—Hola Papá, ¿te ayudo? —Theo se acercó empezando a husmear en las bolsas, Alexander sonrió al ver a su hijo, el pequeño Theo había crecido; ya no era tan pequeño, él mismo se los recordaba cuando Alexander y Hilary lo mimaban... aunque también a veces le gustaba que le contaran un cuento antes de dormir, justo cómo a sus hermanas.

—Ayúdame con los vasos —pidió haciendo un gesto hacia la bolsa que contenía unos cuantos paquetes de vasos de plástico. Theo asintió comenzando a realizar la tarea que su padre le había ordenado.

—Papá, ¿Puedo hablar contigo? —murmuró el Rubio frunciendo el ceño. Alexander lo miró con confusión.

—Ya estás hablando conmigo, hijo.

—Lo sé, pero... quisiera tratar un tema muy delicado —dijo en tono serio.

—¿Qué pasa? —interrogó Alexander.

—¿Puedo tener una mascota? —preguntó serio, Alexander rió ante la imagen de su hijo, pero después se puso igual de serio que el pequeño.

—Bueno... mientras no sea un gato, Tracy y Ashley son alérgicas recuérdalo.

—Lo sé, estaba pensando en un perrito o quizá en una serpiente, a las gemelas les gustan las serpientes.

—Sí, les gustan —murmuró Alexander reconociendo los extraños gustos de sus hijas.

—¡Ya lo tengo! —exclamó una de las pequeñas levantando una zapatilla. Alexander observó el aspecto de la pequeña, su bonito cabello se había disparado hacía todos los lados pero ella sonreía con orgullo.— ¿Ya puedo hablar?

Alexander sonrió levantandola en sus brazos, la pequeña deposito un beso en la aspera mejilla de su padre.

—Creo que mejor vamos con Mami y que ella te peine, pareces un león, mi amor —comentó pellizcando las mejillas de la pequeña.

—¡Eso no!, tú hiciste que vinieran hacia mí y mira lo que pasó —gruñó Hilary con el mismo aspecto de su hija.

La segunda gemela salió detrás de su madre pero ella continuaba completamente arreglada, caminó hacia su padre contoneandose egocéntrica.

—Aquí tienes, papi —dijo mostrándole una zapatilla distinta a la que su hermana había llevado.

El claxon de un auto los hizo dar un salto, dirigieron su mirada hacia la calle donde sus parientes salían de sus respectivos autos y se dirigían hacia la casa que ahora les pertenecía. Hilary se alarmó al ver el aspecto de su hija y el suyo, todo estaba listo excepto ella y su hija.

—¡Tío Bruno! —las gemelas gritaron al unicio dispuestas a salir corriendo para encontrar a su tío, pero Hilary detuvo a Tracy antes de que su familia la viera en ese estado.

—Entra y arreglense, yo me hago cargo —comentó Alexander al ver la angustia de su mujer. Hilary asintió tomando la mano de su hija, besó la frente de Theo antes de dirigirse hacia la entrada de su casa.

—¡¿Pero que es lo que veo?! —exclamó Bruno observando a Ashley.— Tú, que en relidad no sé si eres Tracy o Ashley, ¡separada de tu clon!

La pequeña rió yendo a abrazar al hombre, éste la levantó y comenzó a dar vueltas con ella en sus brazos.

-Tío Bruno, ¿Dónde está tío Dave? -preguntó la pequeña, Bruno hizo un gesto con la mano restandole importancia.

—Vendrá en unos momentos, fue a traer unas cosas.

Los demás se acercaron saludando a Alexander y a Theo, después a la pequeña. Nathan, Ronald y su pequeño hijo entraron al final; el pequeño Tommy de 1 año había sido adoptado por la pareja unos meses atrás después de un largo y desesperante proceso, aún se encontraban en observación para saber si el ambiente que le iban a brindar al pequeño era el correcto, pero la pareja estaba más que felíz con el niño. Todos confiaban en que pasarían la prueba y se quedarían con el pequeño, Ronald estaba encantado con el niño y Nathan no podía estar más orgulloso de ser padre.

Padre SolteroWhere stories live. Discover now