Parte III: Olvidando el mundo.

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Besar a Alec era una idea muy tentadora para Magnus. Se acercó a sus labios y cerró los ojos, sintió su calor, su aroma y su cabello contra su frente, los segundos mientras se acercaba parecían eternos. Alec estaba rígido, con sus labios secos y ligeramente separados. El brujo, comenzaba a abrir suavemente la boca de Alec con sus labios que eran expertos a diferencia del chico de los ojos azules.

El carruaje por fin arranco, haciendo que Magnus que estaba inclinado hacia Alec chocara su frente contra la de el.

-¡Ah! eso no me lo esperaba.- exclamó Alec quien miraba el aterciopelado piso del carruaje mientras se tocaba la frente justo donde se había golpeado.

Magnus sonreía y miraba a Alec, se sentía extraño, tenía una sensación que no recordaba, era como un mareo o como si estuviese drogado pero no con cualquier droga, era diferente como si todo se volviera liviano y el tiempo se detuviera mientras observaba cada detalle del chico que también sonreía a su lado. Cabello oscuro que caía en algunos mechones por la frente, algunas runas, su tono pálido en la piel, finos labios, hermosas facciones y en especial sus ojos.

-¡No me mires!- susurro Alec, que se dio cuenta de lo que había hecho... le pidió al brujo que tenía que vigilar que lo besara, si la Clave se llegaba a enterar, jamás lo tomarían en serio como Cazador de sombras.

-No es mi culpa que seas guapo, además tu tienes la culpa, yo no quería enam...- Magnus se calló de golpe ante la sorpresa de lo que estuvo a punto de decir, sus ojos felinos brillaron bajo la noche que ya era inminente fuera del carruaje. Se encontraban ya en la ciudad, el ruido podía confirmarlo.

-¿Qué ibas a decir Magnus? ¡Dilo!... ¡Dímelo! ¿Qué era?- Alec empezó a hablar y no se callaba, le exigía al brujo que terminara la frase que empezó. Para su sorpresa el brujo hizo un exagerado gesto con la mano y luego se abalanzo contra el dejándole muy poco espacio para moverse y lo besó.

Lo besó tan intensamente que Alec casi no podía ni respirar, presionaba sus labios contra los de Alec, ya no era tierno, era como un tigre que descargaba toda su energía. Tomaba el cabello del chico y lo entrelazaba entre sus dedos mientras que con la otra mano acariciaba su nuca.

Alec se dejo llevar y se olvido del mundo, de la Clave y de por que estaba ahí con aquel brujo que lo besaba como nunca imagino que nadie lo haría. Era una sensación muy agradable y cálida, su corazón latía con fuerza y podía sentir su sangre fluyendo muy rápida y pesada. Magnus había perdido el control, deseaba a Alec como no recordaba haber deseado a nadie en su larga vida.

Cuando por fin se separaron, ambos se miraron a los ojos, estaban agitados y Alec recuperaba el aliento de a poco, no dijeron nada con palabras pero si se dijeron de todo con aquella mirada penetrante y sincera de ambos chicos, brujo y nephilim. Sus miradas duraron unos segundos antes de que el carruaje se detuviera frente al apartamento de Magnus, el edificio no parecía gran cosa por fuera, pero había algo que Alec reconoció de inmediato.

Magnificas motocicletas de vampiros, habían varias estacionadas frente al apartamento, también habían algunas camionetas con olor a licántropo y Alec podía percibir presencia demoníaca.

-¿Dónde demonios me has traído?- Creí que íbamos a tu apartamento. - replico Alec un poco enfadado.

-Lo es- dijo Magnus- lo había olvidado, ayer antes de que me viniera a buscar la Clave, yo estaba dando una muy buena fiesta invite a casi todos los subterráneos que pude: hombres lobo, vampiros, hadas, algunos demonios... A los hijos de Nephilim no los invité, generalmente no me agradan mucho... no como tu Alec.- y termino guiñándole un ojo seductoramente.

-No pienso entrar ahí, a la mayoría de ellos no le gustan los Nephilim, además -¿Cómo es que todavía están enfiestados, si dices que la fiesta empezó desde ayer?

- No conoces mis fiestas Alec Lightwood, está apenas está comenzando y no te preocupes por tu seguridad estás con migo... el anfitrión y gran brujo de Brooklyn , nadie se atrevería a ponerte un dedo en tu linda carita, no si quieren vivir. - Magnus sonreía, estaba especialmente feliz y abrazando a Alec por detrás lo invito a entrar en aquel lugar.


MALEC (Enamorado de mi prisionero.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora