"La nueva Emily"

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Emily's POV.

Decir que estaba segura sobre todo lo que estaba pasando últimamente, sería una vil mentira.

Tenía miedo. Miedo de perder a Kendrik quien ya me había cambiado. Miedo de que mi "padre" no fuera lo que aparenta ser. Miedo de que ella vuelva...

No, no volverá. Está muerta. No puede lastimarme.

-¿Emily? ¿Estás lista?-sacudí mi cabeza y miré a Fred, el chico de servicios sociales que se encargaba de mi caso.

El lugar en el que estaba viviendo, había sido por mucho el más cómodo y bonito en el que había estado. Era un orfanato, (en el cual no estaría mucho tiempo). Mi habitación la compartía con varios chicos, mucho más jovenes que yo.

-Sí... ya bajo.-le dije, y salió por la puerta.

Me miré en el espejo de cuerpo entero que estaba en una de las paredes. Mi cabello castaño caía lacio por mis hombros. Unas ojeras pronfundas y líneas de expresión adornaban mi rostro, además de los moretones en mi mandíbula que fueron producto de aquellos últimos golpes. Mi delgadez, extrema, gracias a todos esos días que pasé sin comer. No tenía hambre, no tenía ganas de nada, mucho menos de vivir.

Kendrik no me esperaría para siempre ¿No es así? El era libre; lo de nosotros solo había sido un estúpido beso y algunos te amo. Eso era todo, eso no lo habría amarrado a mi. Kendrik no es mío. El era de ella...

Los pensamientos se arremolinaban en mi cabeza, no había forma de pararlos.

No soy suficiente.

No soy nada.

No lo valgo.

Nadie puede amarme.

Muérete de una puta vez.

Nadie te necesita.

Una y otra vez, sentimientos encontrados. El dolor, oh, bendito dolor.

-¡EMILY!-me llamaron desde el piso de abajo, y limpié algunas lágrimas que se habían escapado.

-Hola...-logré articular cuando llegué a la sala. Franco, mi "padre" estaba allí parado con una gran sonrisa en su rostro. Lo primero que hizo cuando me vio, fue abrazarme (cosa que no le correspondí).

-Estábamos hablando del papeleo. Ya tenemos tu pasaporte.-rió y me enseñó la pequeña libreta.

Esa libreta significa un escape.

Me senté en el sofá y le dirigí una sonrisa falsa.

-Genial, salgo de una cárcel; espero no entrar en otra.-lo miré con odio. Un odio que no sentía verdaderamente, pero que lograba hacerme sentir mejor.

-Te juro, Ems, que todo estará mucho mejor en Canadá. Terminarás tus estudios, tendrás amigos.-se sentó a mi lado y tomó mis manos.

Me repugnaba su toque, así que las zafé.

-No vuelvas a tocarme en tu vida, si no quieres que te parta la cara, ¿O qué? ¿Crees que esto...-señalé mis moretones-me hace indefensa? Pues no.

Sus ojos se abrieron con algo que pude distinguir como miedo.

Y sí, esta era yo. La para nada tímida, y muy cambiada Emily.

Prometí que si debía volverme como mi madre, para que nadie me lastimara, pues entonces eso haría.



Desahógate, cariñoWhere stories live. Discover now