—El primero, Nick Smith, diecinueve, originario de Irak, el vitral pide medio millón de Euros, pues ha sido ocupado para trabajos especiales.

La voz ronca de aquel alfa hizo un intento de sonar burlesca, aunque no fue bien recibida por el alfa, ya que un gruñido se escuchó en el espacio, creandonun suave eco por lo vacío que era todo.

Unos minutos después, era turno de Louis de ser anunciado para que lo eligieran, o no. Nuevamente la voz de aquel alfa resonó en sus oídos, temblaba, estaba asustado de que pudiera ser escuchado el sonido de las cadenas en sus tobillos a causa de su temblequeo nervioso.

—Él es Louis Tomlinson, diecinueve años, de Doncaster, es virgen, así que por él pedimos ochocientos mil Euros.

Escuchó murmullos en la sala y su boca se secó al sentir que le eran retiradas las esposas, y su menudo cuerpo era dirigido por un camino que desconocía; lo habían elegido, no podía estar más asustado.

La luz lo ataco de nuevo, pero fue opacado por el Alfa alto, con rizos hasta sus hombros, ojos de un verde hermoso que podría dejarte perdidamente enamorado, de no ser que lucían  fríos y vacíos. Poseía manos de dedos largos, adornados con anillos, supuso que eran de oro, plata o quizá platino. No sonreía, parecía carecer de emociones, pues sólo lo miraba.

—Cámbiate, nos vamos.

Muy guapo. Igual de idiota.

Las manos temblorosas del Omega se movían intentando ser rápidas por la tela rasposa y de colores claros, evitando mirar al Alfa que veía sin expresión el lánguido cuerpo de Louis. Cuando estuvo listo bajó la mirada ante el imponente Alfa, quien dio la media vuelta y comenzó a caminar sin dirigir ni una palabra al menor.

—Disfrute a su sumiso.

Escuchó murmurar a un beta que pasó por su costado cuando se dirigían a la salida, quiso reír con sarcasmo y atinarle un golpe en la nariz, jodido iluso.

Louis miraba fijamente al suelo como les habían enseñado en el vitral por respeto a los Alfas, nunca debías mirarlos a menos que te lo permitieran.

Se mantenía a espaldas de su nuevo poseedor, admirando su traje pulcro, el cuello de la camisa que se divisaba era más obscuro que el negro del traje, como sus músculos se movían al caminar y ese hedor asfixiante como a loción y el aroma caracterizado de los machos alfa.

El alfa se detuvo ocasionando que Louis se estrellara contra su fornida espalda, sus mejillas se tiñeron carmesí e inclinó la cabeza antes de ser tomado duramente por el cabello castaño, acción que le causó soltar un chillido, cerrando fuerte los ojos para intentar no sentir el dolor y concentrarse en otra cosa.

—Ten más cuidado, joder.

Gruñó con fuerza para después soltarlo, Louis quería sollozar y gemir en busca de refugio. No le gustaba ser tratado así, pero nada podía hacer, si eras Omega te atenías a las consecuencias.

Ambos entraron a un auto de color negro; el aroma que desprendía el Omega era puro miedo y nerviosismo, estando en un lugar cerrado era peor, sus mejillas seguían de colores rojizos y violáceos bajo sus ojos, miró de soslayo al alfa que lo miraba fijo, inhalando duramente haciendo a sus fosas nasales agrandarse casi imperceptibles, sus pupilas estaban tan dilatadas que ya no había verde sólo negro, negro que asustaba por naturaleza al menor.

Prefería el vitral, estaba seguro, ahí los Alfas no asustaban sólo imponían y éste le causaba pánico.

El auto comenzó a moverse de forma rápida haciéndolo exaltar, en ningún momento el Alfa dejó de mirarlo y olfatear, en un semáforo en rojo, el conductor bajó la ventanilla unos segundos y la volvió a subir, el ambiente apestaba a miedo.

Harry gruñó por segunda ocasión y apretó el brazo de Louis que lo miró por un segundo y bajó la mirada como los únicos momentos que llevaban juntos.

—Cálmate. Apestas a miedo.

Él esperaba al final que dijera que nada iba a pasarle o algo como eso, pero nada; sus dedos apretaron más el agarre.

—Mírame cuando te hablo.

Con movimientos espasmódicos lo miró a los ojos y se movió hacia atrás gimiendo, sus ojos estaban más negros si los mirabas de frente. Terrible.

—Tranquilízate, o no dudaré en abrir la maldita puerta y hacerte ir a pie.

Louis asintió e hizo lo posible para dejar de oler a su miedo. El viaje fue silencioso, aveces el Sum. Gemía asustado por cualquier cosa provocando que Harry gruñera y lo regañara.

En una última mirada al Alfa, los sentidos de Louis se pusieron alerta dándose cuenta de que era el aroma extra en el auto, el Alfa estaba en su celo, Louis era virgen, se estremeció fuertemente y se sintió húmedo al ver el prominente bulto en los pantalones de Harry, ¿que si tenía miedo? Ahora mismo deseaba morir.

The Real AlphaWhere stories live. Discover now