Prólogo

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—Beca Mitchell. ¿Es usted? —pregunta el entrevistador con su ceño tenuemente fruncido.
La pequeña futura DJ se ve tan vulnerable en esa silla frente al escritorio de roble puro, está incomoda y un poco de falsedad en la sonrisa del chico la hace marearse, se siente atrapada ahí en esa oficina aterciopelada.
Sus nervios están a flote como luz de luna en una noche con cielo despejado, sus manos se guían por un sutil temblor de nerviosismo que trata de ocultar al ponerlas una sobre la otra y reposarlas sobre su rodilla.
Al hombre le da la impresión de que no será capaz de realizar de una forma memorable su trabajo.

—Si, soy yo. De verdad que deseo este trabajo. Mi deseo es ser productora musical algún día pero el trabajo de DJ en este prestigioso bar es más que un sueño —explica con cierta emoción en su voz.

Ella ha llegado ahí a Reynold's Bar, uno de los más famosos y conocidos bar de Los Ángeles. Es decir, es realmente exclusivo que en alguna ocasiones no todos pueden pagar para entrar. Hace unos meses el novio de Beca, Jesse Swason; consiguió un contacto que fue quien  hizo que la joven e inexperta DJ pudiese conseguir una oportunidad para ser entrevistada, poder al menos hacer un intento de obtener el empleo.

—Muy bien, según esto usted ya ha enviado un cd previamente. —Observa la libreta que presiona entre sus manos, mientras da golpeteos con el bolígrafo sobre el escritorio. —Yo personalmente lo he escuchado. Hay muchos deseando estar en su lugar y me parece que ha demostrado potencial —cada palabra que el joven peli negro que parece de unos veinte años, dice, hace que un pequeño brillo se sitúe en sus ojos. Ella está segura de que su esfuerzo será recompensado o al menos eso es lo que espera.
Su corazón se mueve más rápido que las alas de cualquier ave.
Su respiración es dificultosa por el hecho de que está tan nerviosa que hasta se le olvida por momento inhalar y exhalar. Un ruidoso timbre telefónico comienza a sonar haciendo eco en la pequeña oficina de color marfil.

—Habla el señor Reynold... —Hace silencio para escuchar a la otra persona en la línea —¿De verdad? — La emoción es más que evidente —No juegues conmigo —observa a la DJ que lo mira con una ceja enarcada. —Muy bien, son buenas noticias. Me encargaré de un asunto y luego te devuelvo la llamada —cuelga mientras guarda su móvil en el bolsillo de su pantalón.

—¿Entonces? —pregunta Beca impaciente.

—Oh claro —coloca sus manos entrelazadas sobre el escritorio y guarda silencio por un momento.

"Con esa expresión este chico podría ser el doble de Zack Efron, lindo hasta cuando está serio"

—Creemos que su talento señorita Mitchell no puede ser desperdiciado así que pronto recibirá una llamada de nosotros —le tiende la mano la cual rápidamente toma, después de un saludo demasiado civil, una asistente acompaña a la chica hasta la salida.

Ella llega  al estacionamiento que está frente al gran edifico que tiene el nombre Reynolds en la parte superior con letras tan enormes que se pueden ver desde Texas.

Sube a su auto y se dispone a conducir con rumbo a su amada morada donde de seguro encontrará paz y tranquilidad, y donde podrá esperar esa llamada que tanto le cambiara la vida, ya sea que le den el trabajo o no, el cambio es inevitable.

Conduce por esas hermosas calles de Los Ángeles.
Desde que estaba en la universidad siempre deseó vivir ahí, y ahora está cumpliendo su sueño.
Debe admitir que aún extraña a sus amigas pero desde que se graduó el grupo de a capela al que solía pertenecer se separó y no volvió a hablar con las chicas.
¿Cómo podría hacerlo?
Muchas de ellas se mudaron a diferentes ciudades, consiguieron empleos y ya no tenían tiempo libre para verse o reunirse ni siquiera para simple hecho de hablar, así que fue solo cuestión de tiempo para alejarse.

Yo me opongoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora