-Estoy bien -respondo-. He ido de compras.

-Qué mujer no se sentiría bien después de eso.

Arqueo una ceja.

-No sabía que fuera aficionado a los estereotipos.

-Solo cuando encajan, señorita Fairchild. -Ríe por lo bajo.

-Ya... -Intento contener una sonrisa traviesa, pero no lo consigo.

Jamie entra y nos mira con expresión entre cómplice y lasciva. Lleva un pantalón corto de pijama y una camiseta manchada de pintura.

-Se me hace tarde y tengo que marcharme -anuncia-. Sed buenos -añade antes de dirigirse hacia la puerta.

-¡Jamie! Pero ¿qué demonios...? -protesto y le señalo su atuendo.

-Solo voy al piso de al lado -contesta.

-¿Con Douglas? -pregunto, alarmada.

No quiero que vuelva por allí, sobre todo si el motivo de ir a casa de don muescas en la cabecera de la cama es porque nuestro apartamento ha sido invadido por una sola persona.

-Solo vamos a charlar en plan amigos, te lo juro -me dice trazándose una cruz en el pecho, como si eso pudiera marcar la diferencia.

Dicho lo cual abre la puerta y desaparece antes de que pueda impedírselo. La maldición que suelto coincide con el portazo que da al salir.

-¿Douglas no nos cae bien? -pregunta Harry.

-Douglas no le conviene -respondo y lo miro a los ojos-.Dígame que es capaz de entender ese tipo de conceptos.

-Lo soy y también entiendo otro tipo dé conceptos análogos.

-¿Cómo cuáles?

-Como que es posible que el tal Douglas sea perfectamente conveniente, pero que a ella le dé miedo. O a usted.

-Es usted muy listo, señor Styles.

-Gracias.

-Pero eso no significa que lo sepa todo.

Su boca dibuja una ligera mueca que me causa un pequeño escalofrío de placer. He logrado dar en la diana de Harry Styles. ¿Cuánta gente puede presumir de lo mismo?

Sin embargo la chispa de humor de sus ojos ha desaparecido cuando me pregunta en un tono tan suave como el terciopelo:

-¿De qué tiene miedo, ______(tn)?

Noto un nudo en el estómago, así que me doy la vuelta, cojo un trapo y empiezo a secar un plato que ya está seco.

-No sé de qué está hablando -respondo con la vista clavada en una taza.

-Sí que lo sabe.

Se mueve igual que un gato y por eso no lo oigo acercarse. Sin embargo percibo que el aire se carga de electricidad antes incluso de que haya dicho una palabra. Antes incluso de que me apoye delicadamente la mano en el hombro.

-Salió huyendo -dice mientras me obliga a dar media vuelta y me acaricia la mejilla con la punta de los dedos-. ¿Acaso le doy miedo?

Dios, claro que sí y en más de un sentido. Y el menos importante no es el hecho de que me aterroriza precisamente porque me siento a salvo con él. No puedo bajar la guardia. Es precisamente en el momento en que esos muros se derrumban cuando te destrozan el corazón.

-¿______(tn)...?

Me mira con expresión entre preocupada y triste, y no puedo soportar la idea de ser responsable de esa tristeza.

Desatame H.S. y TN (hot)Where stories live. Discover now