CAPÍTULO VEINTISIETE

7.6K 934 236
                                    


LEAH

Me las he arreglado para mantenerme en la pista tomando pedidos mientras que mantengo un ojo en Efren. Sigue en su tarea de triturar servilletas y en las pocas veces que me acerco a la barra, solo me da miradas mordaces.

Me inclino para retirar los vasos vacíos de uno de los apartados, la pareja que se encuentra en él no hace nada por ser discreta. Les doy una furtiva mirada y una sonrisa viene a mis labios. No son más que un par de chicos de mi edad, totalmente ajenos a todo lo que los rodea mientras se lanzan el uno en los brazos del otro, dejando en claro su pasión con sonoros besos y manoseos no aptos para menores.

Mejor hago una rápida retirada si es que no me quiero encontrar con entretención para adultos. Agrupo un par de botellas a mi bandeja, haciéndolas sonar juntas. La parejita se separa. Cuando me doy la vuelta, puedo escuchar sus risitas cómplices y la sonrisa en mi rostro, se convierte en una nostálgica.

Hubo un momento, donde yo tenía a alguien con quien reírme de la misma manera.

Robar momentos con Efren era una extraña descarga de adrenalina que hacía a la situación valer la pena.

Mejores amigos con privilegios.

Quien lo hubiese dicho.

Estoy segura de que mi yo de quince años, locamente enamorada de su mejor amigo hubiese saltado en un pie asintiendo fervientemente.

He intentado por todos los medios no pensar en lo que sucedió hace solo horas atrás y hasta ahora lo he logrado de lo más bien. Como digo, hasta ahora.

Una noche atrás, no quise pensar en nada que no fuese en mí. En cómo me sentía. En lo que quería. Y sé que fui egoísta. Solo que lo necesitaba.

Necesitaba aclarar mi cabeza y lo que allí sucedió fue... No lo sé, me sacudió. Fue la mezcla perfecta de pasión y cariño. Fueron nuestros sentimientos a flor de piel y eso se reflejó en nuestros actos. En la forma en que nuestras manos tocaron, en como nuestros besos eran perezosos en los labios del otro. Repito, no lo sé. Creo que esto fue distinto a todas las veces anteriores. No éramos dos personas rascándose la misma picazón; éramos dos personas entregándose el uno al otro.

He estado con Efren las veces suficientes para saber que él se volcó de lleno en ello, sin embargo, cada vez que una de sus caricias significaba más, lo empujé lejos, tomando las riendas de la situación para no dejarlo entrar bajo mis defensas.

No podía dejarlo. No puedo.

Nunca me he considerado una persona miedosa. Es más, le temo a muy pocas en esta vida. Y suelo enfrentarme a cualquier reto que se me plantee. Pero Efren es... Si la situación no fuese tan horrible como está resultando ser, hasta me hubiese podido reír de la idea.

Nunca quise que las cosas entre nosotros se complicaran y ahora se han ido al carajo.

Si pienso en cada momento con él; en la forma en que nos reíamos de nada, en como hablábamos de todo y en como sus besos me derretían las piernas, siento que me ahogo. No sé qué haré sin poder sostener su mano nunca más; él es el primero que llamo para todo. A quien le cuento cada cosa que me sucede y siempre voy a querer hacerlo. Siempre voy a sentir el impulso de buscarlo, de querer ver sus ojos azules brillar intensamente. De sentir sus brazos abrazarme cuando las cosas se vuelvan complicadas o solo por el placer de sentir su cuerpo junto al mío. Sé que tal vez, las cosas están demasiado gastadas entre nosotros y tengo toda la culpa de ello.

Lo que más quise evitar fue, al final, lo que terminó pasando.

Entiendo que esté dolido. Entiendo que tal vez está confundido y bueno, yo también lo estoy. Lo amo. Dios, yo sé eso.

Siempre LeahWhere stories live. Discover now