Capítulo 18.

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Los ruidos de la fiesta me llegaban amortiguados, todavía podía ver la humareda de las hogueras a lo lejos. Me acobijé debajo de la chaqueta de Dylan, buscando algún modo de que se me tragara la tierra.

Ve a una fiesta, Alice, será divertido. Sí, claro, ¡menuda diversión! Con suerte tan solo cogeré un constipado y un trauma a las fiestas en la playa.

-¿Me vas a contar que ha pasado? ¿Y qué hacías tú en una fiesta, por cierto? La Alice que yo conocía repudiaba el alcohol y la música electrónica.

-Quizás la Alice que tú conocías se haya esfumado, al igual que gran parte de su memoria-dije, tras un pesaroso suspiro.

-No. Sigue aquí, estoy seguro. Pero quizás tenga miedo a salir.

No supe cómo responder a eso, así que guardé silencio.

Tras haberme rescatado de mi derrumbamiento en la playa, Dylan me había dejado su chaqueta para entrar en calor y, después, me había llevado hasta su coche, aparcado junto a la playa. Mientras me secaba sentada junto a él en el capó de su coche, intentaba evadir las preguntas que me hacía sobre mi chapuzón.

-¿Y tú? ¿Qué hacías aquí? Es como si me hubieras seguido.

Dylan esbozó una leve sonrisa.

-Yo no soy de esos.

Recordé de pronto al hombre de las sombras que me observaba a través de mi ventana y a la salida del instituto, pero no dije nada.

-Trabajo en un bar del paseo marítimo. Estaba trabajando esta misma noche cuando me ha parecido ver pasar a una chica igualita a ti con un chaval igual que Liam. He terminado mi turno hace unos quince minutos, y cuando volvía a casa en coche he visto la fiesta.-Se quedó en silencio un momento. Sus ojos grisáceos escrutaban el mar-. Ahora supongo que me contradigo a lo que he dicho antes, pero sí, no he podido evitar bajar del coche y comprobar si estabas en la fiesta.

-O sea que... me has seguido.

-Me haces sentirme como si fuera un acosador.

-Yo no me siento acosada.

Una sonrisa se dibujó en mis labios. Aparté la vista para que no la viera, de repente sonrojada.

La idea de que Dylan me hubiese seguido a la fiesta no me hacía sentirme incómoda, y mucho menos acosada. En realidad me hacía sentir bien... me hacía sentir segura.

-Me has tenido preocupado toda la noche-murmuró-. Y, por lo que veo, con razón. ¿Todavía no vas a contarme qué te ha pasado?

Suspiré, viéndome acorralada por sus palabras. No me hacía mucha gracia, porque aquello era ridículo, toda la situación de aquella noche me resultaba ridícula. Tenía razón: ¿qué hacía yo en una fiesta? Supongo que tenía una excusa, pero no pensaba decírsela. Decirle que había ido allí tan solo para intentar olvidarme de él aunque fuera durante unas horas sería demasiado abochornante.

Le conté que había ido a la fiesta con Liam, poniendo la excusa de que necesitaba dejar de pensar en todos los problemas que me torturaban. No especifiqué ninguno de ellos, por supuesto, aunque supuse que sospecharía que uno de esos problemas era él. Lo que no se imaginaría era que se estaba convirtiendo en el soberano de todos ellos.

Después de eso, le conté mi incidente con aquellas chicas. Lo que no le expliqué fue el por qué de su odio hacia mí. Me sentía incómoda hablar de Liam con él, como si nuestra relación pudiera molestarle.

-¿Y no les has caído bien, así sin más?

-Alguna razón tendrían. Supongo que como era la aburrida de la fiesta querían divertirse un rato conmigo-me encogí de hombros, como quitándole importancia.

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⏰ Última actualización: Sep 23, 2015 ⏰

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