Capítulo 14.

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Tyler me está agarrando fuertemente, y prácticamente respiramos el mismo aire. Sus ojos están entornados y me miran furiosos, su respiración es acelerada y su pecho se mueve a un ritmo incansable.

¡¿Pero qué le pasa a este tío?!

Me quedo inmóvil, mirándolo perpleja; no sé qué hacer o decir, aunque al parecer él sí tiene algo que decirme.

- ¿Qué haces aquí?

- Ya lo sabes. -no puedo evitar tartamudear un poco, me pone nerviosa.- Suéltame, me haces daño.

- Vete.

- Si me sueltas podré irme con todos.

Pero no mueve ni un solo músculo, simplemente sus ojos se tornan aún más fríos. Su mirada me atraviesa, y su voz suena mucho más grave cuando dice:

- No me estás entendiendo, quiero que te vayas de la casa, y que no vuelvas.

- ¿Por qué debería hacer eso? -intento parecer tranquila, pero fracaso cuando mi voz sale débil y temblorosa.- Estoy saliendo con Andrew, y quiero llevarme bien con sus amigos.

- Aun así me pregunto qué haces aquí. -por fin me suelta los hombros, pero no se separa de mí.- Te lo dejé bien claro, márchate, o acabarán contigo.

Después de fulminarme con la mirada durante unos segundos, da media vuelta y se marcha por el pasillo, hacia el comedor, donde están los demás.

Me quedo mirando boquiabierta su cuerpo por el pasillo, ¿a qué ha venido eso?

¿Por qué la ha tomado conmigo?

Tras tomar unas cuantas respiraciones hondas para tranquilizarme y convencerme a mí misma de que no ha pasado nada, recojo las cervezas del suelo, y vuelvo a mi sitio de la mesa.

Cuando me siento, veo que Tyler está sentado a la otra punta de la mesa; está como si nada hubiese pasado, se concentra en la comida en su plato mientras mantiene esa mueca cabreada en su rostro.

Estoy contemplándolo cuando Max estira la mano hacia mí y dice:

- Pensaba que te había tragado la tierra. ¿Puedes pasarme una cerveza?

- Sí, toma. -le paso una de las cervezas y dejo las otras sobre la mesa.- Es que... No encontraba la cocina.

Sigo algo nerviosa por las palabras de Tyler, así que intento no cruzar la preocupada mirada que me lanza Andrew mientras me pregunta si estoy bien.

- Sí, estoy bien. Estoy... perfectamente.

El resto de la velada lo paso sumida en mis pensamientos, repitiendo en mi cabeza el momento del pasillo, las palabras que me ha dicho el chico sombrío, el mejor amigo de mi novio.

'Te lo dejé bien claro, márchate, o acabarán contigo.'

~

Han pasado un par de semanas desde el día que conocí a los amigos de Andrew y ya he salido un par de veces con ellos.

La verdad es que pensaba que iba a ir peor, pero me lo paso muy bien, y nadie se ha vuelto a meter conmigo, ni si quiera en el instituto, como yo pensaba que harían.

Estoy empezando a sentirme una adolescente normal, alguien con una vida decente, con amigos.

Hoy es viernes, y estoy en clase de filosofía, mi favorita. Quedan cinco minutos para la hora de la comida y por primera vez en mucho tiempo estoy realmente hambrienta. No siento ganas de vomitar, quiero comer, y dejar todo en mi estómago. Desde que he empezado a salir con Andrew y, sobretodo, desde que tengo algo parecido a un grupo de amigos, he empezado a sentirme mejor conmigo misma. Sé que aún siento esa compulsividad con la comida, y que aún tengo muchos problemas, pero todo esta yendo a mejor.

Los minutos se esfuman y, por fin, toca la campana que indica que es nuestra hora de comer.

Mientras todos los alumnos sales apresurados del aula, yo recojo mis cosas y, cuando llego a la puerta, Andrew está reclinado contra ella, tan sexy como siempre. Recoge mi mochila, se la cuelga al hombro y me da un suave beso en los labios antes de tomar mi mano y echar a andar hacia la cafetería.

Cuando llegamos, los dos recogemos nuestra comida -ensalada de pasta y un poco de pollo-, recogemos nuestras bandejas y nos encaminamos hacia una de las mesas.

Estamos llegando a una mesa vacía cuando escucho chillar mi nombre; al girarme, veo que es Allison y todos los demás, así que nos acercamos y dejamos nuestras bandejas sobre la mesa, para comer con ellos.

- ¡Maddie! Ven, siéntate aquí. -apartó sus cosas de la silla a su derecha para dejarme un hueco.- Las chicas estaban hablando de salir esta noche, ¿te apetece?

- En realidad, está tarde iba a ir a casa de Andrew. -dije mientras me acomodaba en el asiento.

- Cariño, si te apetece salir, podemos ir de aquí a mi casa y luego sales con tus amigas.

- Oh, bueno, sí me gustaría. -me giré para dirigirme a las chicas.- Entonces, ¿qué vamos a hacer?

- Iremos de tiendas al centro comercial. -Ruth se acercó un poco más a mí y me susurró.- Quizá puedas comprar algo que le guste a Andrew, ya me entiendes.

Todas rieron entre dientes, como si fuese un cuchicheo gracioso, aunque no supe cómo reaccionar.

Las chicas continuaron hablando y contándome nuestros planes para esta tarde, mientras yo comía, pero me sentía observada, y no me extrañó encontrarme con la mirada de Tyler al levantar la cabeza.

Estaba sentado al otro extremo de la mesa, con la mochila sobre la mesa. Concentraba su mirada furiosa en mí. No entendía por qué siempre me miraba así, si yo nunca le había hecha nada; de hecho, intentaba evitarlo desde nuestro encuentro en el pasillo.

Por lo que veo, llevo un rato observándome, pero cuando cruzamos miradas, arrastra furiosamente su silla, se levanta y sin volver a mirarme, se marcha.

Este chico cada día es más extraño.

~

Ya se han acabado las clases por hoy, y Andrew y yo nos dirigimos a su casa montados en su flamante coche.

Nunca antes he estado en su casa, y eso me pone nerviosa, lo que probablemente es una estupidez, pero no puedo evitarlo.

Después de un corto trayecto, aparcamos delante de una gran casa blanca, de dos pisos, con techo y ventanas grises. Me parece perfecta, incluso el césped del jardín delantero es perfecto.

Me quedo embobada mirando todo, así que no me doy cuenta de que Andrew ha salido del coche hasta que lo tengo abriendo mi puerta, como todo un caballero.

Salgo del coche y tira de mi mano para llevarme hasta la puerta de su casa.

Painful breathDonde viven las historias. Descúbrelo ahora