pasa.

Hablando de sentimientos, en ciertos espacios vacios en los cuales no hago nada; sólo pensar. Me pregunto ¿Cómo sería yo, si fuera un ser sin ellos, es decir, sin sentimientos? ¿Acaso la vida sería mejor? Es tan difícil comprenderme, ni yo misma puedo descifrarme, por tanto, estoy consciente de que estoy en serios problemas.

Siento que mi familia no me apoya, no me da ese amor que tanto anhelo de ellos, tampoco el tiempo, es tan doloroso ver cómo lo único que se supone que tienes en la vida asegurado, en realidad, no es así.

Bajo al ático, está lleno de polvo que me hace toser, tan tiempo sin venir aquí.

Toco con mis manos la baranda de las escaleras y recuerdo cuando bajaba corriendo las mismas, junto con mi hermano, era tan veloz, mejor dicho, es muy veloz. Aun puedo escuchar las carcajadas que soltábamos, las cosquillas y nuestras caras de terror cuando mamá nos asustaba apagando la luz de ésta, Erick y yo pegábamos tremenda carrera con miedo y Clarice nos esperaba arriba con los brazos extendidos y una sonrisa que nunca borraré de mi mente.

Piso el último escalón y veo el lugar iluminado, al menos lo está, no es como esos áticos viejos de casas de terror, no, al contario, está ordenado ya que, como dije antes, Erick y yo no las pasábamos aquí, era nuestro lugar "secreto" donde nos constábamos hasta lo más inédito que hayamos hecho, aunque, para ese entonces, lo más inédito fue: "romper el florero recién comprado del comedor". También se me viene a la mente sus palabras <<Haré lo más inédito por ti, si así me lo pidieses>> Dijo. Aun puedo escuchar el tono seguro y firme de su voz mientras lo decía.

Esbozo una pequeña sonrisa al recordar ese día en que Erick dio su primer beso, tenía catorce años, y yo diez, estaba tan emocionado, y cada vez que lo recordaba, sus cachetes solían ponérselesde  color rojo. Le daba vergüenza y me aprovechaba de eso, le dije a mamá lo que había hecho y ésta sólo lo apoyó, él dejó de hablarme por una semana y luego me confesó que no podía estar sin mí. <<Enana, me haces falta>> Repitió dos veces, mientras daba su discurso de "disculpas", aunque me hacía gracia verlo arrodillado pidiendo perdón, al mismo tiempo me daba una tranquilidad interna incomparable. Se veía tan tierno.

Observo los dos bancos junto a una mesa con nuestros nombres grabados, Clarices los talló junto con mi padre, es tan perfecta su talladura que parece que la madera fuera nacido así y que no hubiera sido modificada. Paso mis dedos por las terminaciones de las iniciales y esbozo una sonrisa.

Al final, hay una mesa cubierta con una manta blanca, me acerco y retiro la sábana, es una linda mesa metálica con terminaciones floreadas, y diseños hermosos encima de ésta, junto a ésta hay una lámpara que alumbra lo suficiente y una caja. <<¡Oh por Dios!>>Exclamo feliz. Es mi caja de pinturas y acuarelas. Observo a un lado de la habitación y veo unos cuadros que solía hacer mi madre junto con mi hermano, veo que hay varios retratos en blanco; sin utilizar.

Corro hasta allá y me devuelvo a la mesa con el cuadro en mis manos, lo coloco encima de ésta y me doy la oportunidad de expandir mi imaginación, <<A ver, a ver>> Repito en mi cabeza pensando en qué hacer, mientras golpeo con mis uñas lo metálico y hago un sonido coordinado.

Un viaje de Verano © | Borrador |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora