Capítulo 4

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Todo parecía marchar bien.
Estábamos en recreo y no había rastros de aquel rubio amarillo ridículo que siempre me molestaba.
Si hoy podía evitarlo iba a ser un gran día, no literal, mis días no son geniales. Pero si no me lo cruzaba iba a ser un poco menos malo. Este día parecía prometer mucho, hasta ahora todo marchaba bien.

Llevaba entre las manos mi bandeja con mi almuerzo y con los chicos nos sentamos cerca de una gran ventana.
El único lugar libre, como entra demasiado sol nadie lo quiere.
Pero para nosotros no es una incumbencia y tratamos de ignorar lo mejor que se pueda a los rayos solares en la cara.
Ahora pienso que tuve que haberme puesto protector solar, o saldría de aquí con un bronceado gratis.
Mi hermana nos dejó y se fue con sus antiguos compañeros.
El mismo recibimiento que mis amigos le dieron.

—Entraste a la feria de Ciencias —dijo Eder con una sonrisa— tuvimos física con el profesor Stanwood. Sabes que te adora.

—¿Enserio? ¡Genial!—dije fingiendo alegría.

La feria de ciencias me resultaba aburrida por más que amara la ciencia. Siempre llevaban volcanes que si le tirabas bicarbonato de sodio tiraban espuma, o lo mismo pero hecho con coca cola y mentas.
Mis proyectos eran originales pero nunca ganaba la feria. Esa vez que hice una pistola que daba pequeñas descargas eléctricas para saber que se siente la electricidad por el cuerpo y así concientizar a la gente de evitar el contacto con la corriente o tapar los enchufes para cuidar a niños porque, en mayor cantidad podría matarte; quedé en tercer lugar.
Vencida en el primer lugar por una lampara qué, se "suponía" que ayudaba en la fotosíntesis como rayos solares y le garantizaba a la planta propiedades extras, y en segundo lugar por uno de esos volcanes estúpidos qué comencé a odiar. Este ganó el segundo lugar ya que, era de un tamaño enorme.

Mis amigos me felicitaron como siempre cada año lo hacían y nos concentramos en nuestros almuerzos mientras Eder y Parker hablaban de fútbol.
Estaba por llevarme la manzana roja a la boca cuando siento que me tocan el hombro.
Malas noticias, el rubio estaba detrás mío. Y no creo que venga para hacerse un bronceado gratis. La palabra "molestar" dice muy bien lo que pretende hacer.

—Rubio oxigenado—dije mirándolo con odio.

—Laugarto— respondió a mi ofensa para que luego su penoso grupo de muñecos ken riera a carcajadas y lo alentaran con palabras como "buena esa Ross".
Mi grupo debió haber hecho lo mismo con mi comentario, pero estaban mirando el show que se venía.

—¡No se que rayos te hice rubio descerebrado!— respondí ya levantando la voz— Pero si sigues no sabes lo que te pasará. Déjame comer una manzana en paz. ¡Ahora vete y haz tu vida!— grité. Al terminar de decirlo me gire a la mesa donde mis amigos aplaudían bajo y mostraban sus perfectas dentaduras.

—A mí no me hablas así — reprochó Ross furioso.

—A ti no te hablo y punto —dije dándole otro mordisco a mi manzana.

—Bien, sé que aún no tienes física, pero solo venia a decirte felicidades por entrar a la feria de Ciencias—dejé mi manzana en la bandeja y lo miré perpleja.

—¿Qué has dicho Lynch?— pregunté mirándolo boquiabierta.

— Eso.. Felicidades.. ¡Oh! Qué desconsiderado de mi parte.. me suponía que no conocías un FE-LI-CI-DA-DES ya que lo único que sabes hacer es espantar a la gente.. no se como tienes amigos—y ahí estaba. Sabía qué no podía ser tan bueno.

—Aún no sabia lo de la feria. Todavía no entro a física— mentí, nuevamente. Debería dejar de hacerlo ya —Deberías saberlo, ya que, bueno, te empeñas en molestarme todo el día— dije restandole importancia cuando, en realidad me asustaba que supiera mis horarios. Esto me ayudaría a confirmar si lo que sospechaba que era cierto. El rubio popular no tiene vida social.

—No me se tus horarios ingenua. No eres gran cosa como para qué sepa que luego de este recreo tienes física y luego Filosofía— respondió dándome una sonrisa de empatía. Casi me atoro con el jugo que estaba bebiendo. ¡Ni yo sabía que luego tenía filosofía!

