Carta II

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20 de enero de 19...

Hola de nuevo, apenas pasaron un par de días después de que te escribí, me eh enterado que te encuentras mal de salud, espero mejores pronto. No quiero ser el mártir en esas circunstancias, ahora, solo quiero contarte cosas alegres, dichas que nunca olvidaré y espero tampoco tu olvides.

¿Recuerdas una vez que fuimos al lago cercano a mi casa? Que hermosos días pasamos cerca de aquel lugar. Donde fue la primera vez que te leí uno de aquellos poemas malos que solía escribir. ¿Recuerdas?

Vida mía, hermosa damisela

Cubierta de flores, llena de emociones

Amada mujer, te llevo en el alma

Solo te pido no me dejes, pues mi alma

Destrozas...

Que tonto fui, al menos ese fue uno de los primeros "poemas" que pude escribir, muchos poetas deben estar riendo en el otro mundo, si es que existe, por ese intento tan horrido de expresar la belleza que veía en ti.

Anoche, si, anoche recordaba algo en particular, aquella noche en la que tú y yo nos hicimos uno, mis nervios me atormentaban al ver tu piel desnuda, tu sonrisa coqueta y tu dulce mirar, tus labios rosados, como lo eran también tus pezones. Difícil es olvidar cada área que exploré de tu cuerpo, es algo que nada podrá borrar de mente y de mi alma. Perdona si sueno obsceno o un poco desvergonzado al decirte esas cosas, pero, me satisface y me llena de orgullo y felicidad que yo fui el primer hombre... Tú me entiendes...

Espero mejores, y siento incomodarte con mis palabras, vulgares o no... Aun te sigo adorando...

César Laveuff



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