69.-La guitarra del guitarrista.

Comenzar desde el principio
                                    

—Bien, eso es todo el comunicado—finalizó el director y salió del aula, la chica que comenzó todo le siguió, pero tú, el chico que tengo que olvidar se quedó unos segundos, observándome mientras yo temblaba, después fuiste a la salida como ellos y aún así, me seguiste aun con la mirada.

•••

Terminaron las clases y me apresuré a salir, luego de estar unos metros fuera de ahí traté de tranquilizarme, me puse los audífonos y deseaba perderme en ese mundo mientras subía al transporte, pero había unos chicos afuera repartiendo volantes, me ofrecieron uno y lo leí, era una invitación a un concierto tipo heavy metal, era un grupo nuevo del cual yo desconocía, en realidad desconocía de todo el género pero en ese momento no lo pensé, dudé unos segundos en entrar al transporte, el lugar de la invitación no estaba muy lejos de ahí y quizá me ayudaría a relajarme, y demostrar que no soy anticuada, puedo divertirme como cualquier otra chica, así que decidí asistir.

Llegué unos minutos después, faltaba media hora para que comenzara, el lugar no era como me imaginaba, estoy acostumbrada a orquestas, música clásica, óperas, y ese tipo de lugar era muy oscuro, no había asientos y muchos estaban bebiendo, me sentí diferente pero aún así quería seguir ahí, quizá pueda encontrar algo con lo que me identifique.

Comenzó el concierto y todos empezaron a chiflar y a gritar, yo me alteré normalmente en los conciertos las personas sólo prestan atención y se mantienen quietos ¿No es así?
El ruido tan alto me mareó, según yo, distorsionaron el sonido y la densidad, los ritmos enfáticos me asustaron, la audiencia se movía brincando de un lado a otro, sentí un empujón y lo ignoré tratando de sentir la música como ellos, sin embargo sólo obtenía pisotones. Esto no estaba funcionando.

Quise salir de ahí pero no pude, había tanta gente que me asfixiaba, vi la puerta de un baño y fui hacia allá, al menos ahí no había tanta gente, aunque olía horrible, saqué mi teléfono para pedirle a alguien que me sacara de ahí, pero no pude marcar, pues me arrebataron el celular.

—Lindo smartphone—dijo la chica pelirroja que lo hizo—. La cuestión es que hace en este lugar una chica como tú.

—Estaban repartiendo volantes a todos, no creo que haya excepciones en la música—contesté y ella río fuertemente.

—Definitivamente esto no es tu tipo.

— ¡De acuerdo no lo es!—grité—. Pero por una vez en mi vida quiero divertirme.

—Si quieres diversión no sólo necesitas de este concierto, puedo enseñarte.

—No gracias, sólo deseo que me devueltas mi teléfono.

—Bien—refunfuñó y me lo ofreció, estaba a punto de tomarlo cuando me lo volvió a quitar—. Sabes necesitas un poco de esto—se fue de la habitación y regresó al concierto, yo permanecí de pie en la puerta tratando de buscar entre la multitud a la chica que me robó, apareció después de un tiempo con una botella.

—Si quieres tu celular de nuevo, prueba esto.

— ¿Qué es eso?—pregunté ingenuamente y ella volvió a reír.

—¡Tómalo!

—No, olvídalo, mejor quédatelo, yo me voy de aquí.

—¿A dónde vas princesa?—me dijo un hombre con barba que encontré mientras avanzaba—. Ya nos dijeron que no eres de aquí y es cierto pareces una princesa.

—Gracias—dije tratando de esquivarlo, pero el hombre me tomó.

—Hey, puedo enseñarte a disfrutar del concierto, ya no te sientas incomoda.

—Ya me tengo que ir, en otra ocasión.

—¿No quieres?—dijo acercándose más a mí.

—No por favor no—me forjé.

—¡Por fin te encuentro!—escuché una vez conocida, era mi guitarrista, bueno tú.

—Tú—respondí aliviada, me sentí protegida y afortunada. Me alegraba tanto escuchar tu voz—. Espera ¿Qué estás haciendo aquí?

—Te explico afuera, vámonos—tomaste mi muñeca, sacándome de aquel hombre.

—¿A dónde creen que van?—replicó el hombre de barba—. La estábamos pasando muy bien ella y yo.

—No lo creo—respondiste desafiante.

—Bueno entonces lo podemos resolver de hombre a hombre—tronó sus dedos—. Vamos allá afuera a arreglarlo—no contestaste nada—. ¿Qué harás? ¿Golpearme con tu guitarra?

Sin pensarlo dos veces, te quitaste la funda de la guitarra y golpeaste en la cabeza del hombre de modo que se escuchó un hueco acústico y las cuerdas resonar, quedó noqueado con ese golpe de guitarra que quebró el instrumento.

Me quedé sorprendida, sacrificaste tu preciosa guitarra por mí. Rápidamente tomaste mi mano para correr juntos.

Salimos antes de que alguien notara lo que sucedió. Tu mano y la mía estaban entrelazadas, se sentía tan bien, lo extrañaba tanto.

—Estás loco, de seguro tiene mucha gente que dará la cara por él—dije exhausta de tanto correr.

—Te acabo de salvar la vida—argumentaste—¿Te hicieron daño?

— ¿Qué haces aquí? ¿Cómo me encontraste?—respondí y cruzaste los brazos—. Sólo me quitaron el teléfono.

—De acuerdo, luego te compraré otro—dijiste y tomaste de nuevo mi muñeca para seguir caminando.

— ¡No! Ya basta—grité—. No te pedí nada, ni siquiera que fueras a intervenir.

—Estaba preocupado por ti.

— ¡No es cierto!—solté tu mano—. Te doy las gracias por lo que hiciste, pero eso no cambia nada entre nosotros.

—Mira, ese concierto es música, pero no estás acostumbrada a escucharlo de esa manera, el evento no es el problema, el problema eres tú.

—No cambies el tema, quiero que me entiendas.

—Es que precisamente quiero hablar de eso contigo—comentaste—. Fui a tu casa y no habías llegado, tardaste mucho y comencé a preocuparme, regresé a la escuela y vi a esas personas dando volantes, te leí el pensamiento, sabría qué querrías ir sólo por demostrarle a los demás que no eres anticuada.

—Bien, acertaste—interrumpí—. Ahora ya puedes irte—seguí con mi camino.

—Manos locas de pianista, por favor espera, tengo que decirte algo importante...—te ignoré—. Hablé con los niños que conociste el día que les dimos de comer, tomaron fotos para ti y te escribieron una carta.

Al escuchar eso regresé con las manos extendidas. Entregaste lo que me pertenecía, y miré de reojo, sonreí al ver a aquellos niños preciosos.
Volví la vista hacia arriba y me sorprendió recibir un beso tuyo en los labios, sentí bailar a mi corazón, latía con el ritmo que solo tú provocabas en mi.
Sin embargo, me aparté de ti.

—Por favor, eres más importante que mi guitarra favorita, te lo acabo de demostrar, déjame hablar contigo.

A un músico ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora