Primera indirecta.

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- ¡Luffy ya está el almuerzo! -gritó Sanji desde la cubierta. El pequeño, que se encontraba absorto en sus pensamientos en la cabeza del Sunny, suspiró con pesadez. Había pensado mucho últimamente sobre su actitud infantil y no era que le molestara mucho, si no que nadie podría tomarlo enserio así. Nadie lo tomaba como un adulto, como un hombre. Joder, podía ser infantil pero tenía necesidades, no es que fuera asexual ni nada de eso. Había trabajado tanto en aquella personalidad inocente porque era su forma de esconderse, de refugiarse en aquel mundo que se la había puesto más que difícil. Sabía que si decía algo indecente o doble intencional, lo mirarían raro y lo dejarían pasar. Como había dicho, no lo tomarían enserio porque su actitud de crío no le permitía aquellos placeres como mandar indirectas o ser atrevido.

- Luffy -repitió Sanji, acercándose a él- el almuerzo esta listo.

- ¿¡En seerio!? No te había escuchado -saltó rápidamente y bajó de Sunny. Corrió tan rápido por la cubierta que no se fijo en alguien durmiendo con las piernas extendidas y tropezó. Sobó su rodilla para eliminar el polvo y miró a esa persona con un mojin de niño pequeño.

- Torao, despierta, no deberías estar durmiendo -acusó mientras lo jalaba de la mejilla. El aludido abrió los ojos con pereza y bostezó para encontrarse con el rostro de Luffy extremadamente cerca. El pequeño de goma, al ser descubierto, se alejó como si nada hubiera pasado y sonrió inocente.

- No te despertabas, creí que te sentías mal -rió tiernamente- la comida esta lista, ven -lo tomó de la mano como si nada y lo jaló hacia él con extremada fuerza. Tanta que volvieron a caer uno encima del otro.

- Eres un bruto, Migiwara-ya -habló por primera vez Law y se levantó.

- Preferiría que no te levantases -susurró con descaro.

- ¿Qué?

- Nada -volvió a sonreír y se alejó hacia la cocina, dejando a un confuso Law pensando si había sido su imaginación. Negó rápidamente y aceptó que había sido su imaginación, pues el pequeño y torpe capitán nunca sería capaz de decir tales palabras.

Ya en la mesa, el pelinegro arrasó con toda la comida como de costumbre, ante la mirada de rencor de Usopp.

- ¡Hey, Luffy! Esa era mi porción -acusó.

- Dejalo, sabes que es como un crío, no te hará caso digas lo que digas - lo consoló Sanji y se puso a preparar otra porción para el francotirador.

Aquel último comentario había caído como agua fría para el moreno, quien dejó de masticar y se repitió mentalmente que nunca lo tomarían enserio. Se levantó de la mesa de un tirón y abandonó la habitación. Todos miraron extrañados aquella escena pero no le dieron muchas vueltas, al tratarse de su capitán, de seguro iba al almacén por más comida o algo por el estilo. Todos menos Law, quien al no ser de su tripulación, no lo conocía lo suficiente como para saber sus costumbres, así que lo interpretó de la manera correcta. Tomó su plato se comida y salió en su búsqueda. Lo vio en lo alto del mástil, observando melancólicamente el cielo nublado. Suspiró y tras pensarlo un poco, uso su habilidad para transportarlo a su lado.

- Hey, Migiwara-ya... -carraspeó- si quieres puedes comerte mi porción, yo vi que-

- Me gustaría comerte otra cosa -dijo, esta vez más alto.

Law había quedado desorbitado, había entendido a la perfección aquella indirecta, y si de otra persona se tratase, no estaría tan sorprendido como lo estaba. Por un momento la idea de que alguien se estuviese haciéndose pasar por Luffy fue una posibilidad. Pero la descartó cuando lo escuchó volver a hablar.

- ¿Qué significa eso, Torao? -balbuceó y rascó su cabello- Yo le escuche decir eso a Zoro cuando hablaba con Sanji y no lo entendí.

- Oh, Jesús -tomó aire y pudo volver a respirar tranquilo- no importa eso, es algo entre ellos. Ten -le extendió su plato- come. Yo vuelvo adentro, le pediré a Kuroashi-ya que haga algo de café, hoy me toca guardia.

Y se retiró. Luffy se golpeó mentalmente y tomó el trozo de carne que Law le había dejado, masticando con recelo. Decir que estaba cansado era poco, así que se propuso dar ese gran paso de una vez por todas y dejar de actuar como un idiota. Al menos frente al ardiente pelinegro que tenía como aliado. Daría a entender que era más que un crío. Por los dioses, tenía 19 años y tenía miles de ideas en la cabeza de como seducir a su presa.

Y es que si, Luffy era una peligrosa combinación que volvería loco a Law. Aquel tono inocentón y aquella personalidad indecente eran como una bomba a punto de estallar. Porque si algo podía llegar a calentar a una persona, era a aquellas dos personalidades mezcladas. Y claro estaba que el pequeño no lo iba a desaprovechar.

• Calipso •

• Extroversión | LawLu •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora