La boda.

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Pasaron unas semanas después de la propuesta de Ragnar, estaba tan felíz y las cosas estaban demasiado bien pero ese mal presentimiento no abandona mi corazón, no permitiría que algo malo le pasara a Ragnar.

Abro mis ojos y hay seis mujeres en mi habitación.

-¿Qué sucede? -Estoy confundida ¿De qué me perdí?

-Hoy es su matrimonio, Luna. -Una joven pelirroja de mi manada la cual no me mira a los ojos, lo había olvidado por completo.

-¿Dónde está tu Alfa?

-No se le está permitido verla hasta la ceremonia. - ¡Mierda! Quiero ver a mi Mate.

-¿Qué hacen aquí? Puedo arreglarme sola.

-El Alfa nos envió para ayudarla, también nos dijo que protestaría como lo está haciendo ahora. -Suelto un bufido y me levanto de la cama. Todas las jóvenes que estaban en la habitación agacharon sus cabezas.

-¿Les gusta la unión? Pregunto preocupada por como se encuentran las hembras de mi manada.

-Sí. -Responde una de ellas. -Estoy esperando mi cachorro. -Dice con una sonrisa en sus labios yo me sentí mal, moría de ganas de tener un cachorro y acunarlo en mis brazos me imagino lo felíz que se pondría Ragnar si se enterara, pero lo estamos intentando y comienzo a creer que no tener un cachorro con Ragnar será el final de nuestra relación y me da una tristeza enorme que Ragnar quede sin cachorros por mi culpa.

En toda la mañana no toqué nada, no tomé nada porque todo me lo entregaban, enviaron a mis mejores guerreras a ayudarme a alistarme para la ceremonia, estaba hecha un manojo de nervios y Ragnar no aparecía por ningún lugar.

La imagen de mi padre llegó a mi mente, aun guardaba esa carta que me pidio abrir cuando tuviera mi primer cachorro y las ganas de tenerlo cerca eran notables. Llevándome al altar de su brazo fue lo que más desee y tambien tener a mi madre cerca ayudándome a ponerme el vestido pero mi felicidad estaba rota y mi vida perdió todo el sentido hasta que apareció él, ese Alfa celoso y dominante que apareció en mi vida igual de roto que yo, nos tenemos el uno al otro y una manada enorme a la que cuidar pero nuestra situación es peligrosa.

Me miro al espejo y mi vestido es color blanco con detalles en escajes en la parte superior, mi cabello está arreglado en una trenza y solo un poco de lápiz labial pinta mis labios, tengo un rubor en las mejillas y mi rostro es tan pálido y suave que no necesito base ni todo ese maquillaje.

A las tres de la tarde era la ceremonia y no dejaba de moverme de aquí para allí, me sentía tan sola sin una amiga a la cuál contarle mis preocupaciones y todo lo que ha pasado.

-¿Dónde está esa chica? -Es Krom que entra con un esmoquin impecable y yo estoy en la escaleras esperándolo, él me llevaría hasta el altar y el padrino sería Eros el Alfa de otra manada y un buen amigo de Ragnar.

Krom me brindó su brazo y yo solo lo tomé, estaba ruborizada y nerviosa. -Estás preciosa, Hela. Ragnar es muy afortunado de tenerte. -Dijo mirándome a los ojos.

-Gracias ¿Cómo está él? -Pregunto con una preocupación notable.

-Nervioso, se ha pasado todo el día de aquí para allí y quiso venir a verte pero no lo dejé. -Eso me hizo sonreír.

-Vamos antes de que a tu Mate le dé un ataque de ansiedad. -Caminamos hasta un sauce llorón donde debajo de éste habian varias sillas y un camino en medio donde me esperaba Ragnar de espaldas.
Mi corazón quería salirse de mi pecho.

-Tranquila, todo va a salir bien. -Krom trata de tranquilizarme pero se me entraron unas ganas enormes de convertirme.

No lo hice para no arruinar el hermoso vestido.

Llegamos al camino que dirigía al altar y caminamos despacio, todas las miradas estabas posadas en mí y muchas chicas me miraban con odio. ¡Déjense criar panchitas! Ragnar es mío.

Llegué al altar y Krom se separó de mi lentamente, vi como Ragnar me recorrió de los pies a la cabeza y luego me miró lleno de amor y ternura.

-Estás hermosa, Hela. -Susurró y fue como una caricia. Tenía una esmoquin negro y su cabello recogido en un moño, no sé hasta donde piensa llegar con esa barba y todo ese cabello, aunque me encanta.

-Estamos aquí reunidos para formar las unión física del Alfa de los WildeWolves Ragnar y de su Luna Hela...
Yo no presté atención a nada, tan solo escuchaba el corazón de Ragnar que latía con rapidez y su mano apretaba la mía.

-Por el poder que me otorgan Freyja y Odin, yo los declaro Marido y Mujer. -Eso fue lo único que escuché y sentí la mano tosca de Ragnar acariciar mi mejilla y luego sus labios acariciar los míos, unos aplausos inundaron el lugar.

-Eres la rosa más bella... y a la vez toda MÍA. -Dijo suavemente y acarició mi mejilla con su barba haciéndome cosquillas, yo reí y pegó su frente a la mía

Luna Blanca.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora