Gatita

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A Michael Clifford's smut.

El chico de cabello rubio claro no me había quitado los ojos de encima desde que crucé las puertas del bar hace un par de horas. Tenía una cerveza Corona en la mano y una confianza en sí mismo tan grande que hacía de su look "no-me-importa-una-mierda" de jeans negros gastados y camiseta de Ozzy Osborne me excitase de sobe manera. Las pocas veces que la luz blanca había iluminado su rostro había notado dos cosas realmente sexys en él, la primera eran sus increíbles ojos verde lima y la segunda, sus (aparentemente) suaves labios rojos; una combinación letalmente atrayentes.

Yo ahora estaba de espaldas a él bebiendo una nueva cerveza, cortesía de mi mejor amiga Riley quien bailaba con Cal, su novio. Sentía su miraba atravesar mi espalda, calentando mi piel, como sí... su mano me estuviese frotando suavemente...

-Te mueves como toda una gatita, ¿lo sabías?-una voz gruesa y masculina susurra a mi oído-Una gatita sucia, eso sí.

Cierro mis ojos automáticamente, no sin antes ver que es el chico de ojos verde lima. Mi piel se calienta y mi respiración se agita, su piel es suave, casi cálida contra mi espalda desnuda por el vestido que llevo puesto. Aparta mis rizos oscuros a un lado y se acomoda detrás de mí.

-¿Qué pasa gatita? ¿Ya no vas a moverte para mí? No parecía eso hace unos minutos, es que ¿crees que no noté como te movías o cómo provocabas a todos aquí nena?-su voz es ruda y yo me sentía como chocolate al sol; posiciona sus manos en mis caderas de forma brusca, pero me gusta lo sucio que es todo esto-Siente como me has puesto desde que entraste, me has tenido duro toda la puta noche gaita, creo que es hora de que te castigue.

Toma la cerveza de mi mano y se la bebe de un trago, al parecer la suya también ha quedado en el olvido. Mi respiración es tan agitada que mi pecho se infla y desinfla como el de un colibrí. Él me mira con sus hipnotizantes ojos y sé que he perdido toda voluntad que posiblemente haya tenido. Su mano se desliza en la mía y su lengua humedece sus labios, tira de mí y con una prisa que para mí es una eternidad, nos deslizamos hacia la esquina del lugar. La luz no alcanza a cubrirnos y las únicas parejas que hay aquí están demasiado ebrios como para notarnos.

Antes de que me cuenta lo que pasa, siento como su lengua invade en mi boca y es mil veces mejor de lo que pensé. Es suave y brusca, hace que la electricidad reemplace a la sangre en mi cuerpo y yo cubro el deseo de pasar su mano por las hebras de su cabello rubio. Él gime y me levanta del suelo, yo envuelvo mis piernas alrededor de sus caderas y ahogo un grito cuando mi espalda golpea la pared. Sus labios bajan por mi cuello, humedeciendo mi piel hasta llegar al lugar de unión de mis pechos. Mis brazos se tensan en sus hombros y no puedo controlar a mi cadera que no deja de frotarse con su dura entrepierna.

-¿La sientes? ¿Vez lo gruesa que me la pones gatita?-yo gimo y él me da una estocada precisa en mi núcleo, quita mis brazos de sus hombros y los pone a mis lados-Respóndeme-.

-Sí, oh, la siento... por favor-suplico y él sonríe lascivo.

-Soy todo tuyo-me susurra sobre los labios y me deja caer.

Con el vestido a la cintura y los rizos hechos mierda, me arrodillo en el suelo. Lentamente me encargo de bajarle el cierre, meter mi mano derecha en sus calzoncillos y tomar mi trofeo. Levanto la vista y veo como las venas de su cuello se marcan, tiene la boca abierta y mira hacia el cielo. Yo saco su largo y grueso miembro y le doy un lametón lento en el glande.

-Daddy, ¿no vas a castigarme?-pregunto suavemente-Dijiste que he sido sucia, deberías castigarme por eso.

-Mierda-dice y toma mi cabeza al ver que golpe suavemente su pene contra mi cara-Abre la boca nena, no muerdas, porque sino no dejaré que te corras, ¿vale?-dice con la voz aguda de excitación y yo asiento.

Y SI...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora