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Por mucho que odie los días calurosos no logro acostumbrarme cuando el frío abunda por el gran estado de Michigan, una vez más lleve mis manos frías a los costados de mis brazos para brindarme a mi misma algo de calor. Debí hacerle caso a mi tío Geoff, debí haber llevado conmigo un suéter al salir de casa, ahora por negligencia mía, estoy más que destinada a pescar un resfriado mientras le lanzo bocadillos a los osos polares. Ya hoy se cumplen cinco meses desde que me uní al equipo veterinario del zoológico de Michigan y creo que ya estoy acostumbrada a lanzar comida a los osos. Pero no creo estar acostumbrada a trabajar en el mero frío húmedo. Frizz movió su cabeza al momento de devorar el último pescado que le di. Me levante y evite oler mis manos, tome el bote y lo lleve conmigo hasta llegar al refrigerador y en este mismo deje el bote. De nuevo, moví mis manos heladas por mis brazos.

Detesto que yo soy la única que hace guardia en el lugar, bueno, yo y cuatro personas más. Debo aclarar que no le hablo a mis compañeros, soy la única chica de diecinueve años trabajando por ayudar a la causa. Respire hondo y me di una vuelta por el lugar, para matar tiempo ya que solo me quedan dos horas más de servicio y mi jornada del día habría acabado. No tengo nada que hacer, pero tengo que quedarme por si se ofrece algo. Cuando menos me lo espero, soy la única del personal que sigue aquí. Me senté en recepción, sé que nadie cruzara esta puerta, media hora más, Artemis, solo media hora más.

Estoy a punto de darle una mirada a la revista de chismes que reposa encima del escritorio de mármol, el sonido de la alarma me indica que alguien entró al lugar, con cansancio levante mi mirada hacia la niña que tiene los ojos rojos y llorosos, sostiene a un cachorro y a su lado esta un señor que refleja estar frustrado.
''Por favor, dime que puedes darle algo para que el cachorro se le quiten las lombrices''
Pobre hombre, se ve cansado y sobre todo, estresado. Lamentablemente, no tengo manera de ayudarlo, no estoy capacitada. Al ver a la nena llorar por su cachorro se me mueve algo dentro de mi, las lombrices no es algo por el cual la niña se tenga que preocupar. Agité manos con el señor y me incline hacia la niña y tome al pequeño cachorro dálmata entre mis manos.
''Y... ¿cómo se llama?''
''Chewie'' Sollozo la niña.
Era la primera vez que me meto al cuarto de medicinas, busque las píldoras y les explique a ambos como tendría que ingerirlas el perrito. Tarde más de media hora y cansada y con sueño, cerré el lugar. Para entonces ya estaba oscuro y dudo mucho que un taxi o bus pasen por aquí. Joder. Aun con frío y olor a pescado muerto, camine entre las calles, esperanzada de que un bus pase por aquí, pero es imposible. Es demasiado tarde. A lo lejos veo una sombra caminar en dirección contraria a la que yo voy, me entraron una especie de nervios y ñañaras y trate de no verme asustada por andar sola. Entre más se acercaba, más miedo y frío me daba, fue cuestión de segundos cuando cruce mirada con el chico de vestimenta negra, una onda de pavor y terror se apoderó de mi y de mis ahora piernas temblorosas. Me miró como si me iba a acorralar en la pared para después apuñalarme con brutalidad. Seguí con mi camino, más asustada que nunca, con mis manos y frente sudorosa. Reí amargamente con ironia al ver un bus a una cuadra de mi casa. Casi corrí a mi hogar por miedo a toparme con otro extraño, azoté la puerta e ignore a cualquiera que este a la vista y subí a mi cuarto, caminando con desesperación en mis piernas que parecían no dar más gracias a la gran caminata que acabo de hacer. Moví a patadas algunos zapatos que estaban regados por el piso hasta dejarlos en la esquina del closet. Aun traumatizada entré a mi baño y me deshice de mi uniforme color beige, abrí la llave y me metí al agua que ahora esta tibia.
Por unos momentos deje de pensar en el chico que me tope en la calle, podría jurar que me atacaría, lo supuse por la horrible mirada que me brindó. Me apure a enjuagar mi cara debido al miedo que tengo al cerrar los ojos en la ducha. Salí y me sequé para poder ponerme mi ropa para dormir, más bien es deportiva pero nunca hago deporte o otra clase se ejercicio, lo cual esta rotundamente mal.

ANTICHRISTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora