capitulo 32

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El viento calido que ofrecían las hermosas playas caribeñas golpeó mi rostro. Aspiré el aire fresco y miré facinada el hermoso azul de las aguas.
-¿Te gusta? -preguntó Harry.
-Es perfecto. -lo besé cortamente.
Habíamos decidido traer a Louise, después de todo no eramos un par de recién enamorados, teníamos tiempo viviendo juntos y esto eran más como unas pequeñas vacaciones.
La dejé sentarse en la arena con su monisimo traje de baño azul caribe, claro, bañada en bloqueador solar.
Pasamos toda la tarde en la playa y regresamos cuando el sol ya se ocultaba, Louise estaba rendida.
La habitación con vista al mar era doble, acostamos a Louise en la suya y luego nos fuimos a la nuestra.
-Te ves condenadadamente bien así. -murmuró mientras pasaba su indice por mi muslo.
Mi piel se erizó al contacto.
-Louise esta en la habitación continua.
-Ella no puede ver nada, no sabe caminar. -me sonrió.
-Pero si escucha.
-Esta dormida. -besó mi hombro. -Ni va sentir los ruidos.
Sus manos fueron a parar a mi cintura desnuda.
Aún traía el traje de baño con un pareo, el solo un short playero.
Repartió pequeños besos húmedos desde mi hombro hasta la parte baja de mi oído, luego bajo a mi cuello de nuevo y me mordió, eso iba dejar marca.
Sopló con cuidado y lentitud donde me había mordido y eso termino por hacerme caer rendida a su merced.
-Hasme tuya Styles. -susurré.
-Tus deseos son ordenes. -sonrió de lado.
Sus manos fueron al nudo de mi pareo y este calló al piso al tiro. Con una de sus manos alzó mi pierna haciendo que esta quedara a la altura de su cadera, la sostuvó ahí con su brazo y luego hisó lo mismo con la otra. Me besó con pasión y a cuestas me llevó al baño.
-Espera un poco. -pidió.
Empezó a preparar con burbujas la bañera, prendió velas aromaticas y las puso alrededor luego de que apago la luz.
Se asercó peligrosamente a mi y con lentitud desabrocho el nudo de la parte superior del traje de baño, como era estraple la pieza callo de inmediato.
Beso la loma de mis pechos y así fue bajando hasta llegar a mi tanga, luego la bajó salvajemente con los dientes.
Quité sus shorts descubriendo que era lo único que llevaba puesto, luego el me tendió su mano y me llevó hasta la orilla de la tina.
Metí un pie, el agua estaba tibia, perfecta.
Termine de entrar y me senté, la espuma cubrió mi cuerpo hasta abajo de los hombros, después de mi entro Harry.
-Quiero hacer el amor en el agua. -susurró contra mi oído. -Quiero hacerte el amor en el agua.
Me invitó a sentarme en sus piernas, no dude tanto en hacerlo. Sus manos subían y bajaban através de mi caja torácica, de ves en cuando iban a parar a mis gluteos.
Mientras tanto su lengua se encargaba de recorrer cada centimetro cuadrado de mi boca. Sentí su miembro inconcientemente tocar mi puerta, abrí más mis piernas para darle cabida, enseguida miniharry estaba dentro mio.
Empecé a moverme en circulos rápidamente sobre él, mientras tanto y entre besos se le escapaban gemidos, yo gritaba como una loca.
-Te amo. -dejó caer su cabeza en mi hombro cuando alcanzamos un orgasmo.
-Quiero hacerte el amor de nuevo, esta vez con ternura. -me pidió.
Salimos de la bañera y nos metimos de nuevo a la habitación, aún sin secarnos me dejé caer en la cama y el se subió sobre mi apoyando su peso en los codos.
-Eres el ser más maravilloso que conozcó. -besé cada uno de los pequeños lunares en su cuello y hombros. -Te amo.
Harry acarició mi tatuaje de la H en el hueso de la cadera.
-Recuerdo este día. -suspiró. -Quien lo iba decir.
-Mi cumpleaños número 17.
-Eres mi todo ______, sin ti y mi hija, soy absolutamente nada.
-Guarda la calma, nunca nos vas a perder. -acaricié sus rizos. -No concibo la vida sin ti.
Mis piernas se enredaron en su cintura y de nuevo él me llenó por completo, las embestidas ahora eran más suaves, tiernas y cuidadosas, aunque no por eso menos placenteras.
De ves en cuando mis uñas se enterraban en el colchón o apuñaba las sábanas, hacer el amor con Harry sin duda alguna era de los actos que más amaba.
Me recosté en su pecho al final, las sábanas cubrían nuestros cuerpos desnudos mientras mirabamos al techo.
-Louise no ha llorado. -de pronto recordé.
-Debe estar muy cansada.
-Es raro, son las doce, siempre a esta hora llora por leche.
-Fue un día largo.
-No Harry. -me estaba preocupado. -Pase lo que pase ella siempre llora a media noche.
-Estás siendo paranoíca.
-No, no es hací.
Me levanté de la cama aún enrollada en la sábana, caminé hasta la puerta marrón que conectaba las habitaciones.
Estaba obscuro, muy obscuro. Era también muy raro, porque yo había dejado la lámpara prendida.
Levanté el interruptor de la luz y cuando me di la media vuelta a mirar a la cuna, el alma abandonó mi cuerpo.
La cuna estaba vacía.
-¡Harry! -grité a todo púlmon.
El llegó corriendo de inmediato.
-¿Qué pasa?
Miró a la cuna y se pusó rijido al verla vacía.
-Louise no está.

El mejor amigo de mi padre H.S. y TN (hot)Where stories live. Discover now