Reí sarcásticamente antes de contestar. No quería demostrarle que en serio me estaba asustando.

— Nunca dije que tenía física luego del recreo y después de esta filosofía—me paré, me acerqué y lo miré desafiante. Vi como tragó grueso— ¿Sucede algo Lynch?— le pregunté resaltando el Lynch. Me hacía sentir que tenía más poder que él.

—No.. —dijo bajo— NO —repitió luego más alto—claro que no. Era de saber qué tenias física luego de este recreo. ¿No chicos? — preguntó mirando a su ejercito de descerebrados.

—No Ross.. no sabíamos que tenía física. Y mucho menos sabíamos a qué veníamos amigo—dijo Bill.

—¡Cállense! Sabes Marano... veníamos a decirte lo buenísima que está tu hermana. Y.. qué capaz seamos cuñados— me provocó riendo amargamente.

—¡¿Qué?! Mi hermana no se fijaría en alguien como tu..— respondí rápidamente mirándolo seria.

—¿Yo? Nunca dije que saldría conmigo.. voltea y mírala—cuando voltee Vanessa estaba hablando y riendo cómodamente con un rubio parecido a Ross.

—Te presento a Riker, mi hermano mayor— dijo sonriendo forzosamente.

—Supongo que si mi hermana está hablando con tu hermano es porque debe ser mas buena persona que tú— le solté sentándome.

—Dí lo que quieras Lauguna— soltó otro sobrenombre para que su estúpido clan riera. Odio sus estúpidos apodos sin gracia— pero estás celosa de no tenerme ni tener novio o alguien que guste de ti—dijo riendo irónico.

Este era su fin. Me levanté dispuesta a brincarle encima y acomodarle sus neuronas con un par de golpes cuando alguien me agarró de la cintura. Forcejee pensando que era Parker o Eden por la fuerza. Comencé a patalear más fuerte y a moverme con más brusquedad, sin embargo esos brazos no me soltaban.

Ya cansada y echa furia voltee la cara y me encontré a centímetros de la cara de Tom. Me sorprendí. ¡Claro que me sorprendí! Thomas, mi compañero de trabajo, el que se parece a un actor americano me estaba sujetando de la cintura. Creo que nunca lo dije, pero de alguna forma Thomas me atraía. Por supuesto, hay que ser estúpida para no enamorarse de él, es decir, ¡el chico es perfecto!... solo que odio mostrar mis sentimientos, y es obvio que el nunca se fijaría en mi. En una pobretona cualquiera.

Me frustré aún más, admito que Thomas me gusta. Y no tenerlo me molestaba mucho más que la situación con Lynch.


Iba a reprochar, a gritarle por quién sabe qué, si por sujetarme o por no ser mi novio, cuando, de un momento a otro tenía sus labios sobre los míos. Me bajó al suelo y se colocó de una posición más cómoda. Me estaba besando. Nos estábamos besando.

Delante de mis amigos, mi hermana, mi enemigo y su clan malvado y toda la secundaria.

Le devolví el beso sin pensarlo. Era mágico, sus labios eran tan suaves, sentí una sensación explotar en mi interior. Si, si y si señor, Thomas Robinson me gustaba, me encantaba, me fascinaba y todas esas palabras maravillosas que van de la mano con el amor. 
Hace tiempo no sentía algo en mí que indicara que estaba viva, que no estaba vacía como un tarro de mermelada en plena hambruna. 

Cuando nos separamos puso su brazo sobre mi hombro izquierdo y miró a Ross.
Por alguna razón mística del universo y su ser incondicionalmente raro estaba enfadado, rojo de furia. Yo aún estaba en mi propia nubecilla flotando en un universo diferente a este. ¡En el mundo labios de Thomas! 

—Ya ves Lynch.. si tiene novio. Ahora vete — le escupió con una sonrisa perfecta. 

Ross dio media vuelta y se marchó.
Salió de la cafetería.
Mis amigos nos miraron sorprendidos.

—¿Estaban saliendo?—preguntó Parker.

Yo miré a Tom en busca de respuestas. Pero solo dijo un "Ya volvemos" y me tomó del brazo para luego correr hacia los jardines.

+~Lis~+



Todo Vuelve (Raura) |EN EDICIÓN|Where stories live. Discover now