Carta I

46 6 2
                                    

12 de enero de 19...

Los días pasaron torpemente, plausible y desgraciada se ha vuelto mi vida, porque no estás aquí, porque te has ido y, como todo un tonto, no puedo sacarte de mi mente.

Espero que al menos leas estas cartas que te envío, y no espero una respuesta, solo quiero que leas mis dichas y desdichas ahora que no estás, ahora que te has ido. Mi tristeza me sumerge en el llanto por las noches, y cuando creo estar bien, mi mente me juega a mal y me hace recordar tu sonrisa; mi llanto retorna y empiezo a sollozar como un niño sin su madre, como cuando le has quitado un juguete a un bebé, y, en aquel profundo llanto de tristeza, me sumerjo en el mundo de los sueños, adormecido por mis lágrimas.

¡Oh! Bella, quiero que estés bien, que nada de lo malo o bueno que te cuente, interfiera en tu efímera y hermosa vida, ni quiero que el sentimentalismo de la ilusión retorne a tu pensamiento....

César Laveuff



CartasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora