Clases de Formación Religiosa |Hetalia One-Shot|

~•~•~Evaluación sorpresa~•~•~ [Capítulo Único]

El timbre sonó, dando a saber a todos los alumnos de Gakuen Hetalia que el receso había terminado. Se pudo oír a uno de los cuatro italo-parlantes (N/A: En ésta historia, además de Italia Veneciano e Italia Romano también hacen acto de presencia Vaticano y Seborga) lanzar un largo y sonoro suspiro, para luego pararse del banco en el que estaba cómodamente sentado.

Feliciano había estado tan sumido en sus pensamientos que no se dio cuenta de que estuvo todo el receso sentado en ese banco que se encontraba situado en la sombra de un durazno, con la mirada fija en el suelo y pensando en todo los rumores sobre el que van pasando de boca en boca.

-Oye, Ita-chan! ¿Estás bien? No te he visto muy animado últimamente.. - Se escuchó por parte del español, mayormente conocido como Antonio Carriedo, o Toño.

-Si, si... Sto bene.- le respondió el italo parlante, mientras metía sus dos manos en los bolsillo a de sus pantalones y comenzaba a caminar hacia el salón de clases que le correspondía.

~•~•~Time skip~•~•~

Las clases de álgebra terminaron al sonar el timbre. Indicando el cambio de hora.
Hoy les tocaba Formación Religiosa. Buscó en su morral, con la bandera Italiana y varios pins variados de cosas triviales, su libro de aquella materia y un par de hojas para tomar apuntes, tranquilamente.

Vaticano entró en el aula, aunque fuera, y pareciera, sólo un joven muchacho, él era el maestro de Catequesis.

Se acomodó en su pupitre, preparándose para dormir. Él se sabía bastante, y de memoria,la historia del Catecismo.

-Saquen una hoja, hoy tendremos una evaluación sobre la biografía de Benedicto XVI..- Un pequeño gruñido se escapó de los finos y rosados labios del chico con el rulo anti gravitatorio. Hoy no estaba de humor para cumplir con su papel de idiota inocente.

- Comiencen ! Tienen 30 minutos, no pierdan el tiempo- fue lo último que dijo el profesor para luego sentarse y, después de haberse colocado su par de lentes, comenzó a leer y completar algunos papeles y/o informes de asuntos los cuales a el resto de los alumnos no les interesaban.

10 minutos pasaron, y sólo se oía el ruido de las bolígrafos rozando con las hojas.

Feliciano se levantó de su asiento y, decidido, caminó hacía el escritorio de el maestro. Y entregó su examen.

Vaticano lo miró sorprendido, Feliciano no era el típico chico que entregaba primero las tareas/exámenes. Se apresuró a corregirlo, sorprendiéndose cada vez más por la cantidad de aciertos que tuvo su hermano.

-Feliciano Vargas, nota 10 (diez). Felicidades - Anunció a toda la clase el profesor.

Los demás países se sorprendieron tanto que algunos dejaron de escribir, sólo para mirar atónitos a el tano, quien se encontraba sonriendo triunfante.

Lo había conseguido. Había logrado mostrarles que no era aquel idiota que creían que era...