-¿Me estás invitando a salir, Hale?-pregunté sin rodeos.

-Por supuesto que no, Stilinski-dijo con esa maldita sonrisa torcida. -Vamos a estar saliendo como amigos, y si terminamos en la cama después de todo, que así sea.

-No hago eso en la primera cita-me quejé, cruzándome de brazos.

Derek bufó impacientemente. -Te llevaré a más de una, genio.-Rápidamente miró su reloj. -Tengo que ir a trabajar.-Besó mi mejilla. -Te veré esta noche.

Esa era la segunda vez que ese hombre me besaba. Cerré la puerta y toqué mi mejilla. No estaba seguro de cómo sentirme al respecto. No estaba acostumbrado a tener a alguien que me tratara tan... amablemente. En realidad solo había dos hombres que había dejado entrar en mi vida en el pasado, John y Theo. Mi papá y yo éramos muy cercanos, pero ninguno de los dos éramos demasiado afectuosos. Nos abrazábamos cada vez que lo necesitábamos, y era todo. Theo me trataba como uno mas de sus amigos. Si no hubiera sido por él, no hubiera podido ser capaz de taclear a ese hombre diabólico tan fácilmente.

Ahora estaban Scott y Derek. Scott era un gran amigo. Él siempre parecía estar de buen humor, y era el mejor vecino que una hombre soltero podría pedir. Sabía que si necesitaba cualquier cosa, él estaría ahí en un segundo. Derek era... bueno, ahora era una parte de mi vida cotidiana. Él constantemente se presentaba en cualquier momento, sin importar si le pedía que estuviera o no. Después de pensarlo un poquito, decidí que realmente me gustaba tenerlo cerca... pero no iba a decirle eso.

Vestí a los tres chiquitines y conduje hacia el centro. -¿Qué estamos comprando, papá?-preguntó Leo mientras caminábamos por la ferretería.

-Me siento algo desordenado hoy, así que vamos a pintar el cuarto de juegos.-Arrojé tres pares de overoles tamaño infantil al carrito. Entonces encontré un par para mí y los cascos que hicieran juego.

-¿Nos dejarás ayudar?-preguntó Ethan.

-No sería divertido si desordeno yo solo -sonreí. Mientras tomaba rodillos y brochas y todo lo demás que necesitábamos, Leo y Ethan escogían el color de la pintura. Tomó alrededor de una hora obtener todo porque los chicos estaban tan indecisos. Finalmente se decidieron por un brillante tono naranja, y tomamos algunas pegatinas para ponerlas después.

Antes de ir a casa, me detuve en la cafetería para almorzar. Sophie y yo nos sentamos enfrente de Ethan y Leo en la mesa. Una joven mujer patinó hasta nosotros para tomar nuestra orden. -Tus hijos son adorables-dijo efusivamente.

-Oh-comencé, pero me detuve cuando vi que Ethan miraba hacia abajo tristemente. -Gracias. Pienso lo mismo.-Él alzó su cabeza y sonrió, así que le guiñé el ojo. Sabía cómo se sentía tener solo un padre. Claudia nos dejó a John y a mí cuando tenía más o menos la edad de Sophie, pero al menos yo podía verla de vez en cuando. No sabía mucho sobre la relación de Ethan y Sophie con su mamá, pero había llegado a creer que ella estaba fuera de la escena por alguna razón.

Cuando finalmente llegamos a casa, los niños se pusieron rápidamente sus overoles. Tuve que enrollar el de Sophie un poco, pero los tres lucían endemoniadamente lindos. Cubrimos los pisos con plástico, y tapé todo mientras los chicos abrían la pintura. Sabía que estaba buscando problemas, pero no le encontré importancia.

Leo y Ethan tuvieron una explosión. Estaban cubiertos en pintura, por supuesto, pero al menos habían puesto la mayor parte en las paredes. Sorprendente, ellos habían hecho un trabajo bastante excepcional una vez que les recordé que lo hicieran sin prisas. Sophie estaba sentada en mis hombros para alcanzar las partes altas. Ella chorreaba pintura sobre ella y mi casco. Sabía que iba a tomar una eternidad quitar la pintura de su piel, pero al menos se entretuvieron entre ellos.

Stiles Stilinski: SecuestradorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora