10; celos y apodos🍹

2.5K 194 60
                                    


―Barwoman:

"Dije: "Nadie tiene que saber lo que hacemos". Sus manos están en mi cabello, su ropa está en mi habitación y su voz es un sonido familiar. Nada dura para siempre, pero esto se está poniendo bueno ahora. (...) Me verás en retrospectiva, enredada contigo toda la noche, quemándolo. Algún día, cuando me dejes, apuesto a que estos recuerdos te seguirán a todas partes." ―Wildest Dreams, Taylor Swift.

____:

Reí ante el comentario de él, pensando que era un chiste, pero su mirada estaba nula, esperando una respuesta.

―Oh, ¿No era broma?

Negó, okay. Será corto, le diré que se vaya y listo.

―Rubén, sinceramente yo...

Su puchero apareció entre sus labios, mierda. Se ve adorable. Sin percatarme de nada, comencé a tartamudear.

― ¿Nerviosa?

Sin dudarlo.

―No.

Él mismo tomó confianza rápidamente y posó sus manos en mi cadera y descansó su mentón en mi hombro descubierto. Nos tambaleamos de un lado a otro en completo silencio.

―El imbécil era la hostia, debería venir más seguido. ―dijo sarcástico dándole caricias a mí espalda con la yema de sus dedos.

―Celos. Se llaman celos. ―negué divertida.

El departamento se volvió tranquilo y callado, pero no quitaba que fuera relajante.

Un «agh» emanó de los labios del hombre de metro noventa. Sonreímos sin querer.

―Tal vez un poco.

―Alexby me pidió tu número, pero Eva se enteró de lo de hace unas noches y ahora no lo deja salir.

―Él me agrada, es cómo... No sé, es opuesto a mí, pero aun así me gusta su forma de ser, ¿No sé si me entiendes?

―Eh, relaja las tetas, tiene novia.

―Idiota. ―carcajeé y me aferré más hacia su persona, sintiéndome protegida al momento de hacerlo.

― ¿Y Cheeto? Qué opinas de él.

― ¿Qué clase de cuestionario es este?

―Uno muy de mierda.

― ¿Era el más barbudo, cierto? ―pregunté buscando estar cien por ciento de que era la persona que pienso que es, e ignorando su comentario anterior a mí respuesta.

Asintió.

―Que deja buenas propinas.

Carcajadas producía éste al momento de decir mi opinión hacia su amigo. Lo miré atento, puesto su nariz abarcaban unas leves arrugas por reír, tanto, que era agradable de mirar. Bajé la vista y parpadeé varias veces, recordando estar en ropas menores ante él, me acerqué a Rubén haciendo que en minúsculos segundo "apreciara" cada parte de mi rostro, llevé con seguridad y firmeza mis manos al cierre de su jersey, bajándolo con cuidado, no dijo nada, solo aproximó más su rostro al mío, tratando de buscar algún tipo de contacto conmigo, más del que ya estábamos teniendo. El mencionado anteriormente, llegó al final de la sudadera que traía consigo, la abrí de golpe dejándome ver la playera que llevaba bajo esta, clavé mi vista en su pecho, la que rápido, fue desviada a otro lugar del apartamento, para no desconcentrarme, elevo mis manos por el borde, donde se ubican los dientes del polerón, hasta el cuello, donde ahí, le trato de arrebatar el chándal. Sonríe de costado, tal parece conforme por mi acción.

Curvé la los labios de la misma forma, fue divertido verle así.

Tomé del suelo la casaca del hombre que había caído y la coloqué en mi cuerpo.

―Pensé que esto iba a terminar mejor de lo que imaginaba. ―bufa pesadamente, ahora desilusionado ante la escena presenciada por mí.

― ¿En la cama querrás resumir? ―intuí, él rodó los ojos entregándome la razón en bandeja de plata, posteriormente, se cruzó de brazos y permaneció serio por unos segundos, puesto, luego bostezó y no le duró mucho.

―Tan directa como siempre, no me sorprende, tal vez sea eso lo que me llama la atención de ti.

―Alagada me siento, señor Doblas.

― ¿Podríamos negociar que me llamarás así en la cama, cariño?

Lanza una broma, causando mi risa algo vanidosa.

―Puede, más no te aseguro nada, me gustaría llamarte de muchas maneras, cada una peor que la otra, tanto o igual como tú me quisieras llamar en tus sueños más salvajes.

―Te gusta jugar sucio.

― ¿Me negarás que a ti no? No me imagino cuantos pensamientos sucios se te cruzan y cruzaron por la mente cuando me quité la camisa de Santiago frente a ti y a él. Sin mencionar lo que se te ocurrió hacerme bajo la mesa, me lo pagarás caro, Rubén.

―En mi defensa no he hecho nada malo, solo le brindaba cálidas caricias a tu pierna descubierta, la pobre debía de estar pasando mucho frío sin algo que no le cubriera.

―Ya, ¿Y se te prendió la ampolleta con la grandísima idea de que lo que la cubriera fuera tú mano?

―Ahora, niégame tú que no te gustó y lo dejaré de hacer.

Guardé silencio, vaya, cada día sueno más perra.

―Nos desviamos del tema que más me interesa, preciosa. ―me tomó del mentón, provocando que le mirase a los ojos. Solo le pregunté cuál era ese tema tan interesante y éste rió. Me sentí muy ingenua ante su risa. Maldita sea.

―No te quiero con mi sudadera, me gusta como te ves sin ella.

Rompí la distancia entre él, quedando demasiado cerca, casi rozando labios, jugando con nuestras narices le tomé del cuello y susurré en su oreja:

―Sí me dejas tenerla, accederé a que seas tú quién me la quite.

Dicho eso, mordí el lóbulo de la oreja, ganándome un escalofrío de su parte, su mirada cambió, ya había dejado de lado lo tierno, para pasarlo a lujuria y deseo.

ttom":0}}],#i^3

|Twitter: @heydoblas|

⬆Gif de Rubén y Mangel en la multimedia

⏪Nos leemos el viernes⏩

A no seeeeeeer...

⏪Que nos leamos el sábado⏩

―A.

//publicado: 30.10.2015

//editado: 19.12.2017; 16:31 p.m.

❛Barwoman❜🍹 [Rubén Doblas] // LENTA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora