Mia me miró y yo empecé a reír.

—Eh...
—Soy yo, señor. Es un gusto. De verdad, soy muy fan de usted y su esposa.
—¿Ah, sí? ¿Y cómo es eso? —preguntó acomodando el codo en la encimera, cerca de su hija.
—Es usted muy gracioso, de verdad. No sabe las carcajadas que me he pegado por historias que Mia me contó.
—¿En serio crees que soy gracioso?
—En efecto.
—Y... ¿Esa pizza también es para mí?
—¡Por supuesto! He preparado dos.
—Papá, ¿puedes comprar algo de tomar? —Entonces su padre alzó la mano casi a la altura de la cara de mi amiga y la interrumpió.
—No me hables, soy famoso.
—Papá, por favor... Anda.
—Bien, todo por mis fans. Iré por helado para Mae, ¿qué sabor deseas que traiga?
—Chocolate, por favor.
—Ya te lo traigo, amiga —me señaló y se fue caminando como todo un personaje de los años setenta.
—¿Qué fue eso, Mae?
—¿Qué fue qué?
—Acabas de aumentarle el ego a papá hasta... No sé, ¡la estratosfera!
—¿Ya no estaba ahí?
—Buen punto, pero ahora cree que es famoso.
—¿Puedo ser parte del club de fans?
—Mae, cállate.

Entonces me quedé a dormir en su casa. Tomé el teléfono de Mia mientras estaba distraída y me tomé muchas fotos. Tenía que tenerlas.

Entonces llegó un mensaje que no pude evitar ignorar.

De: Ratón.
Hora: 12:06 pm.

«Buenas tardes, perezosa. No me contestaste ayer. Pero está bien, te perd...».

Y no pude seguir leyendo porque uno; el mensaje desapareció de la barra de notificaciones, y dos; no podía estar leyendo cosas que no eran para mí.

—Hola —habló Mia echándose de nuevo luego de que su mamá la llamara.
—Tienes un mensaje de... Ratón —una sonrisa surcó mis labios y mi amiga me lanzó una almohada fallando tristemente.
—Déjame en paz, Maebell.
—Oh, no lo hiciste.
—Lo hice.
—Pues... ¡Bien! —Le saqué la lengua y me levanté— No puedo creer que mañana me voy.
—¿No hay forma de quedarte más?
—No... No creo —hablé intentando no pensar en que al llegar tenía que limpiar un huerto y trabajar horas extras.
—¿Todo bien?
—Sí, ¿por?
—Porque siempre haces esos gestos cuando algo te fastidia.
—Debo dejar de hablar tanto contigo o tú debes dejar de psicoanalizarme.
—Oye, no es mi culpa. La psicología me atrae. Vamos a desayunar, mamá nos espera abajo.

«Mamá nos espera abajo» sin tan sólo yo pudiera decir eso una vez más.

—Promete que llamarás al llegar.
—Llamaré, Mia.
—Y que manejarás con cuidado.
—Sí, ovejita.
—¡Y que no vas a usar el teléfono!
—Solo lo uso cuando el auto no está encendido.
—Te voy a extrañar mucho —Me abrazó fuerte y yo lo hice también.
—Y yo, hiciste que Mia ordene su habitación por tres días seguidos —Me abrazó su madre.
—Y que se levante temprano —Me abrazó Christine.
—Y que salga con la civilización sin tener que obligarla —Nos abrazó su padre.
—Mucho... Amor —solté como pude y ellos dejaron de aplastarme.
—Vuelve cuando quieras, cariño.
—Gracias, Rosemary.

Miré a Mia y volví a abrazarla para luego entrar al auto. Previamente me había despedido del abuelo y dos cachorritos dormían plácidamente en los asientos de atrás.

Entonces horas después... Llegué. Llegué a casa y saludé a Derek y Max. Pero mi intención era ir a casa de Joseph, así que regresé al auto y manejé hacia allá.

—Hola.
—Hola, señora Gunn.
—Grace está en casa de Rae.
—Sí, está bien. Vengo a ver a Joseph.

Su madre me miró, casi sentí que quería lanzarse sobre mi yugular.

—Joe, cariño —llamó ella y el chico salió de la cocina.
—Muffin, pensé que venías mañana —Su madre siguió mirándome y se fue a la cocina.
—Sí, lo adelanté para descansar un poco.
—Pasa...
—No, gracias. Sólo vengo a dejar una canasta.
—¿Una canasta? ¡Oh, cierto! —sonrió poniéndose en cuclillas al ver a los cachorritos— ¿tienen nombre?
—Él tiene cara de Archi —Él rió y me miró.
—¿No tienes suficiente con Pedrito?
—No.
—Bien, Archi será.
—Y este enano inquieto no dejó de fastidiar todo el camino. No duerme.
Jetlag.
—¿Qué?
—Se llamará Jetlag... No duerme.
—Ah, no. Por favor —aplaudí fuerte y él rió juntando mis manos para que deje de hacer bulla— ¡Un genio!
—Lo sé, gracias público —alzó la mano saludando y me eché a reír.
—Bueno, ya. Me voy ya. Sólo venía a dejar a los cachorritos.
—Está bien... —Se acercó para besar mi mejilla y giré su mentón para darle un pequeño beso en los labios.
—Oops, mala puntería —reí y caminé hacia el auto.
—Te... Veo... eh, mañana.
—Adiós, copain.

Dicho esto, arranqué el auto para dormir como una morsa —o Mia, que es casi igual— por lo que quedaba del día.

Mañana será un largo día.

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Christopher Riddlefly: No existe, no lo busques en google... Por favor.

HEEEEELLO FROM THE OTHER SIDEEEEEEEEEEEEEEEEEEE.

Holi.

Lamento haber tardado en actualizar, pero gosh... estos días han ocurrido tantas cosas. Una de ellas es que por fin tengo una laptop nueva y voy a editar TC con más comodidáh.

JEJEPS.

ADEMAAAAAAAAAAAAAAAAAAAS:

*Redoble de tambores*

¡GINGER GANÓ EN LA CATEGORÍA EN BOCA DE TODOS EN LOS PREMIOS WATTYS! SKJHSJSHKJSHKSHWKSJHDKJH #OEMEGE.

Como dije en mi perfil, aunque para esta categoría no tenían que votar ni nada, esto en parte se lo debo a ustedes, sin su apoyo diario no sería igual. Así que muchísimas gracias por apoyarme <3.

Son unos melocotoncitos.

Y bueno, ya está. Mis abuelos me están esperando para comer djkhdkhdkhd. Espero que les haya gustado.

Un beso.

Baaaaaaaaaaaaaaai


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