Resuenan las patrullas por los ecos de las calles. Dando color rojo y azul a las sombras de la noche. Bajo el espeso cielo el asfalto sigue humedo, hace diez minutos que ha dejado de llover.
Sebastian sigue corriendo por la calle tratando de evitar a cada una de las patrullas que cada vez se acercan más. Seb corre sin parar tratando de mantener el ritmo, cada paso que da le quema los pulmones hace ya de media hora que lleva hullendo, sigue empapado por la lluvia y con la camisa manchada de sangre. El problema es que no es su sangre. No es su sangre.
Está demaciado cansado para seguir corriendo. No sabe que debe hacer y esta a punto de darse por vencido. Pero. La suerte le pone una pequeña apertura entre dos casas donde puede esconderse. Seb entra en ese espacio antes de que una patrulla de la vuelta hacia donde el se encuentra. Seb suelta un leve suspiro de alivio cuando la patrulla pasa sin averlo visto, lo unico que distingue ahora son los sonidos de las sirenas que se van alejando lentamente, poco a poco, pero no se puede arriesgar a salir en ese momento. Así que se queda ahí.
