Introducción

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Cuenta la leyenda que hace un tiempo se alzó un hombre no mago hijo de magos, con la más grande determinación que el mundo jamás vio, un hombre que sacrificó su cordura por el bienestar de las personas, un hombre que sacrificó su libertad por la vida de todas las criaturas mágicas del mundo, aún cuando él solo sentía odio hacia ellas, un hombre que vivió como un mito, peleó como un héroe y desapareció como una leyenda. Su nombre se desplegó por todas las tierras de Gaia, como aquel que logró lo que muchos creían imposible, todos temían y solo él se atrevió, luchar tú a tú con el dragón titán destructor Tenebrarum. Su nombre era mencionado con orgullo por los hombres, orcos y elfos, Ethan Azureblade, el primer Antimago de la historia.

[En algún lugar]

Se encuentran en una sala amplia dos sujetos, uno vestido con ropajes blancos y dorados, mientras el otro vestía de negro y azul. El primero sostenía una espada de energía en su mano derecha, mientras que el segundo se hallaba arrodillado.

- Ethan Azureblade, por el crimen de atentar contra todo el mundo mágico, traición, sevicia, destrucción masiva, el despertar de Tenebrarum y por ser un idiota, yo, Miguelangel Azureblade... te...te...

- ¿Qué pasa, hermanito? – Aquél que estaba arrodillado en el piso levanta la cabeza y sonríe pícaramente – ¿Aún te atormenta haberme dejado a mi suerte?

Un hombre ya en sus treinta y tantos años se despierta, había caído dormido sobre el libro que escribía. Se sentó erguido, limpió el pequeño rastro de saliva que salía por su boca y se puso de pie, entró a un baño y se lavó los dientes. Tocan la puerta tres veces, pero al ver que nadie abría, la forzaron de una patada, el hombre se estremece al escuchar el ruido, se enjuaga la boca y se asoma por la puerta, sin percatarse que dejó su corta barba sucia. Parada en medio de la pequeña oficina estaba una chica, piel blanca, cabello rubio recogido en una larga cola de caballo y ojos grises; portaba una pechera de armadura ligera de color blanca con engravados dorados en los bordes, por debajo llevaba una chaqueta negra con bordes dorados por igual, que se dividía en dos colas, pantalones cortos y botas de placas doradas. El hombre respira hondo y camina hasta la chica.

- Chloe, ¿Cuántas veces tengo que decirte que no patees la puerta? – dijo con voz compasiva

- Lo siento, papá, es que no encontraba mi estoque, además, Ben y Ashley me están esperando afuera, pensé que tal vez lo dejé aquí – respondió la chica mirando a todos lados

- ¿Ya buscaste en el gabinete? – preguntó el hombre

- Ah, no – se ríe la chica, camina hasta un armario y lo abre. En él habían cuatro armas: tres estoques, uno completamente blanco, otro blanco con dorado y el tercero gris con morado y una cimitarra con anillos en el borde, con un pedazo de tela en el mango que decía ¨Oblitus¨ - Aquí está.

Saca el estoque que es completamente blanco, se engancha la funda en la cintura y voltea a mirar a su padre, notó que tenía los ojos llorosos y profundas ojeras, además de una mirada triste que últimamente estaba teniendo.

- Papá, no había querido preguntarte pero... - Se acerca a su padre y pone sus manos en los hombros de él – ¿Te pasa algo?

- Ah, ¿Qué te hace pensar eso? – sonríe forzadamente

- Sabes que no puedes mentirme – replicó la chica

- Eres igual que tu mamá – se ríe – Escribir ¨La Historia de un Antimago¨ me está afectando un poco, pero un buen amigo me dijo que sería bueno sacar todos los sentimientos que tengo dentro de alguna forma

Arrasando con la Magia II: Los Caballeros del AbismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora