-Hell – susurró -. Sé que puedes oírme.

Era la primera vez que escuchaba la voz de Aya y fue algo indescriptible. Sabia que no era muda porque podía dar buenos gritos cuando veían pelis de miedo. Rio por dentro a carcajadas.

-He encontrado a Yumi – continuó -. Sky me ha ayudado. Vamos a marcharnos a Europa, tal vez a España. Queremos casarnos en mayo, pero para eso tienes que seguir vivo. ¿Sabes? Creo que a tu familia le da un poco de miedo que pueda quedarme viuda. ¿Te imaginas? Un tercera parte del imperio Capobianco para una prostituta china.

"Sí, entiendo lo que quieres decir", pensó con sarcasmo.

-Necesito que me firmes los papeles del divorcio, cuanto antes mejor. No es que te eche de menos ni nada parecido – continuó con voz dulce -. Me gustaría que fueses el padrino. Evítame un problema y abre los ojos. Por favor.

Aya se quedó unos minutos más junto a él. Durante ese tiempo, Hell hizo hasta lo imposible por volver en sí. No lo consiguió ni de lejos. Cuando Aya abandonó el asiento junto a él, se entristeció.

Poco tiempo después un grupo irrumpió en la habitación. Eran sus amigos, sin lugar a duda, por el jaleo que armaban. Reconoció a su amigo Logan. Sí, era él. No era agradable. "Ni se te ocurra llorar, cabrón", pensó, "Todavía no estoy muerto. En efecto, aquella gente eran sus amigos. Hablaban a la vez e incluso lo tocaban. Le costaba acabar de identificar a cada uno. Se sentía asustado, indefenso. Por supuesto, no tenía miedo de que fueran a hacerle daño, era su Familia. De lo que tenía miedo era de lo que pudieran pensar, de lo que pudieran sentir.

-No parece que haya tenido un accidente. Es como si estuviera dormido – era la voz de Lindsey, la chica de Logan.

-Y yo que pensaba que moriríamos juntos en una de nuestras persecuciones con la poli, mierda – dijo Karl.

-Sí, una de nuestras carreras habría estado de puta madre – Paul se sorbió los mocos.

Le dolía mucho todo aquello. No estaba muerto, maldita sea. Sus hermanos hablaban de mierdas sobre días pasados. Hacía casi dos semanas de la última persecución y tendrían muchas más. Solo tenía que volver en sí.

-Vamos, hermano, levanta. Tenemos que boxear juntos, ¿recuerdas? Tú y yo contra los hermanos Brown – dijo Logan -. Venga, no me hagas esto. ¡Despierta! ¡Que te levantes!

En ese instante sí sintió puro pánico. Notaba las manos de su mejor amigo rodeando su cuello, zarandeándolo como a un muñeco de trapo. Supuso que los presentes intentaban quitárselo de encima pero no acababan de conseguirlo.

-¡No te mueras, tío! ¡No te mueras!

Algo en su interior se quebró. Se sintió exactamente como volver a colocar un hombro dislocado en su sitio, como imaginó que se sentiría. De repente todo su cuerpo volvió a delimitar su mente y se levantó con brusquedad en busca de aire; el tubo respiratorio le dolía muchísimo y no le permitía respirar con normalidad. Se llevó las manos a la garganta intentando arrancarlo pero sus amigos lo retuvieron. Su madre corrió a su lado, llorando, y su tío Jack lo obligó a volver a tumbarse.

-Tranquilo, chaval, te vas a hacer daño – dijo.

Solo fue una impresión, pero a Hell le pareció que se alegraba y mucho de verlo consciente. Observó la habitación intentando ignorar el fuego que ardía en su cuello. A su derecha estaba Logan. Su novia Lindsey, Paul y Robb lo retenían. Babe, inclinada sobre él, gritaba para que fuera un médico. Karl, Trevor y Mackenzie, a la izquierda, lo miraban con una mezcla entre consternación y alivio. Su tío Jack seguía presionándole el pecho para que no se moviera. Aya, a los pies de la cama, sonreía.

Éxtasis (Saga Adrenalina II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora