Gine

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Un color amarillo invade dentro de aquella cueva, una cueva que rogaba por el calor anhelado de aquella esfera gigante de la galaxia. Un susurro sale en respuesta, mientras su piel abandona poco a poco el frío que la atormentaba.

Aquella chica se levanta poco a poco, sintiendo débiles sus pequeñas piernas con hematomas alrededor, su cabello crece cada día más dándole un aspecto sucio y desagradable, pero ella no tenía la culpa de no saber, de no saber amarse y cuidarse.

El odio, los gritos, su llanto era el pan de cada día, la palabra 'amor' era un poco incomprendida, sino fuera por esa mujer que le da la esperanza de seguir viviendo, esa mujer que la trajo al mundo, la que le da una imagen clara a su oscura vida, esa mujer era mamá, la llamaba así, sólo sabia eso de ella.

Y justo hoy llegaba de su misión.

La pequeña niña sonríe hacia la estrella y sale corriendo hacia la casa del comandante donde, quizás, ya estaba mamá esperándola con los brazos abiertos. Su traje elástico no se amoldaba a su figura debido a la poca masa que contenía, el comandante la encerraba en la cueva hasta que sacara su poder, y así pudiera amoldarse a lo que le esperaba en la arena.

-¡Mamá!- grita Gine desde afuera esperando una respuesta inmediata. Su pecho se mueve rápidamente y su pequeña colita desordenada se mueve en los aires.

En su campo visual aparece aquel hombre de alto rango, con su mirada fría y su semblante asesino. Al principio la niña se estremece por pensar fallar en sus cálculos, y no ver a mamá. Pero aquel hombre se detiene dándole la espalda, y al lado sobresale la figura que ella conocía a la perfección.

Gine sale corriendo en busca de sus brazos, su calidez. Mamá la recibe con una sonrisa.

-Mama...- dice sonriendole con sus ojos llenos de lágrimas -Mama...- sólo logra decir.

Su mamá detalla sus facciones y la acaricia con sus suaves manos: -Debes aprender a hablar, pequeña Gine-

-Mama- dice sin entender lo que quiere decir. No entendía en que le servía aquello si ella le entendía a la perfección.

-Cuando yo no esté, y crezcas, debes hablar con todos los que te rodean...-

Un gruñido sale en protesta, el comandante gira su cuerpo con su cara totalmente arrugada.

-En vez de perder el tiempo haciendo eso, debe aprender a luchar- empeña su puño -Prometiste darme un luchador, no una mascota de cueva-

Gine lo mira sin entender sus crudas palabras, pies jamás había hablado con él, y menos sobre promesas, de hecho, ella no tenía idea de que significaba aquello.

-Debes comprenderme, no suelo estar aquí todo el tiempo, mi gente me necesita...-

-¡Tienes una familia en el Planeta Veggita!, tu deberías estar aquí, enseñándole a esa niña a luchar...- le interrumpe desenrollando su cola como amenaza. Aquella mujer aprieta a Gine para que no caiga de sus brazos ante su debilidad.

-No me dejas llevármela, ¿como quieres que pase tiempo con ella?- pregunta mientras sus lágrimas empiezan a desbordar, sin embargo, aprovecha la distracción de su hija para voltear a otro lado su rostro y retirándolas rápidamente.

-¿Crees que soy idiota?- el comandante da pasos firmes, Gine recuerda los golpes que recibía y se encoge en el cuello de su madre -Apenas logres ver la oportunidad de llevártela, te largas de aquí, olvidando que trabajas para Freezer, olvidando que me casé contigo para salvar tu culo a cambio de un guerrero-

La mujer aprieta sus dientes y maldice mascullando, pues aquel hombre tenía razón, su vida era miserable en ese planeta, ella no era Saiyajin, no era una guerrera Ozaru. Sin embargo, decidió venir a este planeta pensando que iba lograr a cumplir sus sueños.

Una Historia mas que contar <Heridas del Pasado>Where stories live. Discover now