Lo que me duele es que tú ni siquiera puedes verme

Y lo único que puedo hacer es dejarte ahí solo.

Sólo abrázame por favor

Pero no me tengas lastima.

Sólo mírame por favor

Porque para mí eso es suficiente>>

-No esperas que ahora te escriba también la música, sería una cerveza más -bromeó.

-Gracias pero creo que ya lo tengo -sonreí.

Hace un tiempo tenía un ritmo en mi mente que después pasé a tocar en mi guitarra y la verdad que es rimaba bastante bien. Pero aun así le agradecía a Ashton por la letra porque mi imaginación definidamente no era tan avanzada como la de él.

Esa tarde llegué feliz a la cafetería. Volvía a sentir las mismas esperanzas que sentí el primer día que canté allí.

Tan emocionado estaba que apenas sentí la campanilla de la puerta sonar y volteé para confirmar que era aquel chico salí hacia adelante para poder cantar. Entonces ya apenas eran las 7pm.

Comencé con los acordes, ya no tenía el nerviosismo del primer día así que mi tartamudeo quedó en un segundo plano.

<< Te sientas ahí como si nada

Y estoy trabajando duro aunque no lo estoy logrando...

Aún no descifro si soy tan poco para alguien como tú

o tu mundo es bastante más interesante que el mío.

No haces mucho, más que ser tú mismo. >>

No podía dejar de mirarlo y él no podía mirarme. No lo entendía, realmente estaba siendo obvio pero no había ninguna respuesta por parte de él.

Sólo estaba allí, recostado en la mesa sin haber probado su café y mucho menos sus galletas.

<<Tú no tienes ni idea y yo no puedo hacer mucho

más que dejarte ahí solo.

Ni siquiera sé tu nombre

Pero puedo describirte perfectamente.

Lo que me duele no es en realidad no saber tu nombre.

Lo que me duele es que tú ni siquiera puedes verme

Y lo único que puedo hacer es dejarte ahí solo. >>

Seguí cantando sin mirarlo y a la gente parecía encantarle mi canción y cuando mi vista pasaba rápidamente por su rincón no había ni alguna intensión de levantar la cara que tenía apoyada en sus brazos.

Con mis últimas y más fuertes esperanzas canté las últimas líneas...

<<Sólo abrázame por favor

Pero no me tengas lastima.

Sólo mírame por favor

Porque para mí eso es suficiente>>

(...) pero él, nada.

La gente aplaudió más de lo común y yo esta vez no agradecí. Estaba en serio muy molesto.

Dejé la guitarra a un lado y seguí lavando algunos platos mientras no había gente nueva para atender más la que ya estaba comiendo.

¿Qué tal si ese chico había notado que he estado todo este tiempo tratando de llamar su atención y me ha estado evitando? Pero... ¿por qué entonces vendría todo el tiempo acá?

En serio no lo entendía.

Después de aquel día no volví a cantar en la cafetería. Laura me insistía cada noche y aunque me estaba yendo bastante mejor con respecto al dinero yo me sentía mal cantando. Ahora me dolía un poco cantar en frente de él y sentía como no se merecía cada letra que me hacía pensar en él.

Aunque cada noche trataba de ignorar la idea de que él estuviera allí simplemente no podía. La galletas de navidad de la cocina siempre estaría esperando por él y eso siempre me haría recordar que estaba en la esquina de la cafetería viviendo su pequeño gran mundo donde no había espacio para alguien como yo.

Una noche todo fue diferente.

La campanilla de la parte superior de la puerta no paraba de sonar una y otra vez y la cafetería se llenaba rápidamente. Yo por mi parte había dejado de cantar y sólo me dedicaba al área del mesón.

Ese chico ahora llegó acompañado. Era un chico de su estatura, una piel terriblemente pálida, probablemente el invierno estaba haciendo efecto en él. Su cabello era rubio castaño y tenía un pendiente en su oreja. Sentí celos pero seguí atendiendo a la gente sin siquiera fijarme si el misterioso chico me había visto al menos una vez en todo estos meses.

Desaparecieron entre la multitud de la gente que llenaba la cafetería y los perdí de vista hasta que la mayoría se había ido y el reloj marcaba 10:56 pm. Estaban los dos sentados en su lugar predilecto. El, ahora, nuevo desconocido había pedido un café con leche y un pastel pero el chico había pedido lo mismo de todos los días aunque esta vez omitió las galletas.

Me los quedé viendo un rato y pude notar que el nuevo amigo comenzaba a mover sus manos de manera extraña. Estaba un poco confundido por lo que me quedé observando aquella situación.

El chico que tanto yo anhelaba tener un poco de atención le respondía de la misma manera y ahora podía entenderlo todo.

Era sordo y me estaba siendo realmente apenado y estúpido. Pero un parte de mí volvía a tener aquella esperanza que creí perdida.


I don't even know your name. [l.h & c.h]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora