Hey! tu, enana

Día sesenta y tres

                  

Sin dudas me siento feliz de tenerte nuevamente asistiendo a clases a pesar de que esas odiosas muletas hacen que me pidas ayuda todo el tiempo para todo, eso no es tanto un problema (Bueno, no mientras no vuelvas a pedirme que te ayude a ir al baño, porque entonces te lo volveré a negar como la primera y la segunda vez), lo bueno es que Ely también ha regresado y se ha ofrecido a ayudar a Dan aunque no tuvo mucho que hacer ya que él paso la mayor parte del día en detención por insultar a un par de maestros en la mañana, poco antes de entrar a la primera clase, aun lo recuerdo y me da risa:

Estaba sacando mi libro de historia de mi loker mientras Ely me contaba lo lindo que estaba él bebe de su tía cuando tú y Dan llegaron, al instante todos lo que rondaban por los pasillos comenzaron a reír y a murmurar por la similitud de su situación, entonces Dan le mostro su tercer dedo a todos (Incluyendo a los maestros mencionados anteriormente, ah y a un inspector escolar) tu solo los encaraste diciendo: ¿Es que acaso nunca se an roto una pierna, tratando de salvar al mundo de una invasión alienígena comandada desde su jardín trasero?, inevitablemente me reí al recordar que la verdadera razón de tu estado fue que trataste de escapar de tu habitación en la madrugada a hacer no sé qué cosa.

Con amistad, una contenta Hayley