-¿Y cuando podremos irnos?

El abogado se quedó callado. Entreabrió los labios. Le sudaba la frente.

-Esto no es un simple arresto, Hell. Tienes que hacer todo lo que te diga si quieres volver a casa. ¿De acuerdo?

Hell frunció el ceño. No podía estar hablando enserio. Se miraron fijamente sin saber muy bien qué decir.

-Oye, no me jodas, ¿de qué se me acusa?

-Posesión ilegal de armas y narcotráfico.

-Yo no he... ¿Y mi madre?

-Lo mismo. Tears ha sido confinada por posible fuga y Sky está siendo vigilada en el hospital tras un traslado inminente. Hell, hay muchas circunstancias complicadas a vuestro alrededor, no sé si me entiendes...

Lo entendía perfectamente. A él lo habían encontrado en casa de los Capaldi, donde debía haber kilos y kilos de droga, con una pistola ilegal dándose de tiros con Rhett.

Su madre había armado una reunión en casa que debía parecer salida del Padrino, y también habrían encontrado drogas en pequeñas cantidades. Lo más probable era que todos los Capobianco presentes, o bien hubiesen intentado escapar, o bien se hubiesen liado a tiros con la policía.

Para terminar de aderezar, Sky estaba herida por una pistola, no había asistido a un hospital y no podían explicar lo ocurrido de forma razonable. Olía a problemas entre Familias a leguas.

-Estamos jodidos.

-Mucho.

Hell sintió pánico, y no precisamente por él.

-Céntrate en mi madre, ¿vale? Sácala lo antes posible. Yo puedo estar encerrado pero ella no. Primero soluciona lo suyo y después veremos qué hacemos con lo mío.

Richard asintió con vehemencia.

-Y mi chica. Saca a mi chica enseguida que termines con Babe. ¿Sabes a lo que me refiero?

* * *

-Entonces, vuelva a contarme lo que sucedió.

Kiara estaba confusa. Le dolía la cabeza y le ardían los ojos. A penas podía abrirlos.

-Estoy muy cansada, no pienso con claridad.

-Haga un esfuerzo, por favor.

La mujer que tenía frente a ella era de lo peor. Hablaba con voz chillona y no pronunciaba correctamente las c. Tenía el pelo peinado a la perfección con muchísima laca. Kiara habría apostado cualquier cosa a que si un huracán hubiese arrancado el techo de la sala en aquel momento, su cabello habría continuado intacto.

-Yo solo sé que me inyectaron.

-¿Por qué querría su padre hacer eso?

-Porque no es mi padre. No al menos biológico. Es complicado.

-¿Era usted consciente de las irregularidades y las faltas delictivas que sucedían en su hogar?

Kiara se llevó una mano a la frente y apoyó el codo contra la mesa. Aquello era el infierno. ¿Qué se suponía debía contestar? ¿Debía siquiera contestar algo? Hell habría sabido qué hacer en una situación semejante.

-Yo era muy pequeña para darme cuenta de nada. Nunca vi nada.

-A partir de los catorce, quince años ya no era usted una niña.

La estaba sacando de quicio. Si le daba un golpe en la cabeza a lo mejor le arreglaba las cuerdas vocales.

-Rhett tiene varias empresas por el país relacionadas con la compra-venta de automóviles. A eso se dedica.

-¿Está usted segura?

Kiara no supo qué contestar. No sabía qué era lo mejor para ella ni qué podía resultarle perjudicial. Ella no tenía nada que ver con toda esa mierda. Prefirió quedarse callada.

Dos horas después la sacaron de comisaría. Iban a realizar una recreación de lo ocurrido con ella, ya que no parecía recordar qué había pasado aquella noche. Dijeron que después podría marcharse puesto que no había ningún motivo por el que retenerla. Siempre y cuando presentase una denuncia contra Rhett Capaldi, claro, por secuestro.

A Kiara no le importaba presentar nada. Solo tenía que asegurarse de no meter la pata cuando hablase y todo iría como la seda. Después buscaría la forma de sacar a Hell. Los demás, ojalá se pudriesen en la cárcel. Podían morirse todos.

La casa estaba acordonada y había muchos agentes recabando pruebas e inspeccionando todos y cada uno de los rincones de la casa. Se sentía de alguna forma violada. Estaban profanando su hogar, su refugio de la infancia. Lo destrozaban todo a su paso, medían, calculaban, guardaban en bolsitas de plástico sus cosas... Era horrible.

Se quedó completamente inmóvil sin saber qué hacer ni qué decir. Estaba en shock. Los agentes le hicieron varias preguntas que contestó de forma mecánica. Se sentía tan mal. Ella no quería nada de eso.

Y al entrar al salón fue mucho peor. Estaban recogiendo la alfombra donde habían matado a Liam. Recortaban pequeñas muestras y las analizaban. Era asqueroso. Ahí se había desangrado su hermano, maldita sea, y no podía decir nada.

No entendía por qué debía refrenarse, solo sabía que debía hacerlo. Podría haberle clavado una de las plumas sobre la mesa al agente y haber disparado a la otra. Podría cargárselos, al menos a unos cuántos. Quería hacerlo. Era un impulso demoledor.

Después de todo, ¿qué diferenciaba a esa gente que se hacía llamar vigilante de la ley, del resto de las Familias? Destrozaban todo a su paso como una salvaje marea de hienas enfurecidas y solo dejaban un cascarón vacío sin dar explicaciones. "Así es la ley." Entendía a Rhett. Entendía a Babe. Entendió a DD. Solo querían proteger a los suyos. Querían protegerlos de esto.

Cuando terminaron, Kiara regresó a la comisaría para redactar la denuncia. Tardó menos de media hora, y cuando estaba a punto de firmar la declaración, se echó para atrás y dijo que no le importaba que la detuviesen de nuevo, pero que no denunciaría a su padre.

Así fue como acabó de nuevo en una de las celdas de la comisaría. En la misma que Hell. Ambos fueron conscientes de que no iban a salir de allí tan fácilmente y sin embargo, el alivio los embargó.


¡Hola! Sé que este capítulo es algo más corto, ni siquiera iba a añadirlo, pero es un buen enlace con el siguiente, uno de mis favoritos :3 Os he dejado aquí arriba una canción de Marina and the Diamonds, Savages, y una imagen de Kiara. Espero que os haya gustado el capítulo, ya solo tres para terminar >.< ¡Un beso enorme!


Éxtasis (Saga Adrenalina II)Where stories live. Discover now