4. Un cumpleaños para Lynn.

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Día 3. 8:02 AM.

Esta es la hora en la que pocas personas están despiertas, y las que lo están no piensan levantarse de la cama.

Oliver Sykes está en frente del cuarto donde Jenna McDougall se hospeda. Anoche, él ni siquiera quiso entrar a su cuarto correspondiente, se quedó dormido en el sofá.

Esta mañana ha decidido buscar el momento perfecto para no ser interrumpido o echado por alguien más. Nada mejor que una hora muy temprano.

Oli toca amablemente la puerta de madera. Unos segundos después escucha unos pasos para ver a Lynn abrirle la puerta mientras bosteza. Instintivamente se pone firme al ver al chico enfrente de ella y en posición de defensa.

"Vaya exageración..." piensa Oliver.

— ¿Qué se te ofrece? —Pregunta ella con voz dura.

Lynn y Oliver siempre han tenido buena relación y se han tratado como amigos. Pero ella tiene ese instinto de proteger a Jenna, sin importar de quien se trate.

—Vengo a disculparme... —Dice Oliver en voz baja.

La expresión cansada y dura de Lynn parece suavizarse. Relaja los hombros y se mueve de la puerta.

—Adelante, está despierta —Acepta ella con una voz más relajada.

Oliver da un respiro después de agradecerle a Lynn, quien sale del cuarto. Lo primero que ve es ese bulto durmiente de pelos enmarañados entre sábanas azules, mejor conocido como "Tay Jardine". Después, su vista se centra en Jenna, quien está sentada peinando sus cabellos verdes.

Ella ve el reflejo de Oliver en el espejo. Se da la vuelta para verlo de frente.

Oli da un paso atrás asustado. Baja la mirada en seguida. No puede verla a la cara, no quiere mirar como tiene el ojo ahora. La vergüenza lo invade.

— ¿Oliver? —Le llama Jenna.

—Humm... —Balbucea él—. Yo... lo siento.

Jenna deja el peine en la cómoda y camina hacia Oliver. A pesar de lo sucedido, es comprensiva con la gente que la rodea. Al menos es así la mayoría del tiempo.

—No fue mi intención, jamás te golpearía ¡Lo juro! —Sigue él—. Si quieres ¡Devuélveme el golpe!

— ¿Qué? —Exclama Jenna— ¿Qué te sucede?

—Es lo justo —Prosigue él—. Me he portado como un patán con todos y...

—Hablo en serio, Oliver —Lo interrumpe ella— ¿Qué te sucede? ¿Por qué estás tan serio todo el tiempo? Tu actitud debe venir de algún lado ¿No te emociona estar aquí? Comodidad, compañía, diversión...

Oliver da un gran respiro. Su estómago da un vuelco al ver cómo alguien pone interés en su actitud sin tener que insultarle o gritarle.

Jenna se sienta en la cama y da unas palmadas a su lado invitando a Oli a sentarse con ella.

—Sé que no somos amigos —Continúa ella—. Pero si quieres, me puedes contar que te pasa.

Podría hacerlo. Pero no tiene ya esa necesidad, anoche logró dejar salir todo en el confesionario.

—La verdad sí me pasa algo —Acepta él—. Pero déjalo así. Igual gracias.

—De acuerdo, pero solo anímate —Le sonríe ella mientras se para de su cama—. Sea lo que sea que tengas, no es nada que no tenga remedio.

Tiene razón. Jenna tiene razón y Oliver lo sabe. Ahora que dejó sus sentimientos salir, ver las consecuencias de sus actos y escuchar las palabras de Jenna ¿Qué le impedía mejorar su actitud?

The Warped House.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora