Capitulo 1

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Camila

La odié en cuanto la vi.

No soy una persona muy dada a sentir odio. En realidad soy bastante

amigable, pero hay algo en Lauren Jauregui que me repugnó desde que la vi

por primera vez hace cinco semanas.

Quizá se deba a la arrogante y engreída sonrisa que veo en su cara cada

vez que alguna chica la observa con admiración, o tal vez sea la forma que

tiene de desnudarlas con los ojos. También podría deberse a su chulería, a

esa actitud pasota o a que sepa que puede conseguir a cualquier chica o chico del

campus. O, mejor dicho, a cualquiera del estado.

Tal vez sea porque me siento atraída por ella cuando no quiero sentirme así,

sumado al hecho de que me recuerda todo lo que dejé en mi hogar en

Cuba.

Ignoro esos pensamientos y sigo paseando la mirada por el salón de la

casa de la fraternidad como si no existiera. No es fácil, en especial cuando

tiene a tres chicas colgadas del brazo ¿He dicho ya que está buenísima?

Su cabello negro siempre al natural. Sus

ojos son de un verde tan intenso que es prácticamente eléctrico y tiene la piel

blanca hermosa pero me gusta mas bronceada por el sol de miami. Estoy segura de que no tengo ni que mencionar su perfecto, fibroso y musculoso cuerpo porque, a fin de cuentas,esto es miami y el surf es un requisito indispensable.

—Deja de mirarla —Dinah se pone junto a mí y me da un golpe con el

hombro.

—Eso es tan probable como que me ponga a hacer un striptease para toda

la casa —le contesto.

—Nena, podría mencionarte unos cuantos chicos que no le harían ascos a

ese espectáculo.

marielle me guiña un ojo desde el otro lado de la barra de la cocina y yo

suspiro.

—Pues ya pueden seguir soñando. Eso no pasará nunca, marielle.

—Qué pena. —Me sonríe—. A mí tampoco me importaría verlo.

Niego con la cabeza, pero sonrío. Desde que mari entró en nuestra

residencia hace cinco semanas, ha sido muy abierta sobre su sexualidad. Es

bisexual y le da igual que lo sepa todo el mundo. Se ganó mi respeto en

cuanto la conocí. Su transparencia me resulta muy refrescante.

—Eres incorregible —la regaño en broma.

—Oye, si el zapato encaja... —Me guiña el ojo y chasquea los dedos en

dirección a dinah—. ¡Qué pasa con esas copas, pringado!

—Espera tu turno, pesada —contesta sirviendo dos chupitos de vodka y

dándoselos a alguien que los espera al final de la barra.

—Me apuesto lo que quieras a que perdería el culo si se lo pidieras tú —

me susurra sin bajar mucho la voz.

Juegos ocultos-Camren. Terminada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora