Capitulo dos; una cara bonita no lo es todo.

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Me despierto por el ruidoso sonido de la alarma.
Me revuelvo en la cama con pereza y agarro mi cabeza entre mis manos en un intento de que el dolor desaparezca.
Al escuchar lo insistente del sonido, abro los ojos, cegándome con la luz que se cuela por la gran ventana.

Miro hacia los costados examinando el cuarto en blanco y negro.
Este definitivamente no es mi cuarto.
Retiro la sábana blanca de mi cuerpo y me doy cuenta que llevo el vestido. Agarro mi celular de la mesita de luz, me fijo la hora 8:46 AM. Este, a los segundos se alumbra apareciendo en el centro el nombre

"Alicia"
Pongo los ojos en blanco y atiendo.

— ¿Que sucede? — pregunto con voz ronca y desganada por su repentina y nada usual llamada.

— ¿Así te educamos Marou Jefferson? No es modo de contestar el teléfono, cariño. — me reprocha y sonrío . — Tu padre te está esperando en casa, reunión familiar.

— Dile que no tengo tiempo para reuniones familiares.

— Es algo importante, ven aquí ahora.— y luego de esto corta, dejándome sin opción.

Bufo y me levanto de la cama.
Encuentro en la mesa de luz una pastilla y al lado un vaso de agua. Los tomo rápidamente y Salgo de la habitación para encontrarme con un pequeño living moderno. Miro hacia los costados. No hay nadie.
Dios por favor dime que no he hecho algo de lo que me pueda arrepentir.

Repaso la gran cocina y me detengo en la silueta masculina que se encuentra en la cafetera.
Es alto, cabello castaño, espalda recta, algo ancha y su vestimenta es elegante; Un traje de dos piezas color azul oscuro y negro.
Me acerco a él y se da vuelta antes que haga contacto, trayendo consigo un aire con una mezcla de exquisita colonia varonil y jabón.
Levanto mi vista lentamente y quedo pasmada. Wow.
Sus penetrantes e intimidantes ojos color gris se clavan en los míos, haciéndome separar mis labios con asombro.
Quedo fascinada con ellos como con ningunos otros.
Atrayentes, sombríos, únicos. Puedo jurar que son del color más intenso que he visto jamás.
Sigo mi recorrido hacia sus labios carnosos y rojos, para después terminar en su cuadrada y perfecta mandíbula. Me pierdo en sus cualidades. Por dios, es un dios griego.

Alza la ceja. Su expresión es seria, sus labios están en una línea recta y su mentón está hacia arriba, dando un aspecto de superioridad.

Sus labios se separan en un sexy movimiento. Ay dios ya me mojé.
. — ¿Quieres café? — habló sin quitar su curiosa mirada de mi rostro. Su voz perfectamente varonil, autoritaria  y algo ronca me paralizó, mis bellos se erizaron. Dios, que tensión. Acepto la taza que me tiende sin rechistar y aprovecho para acortar el contacto visual, me mira curioso con su perfecta ceja enarcada al apartar la mirada.

— Anoche... ehmm, — digo avergonzada, haciendo que el me mire fijamente.
Dios, nunca había visto tanta intensidad en una mirada.

—No hicimos nada de lo que tú piensas — contesta con simpleza, cargando su taza de cafe con agilidad, Para luego clavar su mirada en mí, haciendo que desvíe el contacto. — Luego de que entres a mi carro, te pregunté tu dirección, pero te dormiste y no tuve opción que traerte aquí.

— Y luego.... — lo animo para que siga hablando.

— El ascensor no andaba. Subí siete pisos cargándote, créeme no eres liviana. — asegura. — te acosté en la cama, yo en la de la otra habitación y listo. — contesta simple, dandole un trago al café. Mi mirada se centra en sus carnosos labios entreabiertos.
Estoy como estupida, mirándolo mientras a el no le muevo ni un solo pelo.

Evolet +18  [EDITANDO] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora