- ¡Addie! - abre sin llamar a mi puerta, volteamos a verla y no puedo evitar pensar que luce adorable- ¡Yo también quiero! - se coloca entre las tres y sonríe, tomo la fotografía, y después exige una de ella sola. - ¿La publicarás?

-Sabes que no puedo, Jade- hace un puchero ante la negativa- papá nos castigaría a las dos por eso.

-No es justo- se cruza de brazos aun con su mohín- yo quiero ser popular como tú.

- Y lo serás- Melanie se pone a su altura para acomodar el moño en su cabeza y su falda- cuando seas más grande, serás la chica más popular de todas, ya lo verás.

- ¿Lo prometen?

-Lo prometemos, con el corazón- Jane hace una cruz sobre su pecho y después levanta la mano sellando así la promesa.

- ¿A que venías hermanita? - me mira unos segundos tratando de recordar.

-No lo sé- alza ambas manitas rindiéndose.

-Mamá dice que es hora de que bajen, los invitados están llegando- los ojos azules de nuestro padre se pasean por todas en la habitación deteniéndose con especial atencion en sus dos hijas. - Todas se ven preciosas, ¿en qué momento crecieron tanto?

Nos unimos en un abrazo grupal y salimos todas guiadas por papá y la pequeña rubia en sus brazos.

[...]

Perdí de vista a mis amigas hace un tiempo, por lo que sabía estarían con sus padres, y yo debía estar cerca de los míos para recibir a los Salvatore, quienes aún no hacían acto de presencia, así que pasé el rato revisando mis redes sociales, charlando con algunos amigos a distancia y mis seguidores, haciéndoles saber lo aburrida que estaba en esta fiesta.

Mi numerosa familia se había reunido para recibir de vuelta al tío Matt, habían pasado seis años desde la última vez que los habíamos visto, seis años desde que él se fue. Estaba ahí esperando a recibir a los tíos y ver de nuevo a sus hijas, Scarlett y Skyler, las gemelas tenían solo tres años cuando se mudaron, comparten la edad con mi pequeña hermana Jane, incluso esas tres estaban en contacto, la única ignorada fui yo, mis hermanos tampoco se habían distanciado de su mejor amigo, así que no compartía la emoción de los demás.

¡Basta!

Tengo que dejar de ser tan pesimista, esa no es mi naturaleza, no iba a cambiar por esto.

- ¡Adeline! - respingo cuando Jake me grita, llamando la atención de los demás invitados de la fiesta.

- ¿Qué quieres? - respondo de mala gana, odiaba que me hiciera eso- ya llegaron, mamá dice vengas a saludar - sigo a mi hermano mayor tratando de poner el mejor de los rostros.

Tal vez era un sentimiento infantil, pero yo me sentía muy molesta con el chico, se suponía que éramos amigos y él me había dejado en olvido, la amistad era un tema importante para mí, me sentía traicionada, además de humillada por cómo me había rechazado.

-Querida, pero cuanto has crecido- Eleanor es la primera en abrazarme, me toma por los hombros para poder apreciarme, su esposo es quien me aparta de sus brazos envolviéndome en los suyos, después las gemelas hacen lo propio, no había rastros del pelinegro y eso me mantuvo tranquila, mis hermanos desaparecieron mientras los adultos conversaban.

Contrario a lo que pensé verlos de nuevo me hizo muy feliz, no sabía cuánto había extrañado al tío Matt hasta que lo pude abrazar de nuevo, quizá porque teníamos a su copia exacta viviendo a unas calles de aquí su ausencia no fue tan dolorosa.

-Kyle está muy emocionado por verte, nunca deja de hablar de ti con tus hermanos- declara Sky, haciendo que mis mejillas se sonrojen.

-No creo que sea cierto, él no tiene el mínimo interés en mi- nuestros padres se alejan, las dos niñas me emboscan una de cada lado, mientras me susurran...

-Creo que está enamorado de ti.

-Mamá dice que siempre lo ha estado.

-No es verdad, solo éramos buenos amigos- se miran entre ellas con una sonrisa cargada de complicidad, se encogen de hombros restándole importancia y vuelven con mi hermanita.

Espero a que todo el mundo se encuentre distraído y subo al estudio de música qué hay en la casa, las luces están encendidas y hay voces dentro, abro la puerta para descubrir a mis hermanos acompañados de otro chico de cabello negro, puedo reconocerlo sin tener que ver su rostro

- ¡Adeline, mira quien regresó! -Jake tiene una sonrisa enorme, el aludido no se ha dignado a dar vuelta, cosa que agradezco pues me da tiempo de recuperar la cordura.

-Es bueno verte, Kyle- siento el latido acelerado de mi corazón, me siento ridícula al instante, pero me veo más clamada de lo que estaba.

Doy la vuelta para volver a la fiesta, tratando de seguir con mi fachada tranquila, aunque comienza a faltarme el aire y ¿hace más calor aquí o solo soy yo?, envíe un mensaje a mis amigas diciéndoles lo que estaba sucediendo y para saber dónde se habían metido, me detengo frente al dormitorio de mis padres, cuando escucho pasos aproximándose, miro por sobre mi hombro a Kyle caminando despreocupadamente en mi dirección, sin intención de toparme con él me refugio en la habitación frente a mí.

- ¿Te escondes de mí? - doy un paso atrás cuando se cuela dentro del dormitorio, cruzo los brazos, apartando mi mirada- has crecido pequeño canario, cambiaste- me estremezco al escucharlo llamarme por el viejo apodo que me había dado, atenta de sus intensos ojos azules recorriéndome con lentitud- ¿Sigues cantando por todos los rincones?

-No es de tu incumbencia- digo con indiferencia, dejo caer los brazos a mis costados, doy unos pasos en su dirección con la intención de salir de ahí, pero se cruza en mi camino y cierra la puerta de una patada.

Hay pánico corriendo por mis venas, no ignoraba como su presencia me hacía sentir, sentimientos que creía haber enterrado en lo más profundo de mi mente, pero que afloraban con tan solo tenerlo de frente.

¡Maldición!

Vuelvo a caminar en su dirección con mi objetivo claro, esta vez me hace girar acorralándome entre su cuerpo y la puerta. Su perfume llega hasta mí poniéndome los vellos de punta, mi boca se siente seca y debo pasar saliva, él lo nota, lo sé por su sonrisa mientras evalúa mi rostro, igual que cuando éramos niños.

-Eres preciosa- el sonrojo llega de inmediato a mis mejillas, nuestros ojos se conectan, veo los suyos oscurecerse mientras se acerca, no puedo comprender porque no lo estoy apartando, ¿por qué ni siquiera deseo hacerlo?, sus ojos parecen los de un cazador, que mide los movimientos de su presa. - Prometiste ser mía cuando fuéramos mayores, ¿lo recuerdas?

Ahí estaba el recordatorio de nuestro pasado.

-No - miento descaradamente, él lo sabe.

-Dijiste que me querías, justo antes de irme- ¿cómo olvidar ese humillante momento?, recordar lo que sentí al ser rechazada de esa manera me da la fuerza de poner una mano sobre su pecho y detener su lento avance.

-Ya no lo hago- agradezco que mis palabras sonasen como lo deseaba, frías y sin interés. - Era una chiquilla ilusa, que confundió una bonita amistad con algo más, pero no te preocupes, atesoro cada momento de nuestra niñez- me frunce el ceño separándose de mí, aprovecho la distancia para abrir la puerta.

-Lo prometiste- me detiene tomando mi mano, puedo reconocer el dolor que causaron mis palabras, lo que me hace enojar, él no podía exigirme cumplir una promesa que hice a los seis años, además me había rechazado.

-Tu rompiste esa promesa- trato de liberarme, pero no me deja.

-Jamás he roto mi promesa- su mirada azul me consume- siempre seré tuyo Adeline Everly.

Su declaración deja mi corazón desbocado, sin saber cómo reaccionar.

Siempre NuestrosWhere stories live. Discover now