CAPÍTULO VEINTISIETE

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Lo sé desde que entre en edad adolescente y las hormonas en mi cuerpo se volvieron todas locas a su alrededor. Viajar a esa época es tener que recordar como patéticamente feliz me sentía, cuando él simplemente se sentaba a mi lado en la escuela. O en como atesoraba cada momento en que nuestras manos entraban en contacto, las cuales eran muy escasas, ya que Efren parecía asegurarse de no tener ningún contacto no planeado. Fui una adolescente sobrecargada de emociones, relegada a la zona de amistad por siempre, cuyos sentimientos solo se resignaron.

Fueron emociones que me mantuvieron en un constante sube y baja en la montaña del amor más difícil de la historia.

No fue fácil mantener una amistad cercana con él cuando yo quería mucho más y él parecía tener atención para cualquier chica en la escuela, excepto para mí. Que estaba justo a su lado. Siempre cubriendo su espalda.

No fue mi culpa cuando mis sentimientos de amor romántico, se hicieron a un lado. Escondiéndose y quedándose prisioneros aun cuando comenzamos con los juegos sexuales. No era una garantía de nada. No me podía arriesgar. Demasiad vulnerabilidad.

Sin embargo, después de los recientes acontecimientos, ha sido como una revelación. Ha vuelto a mí, todo de golpe. Se ha abierto la caja de pandora y no parece haber una llave que la selle esta vez.

Me gustaría que todo fuera tan fácil como solo confesarnos y listo. Lo que obviamente no es. No me siento preparada para entregarme a sus brazos de cabeza. Hay muchas cosas de por medio que poner sobre la mesa. Efren es un niño aún y mi futuro está tomando forma.

Lo quiero todo de él y él no puede darme eso.

Ni tampoco puedo forzarlo a ello; él no me lo perdonaría, ni siquiera yo misma lo haría.

Dejo mi bandeja llena de vasos vacíos sobre el mesón para notar que Efren no está. Doy un vistazo a donde él se encontraba sentado y su asiento yace vacío. Oh, chico.

Giro sobre mí misma para ver la puerta de vaivén de empleados moverse, mostrándome exactamente a donde se ha dirigido. Voy detrás de él, saliendo al frío exterior en donde lo encuentro doblado por la mitad, las manos tomadas detrás de su nuca; se yergue tomando una honda respiración.

—¿Estás bien? —Dejo que la puerta del bar se cierre detrás de mí.

Asiente, dejando a sus brazos caer y llevando a su vista más allá del estacionamiento y la carretera.

Apunto con un dedo a mi espalda.

—¿Por qué estás aquí afuera? Está helando. No creo que quede mucho más que esperar por Eddie.

Efren me mira atentamente mientras me le acerco. Últimamente, exactamente un mes antes de que nos enrolláramos, él comenzó con eso. Esa clase de miradas como si viese mi alma o como si se fijara en mí de una manera que no había hecho antes. Fue justo en la celebración de mi último semestre en la universidad cuando lo sorprendí viéndome así. Es intenso y atrayente; dejándome de pronto sin aire, como si todo mi cuerpo fuese completamente consiente de él, llevando toda mi cordura consigo.

—¿Efren?

—Necesito saber qué fue lo que pasó la otra noche. —dice. Su postura rogando mientras parece estar tentando en su lado sobrio. —¿Qué te hizo salir corriendo, por Dios? ¡Pensé que todo estaba bien! ¡Que al fin habíamos dejado toda la mierda atrás!

Un muro se levanta alrededor de mis sentimientos cuando es la charla que he estado temiendo. Necesito protegerme, de quién específicamente, no lo sé y por un momento, creo que la amenaza más grande para mi corazón, soy yo misma. Necesito una ruptura limpia; en definitiva, voy a mentirle aún más. Obligo a mi fachada a verse segura y hasta desinteresada, completamente opuesta a cómo me siento en el interior. Mi tono es sorprendentemente calmado cuando hablo:

Siempre LeahWhere stories live. Discover now