cien.

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A Dan le gustaba besar a Elijah en todas partes cada vez que lo volvía a ver pero en ese entonces le besó la frente, percibiendo aún su delicioso aroma junto a tierra mojada y besó sus mejillas sonrojadas, cenizas pero todavía suaves como las recordaba.

“Gatito bonito.”

Elijah sonrió, echándole los brazos al cuello a Dan y empezando a llorar tan fuerte que al rubio se le oprimió el pecho pero lo dejó estar porque su pequeño niño estaba sacando lo que se había guardado desde hace seis años y medio y aún así tenía el valor de sonreír como un angelito sonrojado. Su pequeño bebé, llorando tan amargamente que parecía un nene hermoso; lo cargó por los muslos y casi empezaba a llorar más fuerte al sentir la ausencia de peso que Elijah tenía, pequeño Eli, te voy a mimar tanto hasta que tengas nuevamente esos rollitos en tus caderas.


“Papi, papá te está haciendo llorar, ya no quiero a papá…” Dan recordó a la pequeña, quien jalaba su pantalón y bajó a su bebé mientras cargaba a la niña y besaba su frente.

“Papá nunca hace llorar a papi, lo que pasa es que papi es un bebé llorón y él está muy emocionado de verme así que está bien que ambos seamos dos bebés llorones porque en realidad lo somos, Delilah, pero… Sssh” silenció con su dedo. “Papi no se debe enterar que lo quiero mucho y que no puedo esperar a besarlo en los labios y…” comérmelo, chuparlo, succionar todo su néctar, lamerlo, besarlo, recorrer con la mirada su cuerpo y adorarlo hasta que todo su cuerpo se ponga rojo de la vergüenza pero aún así luciendo tan lindo sólo para .

Aquellos ojos tan inocentes y que ahora no rebosaban de tanta vida pero que en un futuro seguramente si lo recobraría porque Dan Miller se encargaba de hacer feliz a su nene o su copete estaba fuera del juego para siempre. Se lo había prometido a Bailey alguna vez, iba a cumplir aquella promesa para siempre.

Delilah rio, encantada mientras Dan veía a Ethan llegando con alrededor de 15 niños. Joder, él lo había encontrado. El jodido Ethan había encontrado al amor de su vida, Ethan estaba oficialmente invitado en su casa para comer pasteles para siempre. Joder, le tenía envidia porque había visto a Elijah antes que nadie, lo había logrado encontrar porque era su jodido mejor amigo y joder, ¡incluso le podía hacer pedicure a Ally de por vida, gratis! Los niños a su lado reían con timidez al ver la escena mientras se tapaban los ojitos  y Dan advirtió la mirada amorosa de su bebé hacia los niños pequeños y lucía tan feliz a pesar de tener sus mejillas ahuecadas y entonces el ojiazul lo volteó a ver nuevamente.

“Yo realmente quiero besarte, ahora mismo...” musitó, mordiendo sus labios con urgencia y clavando su mirada en los labios de Dan, casi esperando el detonante para lanzarse a sus labios. Dan se sonrojó, cubriendo con una mano los ojos de la niña rubia quien reía mientras Elijah se acercaba impaciente y finalmente lo besaba.

Un beso salado, tan salado por las lágrimas que se intercambiaban mientras ambos se besaban. Dan recordaba perfectamente como a Elijah le gustaba que lo besaran, como siempre hacía una pequeña boca de patito para que Dan mordiera su labio, como él respiraba suavemente y abría su boca para colar su lengua en la boca de Dan y hacer un beso más guarro y húmedo pero con aquella pizca de ternura que Dan siempre se encargaba de darle a sus besos. Jaló el labio de Elijah, chupándolo para dejarlo más rojizo de lo normal y para sacarle una risa nerviosa que fue silenciada mientras Dan le hacía el amor con su boca, olvidándose que era humano para respirar y acolarraba los labios del pequeño en los suyos una y otra vez más.

Especímenes raros.Where stories live. Discover now