No, claro que no. Yo no soy el perrito faldero de nadie. Aína simplemente está cabreada porque le presto más atención a la profesora Noelia que a ella.
Entro cabreada a mi cuarto y comienzo a hacer los deberes. Al terminar, decido comer algo, así que guardo las cosas y voy a la cocina. Me hago un sándwich de lechuga, tomate y queso, y camino hasta el salón para comérmelo allí.
¿Debería decirle algo a Aína?
Idiota, no.
¿Qué voy a hacer tanto tiempo aquí tirada? Estar castigada es una puta mierda, y encima si no has hecho nada malo. No debería quejarse mi madre, saco buenas notas aunque me fugue de algunas clases, es más, debería incluso aplaudirme. Solo la profesora me entiende, es la única que me presta atención, aunque es raro para mí, siempre he sido como un fantasma, sola en mi rincón del fondo de la clase... Hasta que conocí a Aína cuando repitió curso en 2° de la ESO...
Y pensar que solo ha pasado un año... Quién lo diría, parece que fue ayer cuando nos conocimos y nos dimos cuenta de todas las cosas en común que teníamos. Que recuerdos.
Seguí dándole vueltas a la cabeza un rato, hasta que me di cuenta que se había hecho ya de noche.
Ya es tarde, seguro que la profesora ha terminado todo el trabajo pendiente. Voy a hablarle, ¿qué estará haciendo? ¿estará pensando en mí? Solo de pensarlo me pongo roja.
Dios, creo que me estoy enamorando...
Cojo mi móvil que aún estaba tirado en el sofá y le hablo a la profesora.
*Conversación WhatsApp*
- Hola! Ya has terminado todo tu trabajo??
Tarda mucho en responder... ¿Qué hace?
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Una profesora inusual
RomanceNoelia, una profesora de sexología llega a una escuela en la cual conocerá a Melinda, una alumna que la desbordará de intriga y de libido, para desencadenar algo prohibido.
