¿Me das un chicle? #1 Saga CHDDCH (COMPLETA) ©

Chicle #64 (Final)

Las manos de Samantha sudaban, sus piernas temblaban y su corazón parecía no querer controlarse.

Sus nervios comenzaron a crecer aun mas, luego de quince segundos en los que Tyler no se había movido, hablado o siquiera respirado.

A pasos lentos Sam se acerco a él.

-¿Estás bien? -pregunto.

-¿Tú que crees?

Su tono la hizo retroceder. Él jamás había utilizado ese tono de voz con ella.

-Yo . . . lo lamento. Perdón. -dijo a punto de derrumbarse y paso junto a Tyler para ingresar al colegio.

-¿Conoces la diferencia? -su voz la hizo virar y observarlo.

-¿De que hablas? -pregunto controlando sus emociones.

Tyler le regalo una de esas sonrisas que hacían a Sam feliz.

-La diferencia entre amar y querer ¿la conoces?.

-Si -respondió Sam con la voz temblorosa.

Tyler asintió pensativo y camino al rededor de Sam deteniéndose en su espalda.

-No Tyler, Nunca te quise. -cito sus palabras en un susurro sobre el oído de Sam.

Un escalofrío recorrió a la chica y se volteo para verlo a los ojos, y allí, pudo ver el dolor que le había causado con sus palabras.

-Era la verdad -Tyler la miro alarmado -Nunca te quise. Siempre fue algo mas. Siempre fue amor.

Y allí, en ese patio de colegio, donde habían compartido tantas cosas, pudo ver como cada uno de los pedazos de su corazón y el de su chico se recomponían.

Una gran sonrisa de niño, al que acaban de regalar un dulce, se formo en el rostro de Tyler, y en menos de un segundo sus labios estaban juntos.

Las manos de Sam abrazaron a Tyler evitando que pudiera desaparecer y los brazos de Tyler apretaron a Sam prometiéndose a si mismo jamás dejarla.

-También te amo pequeña Sam -susurro Tyler a su chica chicle.

Quizás no todo fuera color de rosas siempre, quizás Sam siga siendo poco inteligente, quizás Tyler necesite ir al dentista por comer tantos chicles, quizás la vida les deparara algunas dificultades y sorpresas, pero ellos estarían juntos atravesando cada dificultad, cada lagrima, cada sonrisa.

Por que las casualidades no existen, existe el destino, y sus destinos estaban unidos desde antes de siquiera imaginarlo.