Parte VIII: Mentira.

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A la mañana siguiente, antes de la cena en la casa de los Lightwood, que era el Instituto de New York, Camille se encontraba junto a Alec dándole algunos consejos sobre como actuar natural. No era que a ella le importara, pero deseaba que todo saliera bien para que su plan de hablar con aquel antiguo vampiro, saliera como lo planeo.

Magnus observaba a cierta distancia y aunque todo era falso, empezó a sentir celos de que la vampira se encontrara tan cerca de Alec, y más aún de que su familia creyera que era su novia. ¿Por qué tenía que ser así?... demasiado injusto, pensó el brujo.

-Bien, es hora de irnos.- Camille, era irreconocible, su cabello estaba increíblemente lacio, en las puntas había mechones rosados. Se los puso, ya que consideró que nadie se lo creería de la "Lady Belcourt" que era. Sus ojos verdes, ahora eran tapados por lentillas de color celeste, y sus finos vestidos habían quedado en el pasado, ahora llevaba ropa de cuero negro y plataformas.

Era otra persona.

-Alec.- dijo Magnus.- Sabes que yo te seguiré... pero, es realmente necesario todo esto. No puedes esconder lo que eres para siempre.-

-Magnus...- susurro Alec, y lo tomó suavemente para besarlo en los labios, fue tierno como pidiendo disculpas por meterlo en aquel enredo.

El brujo suspiro, fue un suspiro largo y cansado. Miró a Alec con sus ojos fijos y remotos y luego dijo:

-Bien, pero iré.

-Lo sé.

Llegaron por fin al instituto. Alec ya había hablado con sus padres y les había explicado que era una vampira, no les gusto mucho, pero se empezaban a acostumbrar a causa de Isabelle.

Alec iba junto a Camille y Magnus por un pasillo en el que podían pasar subterráneos.

Jace e Isabelle, los esperaban en una entrada. Alec recordó que ellos ya sabían su secreto y se sintió mal, era evidente que estaba tratando de engañar a sus padres.

Isabelle guiño un ojo a Magnus, quien le devolvió el gesto con una sonrisa, por otra parte Jace solo miraba a Alec, tratando de hacer que reaccionara de la locura que estaba a punto de hacer.

Camille pasó totalmente desprevenida, lo que la enojo, no estaba acostumbrada a ello, era hermosa generalmente las miradas iban a ella, pero no esta vez.

Cuando empezaron a caminar, Jace tomó por el hombro a Alec.

-No lo hagas.- le dijo mientras lo miraba fijamente.

Alec en otro momento se habría sonrojado, pero ahora no, solo sintió culpabilidad.

-Lo siento... debo de.- susurro Alec.

-No, no debes de... Alec, que crees que siente Magnus en este momento.

Alec sintió en lo profundo de su corazón aquellas palabras, pero ya no había vuelta atrás. Solo dijo:

-El entiende.- Y dio grandes zancadas para alcanzar a Magnus y Camille.

Isabelle, sabía que Alec lo hacía solo para encajar, pero no le gustaba la forma en que lo hacía, por el momento, solo dejaría que las cosas pasaran, y le seguiría la corriente.

Maryse estaba en la cocina, junto a Robert, solo esperando. Camille hizo su aparición triunfal y radiante, sonreía y se acerco a los padres de Alec y dio un beso en la mejilla a cada uno.

-Marie.- dijo Maryse, la chica no le gustaba, era demasiado... algo como lo que Isabelle llevaría a casa y no Alec, pero estaba feliz de conocerle una novia a su hijo.

Robert le dio la bienvenida e invito a todos a pasar a la sala para charlar antes de la cena.

Camille, se empezó a tomar muy en serio su papel, y no por que fuera profesional, si no por que sabía, que le daba celos a Magnus. Se notaba fácilmente.

Alec se notaba tenso, más aún cuando la vampira tomaba de su mano y de vez en cuando dejaba que se le escapara un beso en la mejilla del Lightwood.

Isabelle y Jace miraban al pobre de Magnus, y no podían entender por que lo soportaba, comenzaban a creer que tal vez el brujo si estaba realmente enamorado de Alec.

Y lo estaba, y mucho, le dolía cada beso, era como si lo golpearan en el pecho, cada vez que Camille fingía miradas enamoradas a Alec, al brujo le dolían, al igual que le dolía tener que esconder sus sentimientos.

El brujo solo fingía indiferencia, cuando en realidad moría por dentro.

-Iré a tomar aire.- dijo Magnus, y se levanto y dirigió al patio del instituto.

-Espera, te acompaño.- Y las botas de Isabelle resonaron en el pasillo, pasos apresurados para alcanzar al brujo.

-Isabelle.- susurró Magnus.

-Bueno, me entere que papá fue al apartamento por Alec, solo eso y ahora viene Alec con esta chica, que obviamente esta fingiendo... dime que pasó.- Era curiosa, pero también le preocupaba.

-Yo...- Magnus no sabía como decirle a la hermana de Alec, como ellos se habían besado en un bosque de Italia, perdiendo casi el control. No definitivamente no le diría eso, no por el si no por Alec.

En vez de eso le dijo que Alec lo llamo "amor" frente a su padre, por accidente. Luego de eso le explicó todo lo que actuó hablando sobre una tal Marie.

-Oh, tu mentiste por mi hermano...

Magnus la miró como si estuviera loca, el no pensó en ello, solo había salido de esa manera y lo volvería a hacer si eso implicara el bienestar de Alec.

-Y bien, que esperas para opacar a la vampira con tu brillo... digo con toda esa purpurina. Seguro que te aceptarán.- Dijo Jace, pero ni el mismo se creía lo que acababa de decir, no conociendo a Maryse y Robert.

-Espiando.- Dijo Magnus, volteando donde Jace que estaba entre sombras.

-Ya me iba, pero si puedo darte un consejo deberías olvidar todo ese rollo del amor, solo te hará daño. Alec... bueno el no confesará sus preferencias a su familia. ¿Puedes vivir con eso?

-Puedo, podré.- Magnus ya se estaba fastidiado de toda esa situación, odiaba que se preocuparan o metieran en su vida y más aún en lo que respectaba a su vida amorosa.

Camille llevaba un buen rato hablando con Maryse y Robert, que la bombardeaban con preguntas. Alec no se daba cuenta de todo lo que se decía, inventos de Camille hacia sus padres.

-Ya vuelvo, iré a llamar a Magnus para cenar.- Alec fue por el mismo camino que había tomado el brujo, y lo encontró.

Ahora estaba solo mirando a la luna que estaba llena, pensó en los licántropos por un momento, pero desecho esa idea, para centrarse totalmente en Magnus, quien parecía solitario y triste.

-Magnus.-

El brujo lo miró, y de manera forzada le ofreció una sonrisa.

Alec se sintió terrible y le dijo:

-Quizá sería mejor si les dijera que en realidad tu y yo...

Maryse se acercaba, lo podían saber por el sonido de los tacones, un sonido diferente al que hacía Isabelle. Era más sonoro, pesado y seguro.

Cuando estuvo más cerca, Magnus la congelo con su magia, y tomó a Alec por los hombros para besarlo, lo necesitaban ambos, pero en especial Magnus quien por primera vez, se sintió inseguro.




MALEC (Enamorado de mi prisionero.)Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz