Lía Evans y Lily Evans unidas desde pequeñas, a pesar de ser gemelas tanto su aspecto físico como su personalidad son distintos, ambas se cuidan procurando que ninguna salga lastimada o tenga problemas, Lily la pequeña pelirroja enamoradiza mientras...
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En cuanto estuvieron frente al banco en el que reposaba el sombrero seleccionador, la pelirroja miró al frente y camino hasta sentarse en el banco, McGonagall había tomado el sombrero y se lo colocó en la cabeza para que este le colocara en alguna casa.
—¡Otra Evans! —gritó el sombrero provocando que Lía saltara en su lugar por el susto que este le había provocado—. Oh, pero no tan parecidas según veo —Lía no podía negar aquello, eran pocas las cosas que tenían en común—. Veo lealtad en ti, quizá tanta como para permanecer en Hufflepuff, pero aquella lealtad viene acompañada de valentía. Difícil decisión —aseguró, Lía era perfecta para ambas casas, pero solo podía pertenecer a una— ¡Gryffindor! —su grito provocó que la casa mencionada estallara en aplausos, aquel año había traído pocos integrantes a la casa de los leones, Lía bajó con cuidado del banco y camino hasta su hermana la cual al tener a Lía cerca la abrazó con fuerza, le hacía feliz a su gemela en la misma casa.
—¡Felicidades! —Lily dejó que su gemela respirara de su gran abrazo y se sentaron una al lado de la otra, listas para que la cena iniciara.
—Gracias, aunque me hubiera gustado estar con Severus —admitió mientras miraba de reojo la mesa de las serpientes y su vista se topó con el mencionado, este no hablaba con nadie a su alrededor solo se dedicaba a ver el libro que tenía entre sus manos. Severus era un chico reservado y no era de entablar conversaciones con otras personas a menos de que fuera necesario; aunque esto no aplicaba con las gemelas Evans.
—No te preocupes, seguiremos hablando con el cómo siempre —sonrió antes de enfocar su vista en lo que comería, Lía no creyó del todo en sus palabras, ya que había notado que su mejor amigo y su gemela se habían distanciado.
—Está bien —susurró para sí misma, Lía no quería distanciarse de su mejor amigo, ya habían pasado dos años alejados y no quería que ser de casas diferentes afectara su amistad, sobre todo porque sus casas competían constantemente, la mayoría acostumbraba a decir que un Gryffindor y un Slytherin jamás podían ser amigos ya que estos eran enemigos, cosa que Lía no apoyaba.
—¡Hey Evans! —las dos pelirrojas voltearon al escuchar su apellido, James Potter las miraba con una sonrisa junto a los demás merodeadores, Lily Evans se sintió incomoda al ver de quién se trataba, ella había estado enamorada de aquel chico desde el primer año, pero después de tantos desprecios por parte del chico aquel enamoramiento se había esfumado y ahora solo sentía vergüenza al recordar todo lo que había hecho por llamar la atención del azabache.
—Idiota son dos —Sirius lo golpeó levemente, aquello le causo gracia a Lía pero la oculto con una mueca, James Potter no era de su agrado tras saber las bromas que había hecho en contra de Severus; además de que también estaba al tanto del rechazo que su gemela había recibido por parte del chico.
—¿Qué quieres?
—Conocerte —contestó la pregunta de Lía, le había guiñado un ojo provocando que la chica rodará los ojos y estaba dispuesta a ignorarlo.
—En tus sueños, Potter —Lily miró a su gemela y miró a James sin entender realmente lo que ocurría.
—Hola —les saludó Remus al estar frente a ellas—. Soy Remus Lupin —extendió su mano en dirección a Lía, ya que Lily ya le conocía.
—Lía Evans —se presentó mientras estrechaba la mano del castaño y después los tres iniciaron una plática acerca de la historia de la escuela.
La cena fue entretenida para todos los alumnos y también para los profesores que miraban a los alumnos, Lía había iniciado una amistad con Remus, a pesar de que este fuera integrante de los merodeadores sabía por boca de Severus que el castaño era el más tranquilo de los cuatro siendo que este nunca había molestado al chico perteneciente a Slytheron. Ya todos estaban en la sala común de sus respectivas casas listos para descansar para el día siguiente iniciar las clases, cuando las gemelas estuvieron por subir las escaleras James Potter se colocó frente a ellas evitando que estas subieran.
—¡Evans! —habló con energía, Lily le miró creyendo que le hablaba a ella, pero dejo de creerlo cuando el azabache no despegaba su mirada de su hermana—. ¿Por qué eres tan distante conmigo? —hizo una mueca triste, pero después sonrió arrogante.
—Porque eres un idiota, ahora largo —lo hizo a un lado para poder subir las escaleras, Lily la siguió de cerca sin decir nada, las dos caminaron hasta la que sería su habitación, para suerte de las gemelas tendrían que compartir habitación junto a otra chica, pero está ya estaba dormida cuando entraron por lo que no supieron de quién se trataba.
