Capitulo 22

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El amor... tan impredecible que es.

No sabes cuándo llegará, cuándo se irá, no sabes si regresará o definitivamente se habrá marchado.

Estar enamorado es una constante montaña rusa que se construye a medida que avanzas.

Y en este momento la montaña rusa de Rubén no hacía más que subir. Pero la de Mangel siempre cambiaba.

Pasan la mayor cantidad de tiempo juntos posible, pero ya no era lo mismo. No era esa naturalidad de antes, ese gozo completo. Ambos temían de lo que pudiese ocurrir después con la llegada de Catalina, de la cual aún no se sabía su paradero. Mangel había intentando llamarla, buscarla, pero no obtuvo éxito.

Pero al besarse todo el miedo se esfumaba. Era como su primer beso juntos, maravilloso e inolvidable.

Nadie aparte de Lizzy sabía sobre su pequeña aventura, y no pensaban contarla, aunque Rubén tuviese muchas ganas de gritar a los mil vientos que amaba a Mangel, y Mangel tuviese muchas ganas de dejar todo atrás para irse definitivamente con Rubén.

Lamentablemente eso no era posible.

Un día cualquiera, en que Mangel y Rubén se encontraban en el departamento del primero observando la televisión, obtuvieron una visita inesperada.

- Ve tú a abrir – Pidió Mangel, revolviéndose en el sofá.

- Este es tu departamento, por lo que el dueño debería ir a abrir – Reclamó Rubén. Mangel bufa.

- Pero...

- Nada de peros – Dice Rubén mientras se acomoda, sonriendo.

- Vale, como el amo y señor mande – Responde sarcástico el morocho, al tiempo en que se levanta del sofá y se despereza.

Camina hacia la puerta como cualquiera camina con naturalidad a cualquier parte, sin una pizca de temor. Pero aquello cambia cuando abre la puerta, y ve a la persona que está frente a él.

- Catalina... - Susurra.

Todo su cuerpo se enciende en un sinfín de emociones, pero las que más abundan son el temor, la inseguridad, un poco alegría y satisfacción, pero también decepción. Pensó que ella ya no volvería, pero solo basta un segundo para que todo cambie completamente.

La chica sonríe al tiempo en que sus ojos se cristalizan, y rápidamente envuelve el cuerpo de Mangel con sus delicados y delgados brazos. Este, sin saber qué hacer o decir, solo atina a devolverle el abrazo.

- Lo siento por irme así y no avisar en dónde me encontraba, lo siento por preocuparte. Estaba muy enfadada, triste y humillada. Lo siento por lo que hice, lo siento mucho. Prometo no ser tan celosa por cosas absurda, pero por favor perdóname – Las palabras salían de su boca por borbotones, sin pausas ni para respirar.

Mangel sonríe dulcemente, y comienza a acariciarle el cabello mientras la chica suelta un gran sollozo. Ella es su esposa, y aunque haga cosas que no debería, seguirá siéndolo por siempre que el amor entre ellos dure. Y esa era la parte complicada, Mangel no sabía cuánto duraría. Las cosas que sentía por Rubén no se habían ido, y no hicieron más que aumentar todo el tiempo que pasó junto a él. Pero ahora, al ver a Catalina siendo ella misma, disculpándose desde el corazón, también siente cariño por ella. Y es que tantas cosas que pasó a su lado, ya sean buenas o malas, no pueden ser desechadas de la noche para el día sólo porque está confuso respecto a otra persona. Pero esa otra persona también formó y forma parte importante de su vida ahora. Todo es un lío en su cabeza, un gran lío que no tiene ni idea cómo resolver.

Broke (Rubelangel) 2da Temp.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora