Y, no, no estoy en contra de que las personas sean libres de amarse ya sea hombre con hombre o mujer con mujer pero, en estas situaciones, el querer intentar algo con mi sexy asistente era una tarea imposible por lo que decliné la estúpida idea de despedirla y quedarme con ella por el excelente labor que estaba haciendo.

—Señor Malik —me reincorporo y veo como saca una carpeta de entre tantas que trae— el señor War dejó esto para usted, es la propuesta para Hawái que él junto con su equipo han elaborado —mi ceño se frunce pues el único que hacia este tipo de evaluaciones era Curier. Extiendo mi mano para tomarla y asiento mientras le doy una hojeada — sino se le ofrece algo más me retiro.

Sin verla asiento en silencio en tanto leo de manera rápida cada una de las que integran el informe de evaluación. No obstante, al igual que me pasaba minutos antes de la interrupción de Lucía, mi mente no logra concentrarse por lo que dejo el montón de hojas de lado para recargar mi frente contra el escritorio.

Lo mejor que podía pasarme en un viernes festivo era estar con una excesiva cantidad de trabajo y con una tensión sexual que rayaba en lo absurdo. El intercomunicador suena por lo que, aun en la posición en la que estaba, a tientas busco el teléfono para atender lo que sea que requiera mi atención.

—Señor Malik —la voz de Lucía se escucha animadamente—, hay una señorita que lo busca — mi ceño se frunce pero continuo como estoy —, ¿Cómo me dijiste que te llamas, hermosa? —Escucho que le pregunta a la mujer misteriosa a lo cual pacientemente espero una respuesta — dice que es Brynne Clarck —ante la sola mención de su nombre me pongo de pie y en automático camino en dirección a las puertas, las abro y siento que mi respiración se corta.

Frente a mí un bellísimo panorama se expone. Deleitando mis pupilas se encuentra Brynne, luciendo un lindo vestido rosado junto con unas botas de tacón alto que me hacen admirar lo preciosas y largas que se ven sus piernas. Por otro lado, la mirada que me da no es más que de alegría por lo que, no dudo un segundo e inclino mi cabeza a modo de saludo para después hacer un gesto de que entre a mi oficina. Es probable que pasen unos cuantos segundos hasta que finalmente la tengo frente a mí.

Inhalo profundamente para obtener algo de su esencia y me complace poder llevar a mis fosas nasales su delicioso aroma a lilas y, sin pensarlo coherentemente la tomo por la cintura para acercarla un poco hacia mí. Escucho como de su boca escapa un jadeo involuntario e inconscientemente sonrío.

Observo con detalle como sus ojos grises miran los míos pero estos no tienen la misma expresión que las veces pasadas, no, en su mirada grisácea es visible que la incredulidad ha dado paso a la tristeza por lo que rápidamente pongo una mano sobre su mejilla. Analizo la mueca de dolor que hace y mi ceño se frunce al no comprender el porqué de ello aunque velozmente ella quita esa expresión de su rostro para cerrar los ojos y disfrutar de las mejillas que estaba dejando en la zona antes citada.

—Tal vez esté cometiendo el mayor error de mi vida —dice Brynne con los ojos aun cerrados— sin embargo, no sabía a dónde más ir — abre los ojos y me mira. Unas cuantas lágrimas se deslizan por su rostro.

Ante esa situación no sé qué responder pues su declaración me tomó por sorpresa porque pensé que la última persona en la que ella recurriría sería yo más aun sabiendo la tensión que se había estado creando entre ambos.

—No sé a qué has venido a buscarme —hago una pausa y continuo dejando caricias por todo su rostro— pero por tu mirada me hace pensar que es algo malo —.Brynne suspira y retiro los mimos que depositaba por su cara para abrazarla—, hiciste bien en venir y sé que esto te dejara desconcertada o me tacharas de loco ─las palabras que decía salían sin pensar de mi boca. Tal parece que cuando estaba cerca de ella no pensaba con claridad ─, pero si te sirve de algo, puedes contármelo.

Desnúdate | Z.M |Where stories live. Discover now