Capítulo 52: La hora de la verdad (2º Parte)

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Conocían de sobra el motivo por el que el dragón plateado había aparecido allí, y sabían también que acababa de salvarles la vida, justo a tiempo y en el último momento:

- ¡¡Bahamut nos ha protegido!!- exclamó Alana, con una media sonrisa de alivio y alegría- ¡¡Estamos salvados!!

- ¡¡Ahora la balanza está equilibrada!!- dijo la princesa con coletas, algo más esperanzadora- ¡¡Dragón contra dragón y nosotros contra Derriper!!

Sin embargo Ray, que le costaba mucho ver el lado positivo de las cosas, no sonreía ni mostraba gesto alguno de alegría, como el resto de sus compañeros. Miraba aún con preocupación al frente, al dios oscuro, y añadió seriamente diciendo:

- No cantéis victoria tan rápido- dijo el chico de negro- Caos Bahamut es demasiado fuerte, puede que incluso para nuestro poderoso aliado. Según cuentan las viejas leyendas, cuando terminó la guerra de los seis elementos que dieron origen a Limaria, con el pacto de los seis dioses la mitad de sus poderes destructivos fueron a parar a la figura de un séptimo elemento, un séptimo dios- explicó el joven con gafas- Ése nuevo y oscuro ser se manifestaba en forma de un temible dragón negro, que con su tremendo poder sumió al mundo en el caos y la destrucción...hasta dejar el planeta tal y como lo conocemos hoy.

Jack y los demás se quedaron sorprendidos y perplejos por lo que acababan de oír. Aquello sólo podía significar una cosa:

- ¿¡Quieres decir qué...!?- preguntó Rex, aterrado.

- Sí. Caos Bahamut está formado por las tinieblas del ser oscuro. Nació de Derriper- explicó Ray, seriamente- Ni siquiera sé si nuestro Bahamut será rival para él. No lo tendrá nada fácil.

Los dos dragones rugían mostrando sus colmillos y mientras se miraban fría y amenazadoramente a los ojos. Al lado de ellos, el equipo de aventuras y el dios oscuro parecían mucho más pequeños e insignificantes. Las dos bestias estaban a punto de enzarzarse en un feroz y colosal combate a muerte.


Y finalmente, después de unos largos segundos de suspense e intriga, por fin dio comienzo a la segunda etapa del combate.


Los dos dragones se lanzaron volando directos el uno hacia el otro. A medio camino ambos dispararon a la vez una bola de fuego por la boca, que chocaron y provocaron una tremenda explosión, seguido de una enorme humareda. El Bahamut plateado se detuvo en seco frente al humo negro, batiendo sus alas en el aire y tratando de localizar a su rival en el interior.

De repente, y con un grito de furia, el dragón negro surgió de la humareda y embistió al plateado, que lo tiró al suelo y lo envió rodando un poco más lejos. Caos Bahamut no se detuvo y escupió, a modo de lanzallamas, fuego por la boca directo al enemigo.

El G.F. de luz blanca se levantó justo a tiempo para esquivar las llamas y, a continuación y rápidamente, embistió de un cabezazo en el estómago a su oponente. Este golpe hizo retroceder al dragón negro, apoyándose en el suelo con las garras de sus patas traseras.

Una nueva y rápida bola de fuego disparada por el G.F. plateado sorprendió a Caos Bahamut, que no pudo protegerse ni esquivar el ataque a tiempo, y la siguiente explosión lo envió directo al suelo cayendo de espaldas.

Bahamut se lanzó de nuevo a atacar a su rival antes de que se levantara, pero un golpe inesperado de su larga y fina cola negra lo azotó en la cara y lo desvió a un lado, fallando el ataque. El dragón negro se levantó de un salto y, antes de que el otro pudiera reaccionar, le arañó de un zarpazo en toda la cara, que lo hizo chillar de furia y dolor. A continuación lo embistió nuevamente para que retrocediera, y luego batió sus alas en el aire, con las que voló hasta cobrar mucha altura en el cielo del sueño onírico.

Final Fantasy: Memories of a PromiseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora