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Desperté escuchando los estruendosos truenos que venían de afuera. Gracias, madre naturaleza. Ahora no podré ni salir a conocer los alrededores.

Lo bueno es que es viernes, y por lo que recordaba, hoy podemos hacer lo que nos plazca. Sin clases, sin deberes.

Volteé a mi derecha y ahí estaba Marshall, sentado en su cama con una Mac en su regazo, se veía concentrado en lo que hacía.

- Buenos días - dije semi-dormido - ¿Como amaneciste?

- Bien, ¿tú?

Realmente no esperaba que me preguntara si había amanecido bien.

- Excelente. Es viernes, una de las razones.

- Y eso que no llevas ni 24 horas en este infierno.

Tomé mi toalla, un bóxer azul, mi camiseta manga corta color blanca y mis pantalones de franela gris.

- Tomaré un baño.

Marshall no respondió. Así que no vi si asintió o simplemente ignoró mi aviso.

Había dejado la bañera llena, con agua tibia para tomar un baño relajante y darme el tiempo para pensar qué podría hacer hoy. Me introduje a la misma, suspirando por lo placentero que se sentía esa temperatura del agua en contacto con mi piel.

Hoy es un buen día para tener un recorrido por el instituto, pero si Marshall no se ofrece no le diré nada. Realmente no quiero pedirle nada a él. Tal vez, si tuviera un compañero de cuarto menos arrogante, egocéntrico, molestoso y grosero, luego del recorrido le dijera para pasar la tarde viendo películas, conversando sobre gustos; música, series, libros... Pero, prefiero que no.

Luego de un rato, salgo de la bañera, secándome con la toalla. Me coloco el bóxer, me echo desodorante (el cual ya estaba en el baño), y por último me visto con mi camiseta y mi pantalón de franela gris. Salgo del baño, y comienzo a tener frío. Era realmente temprano, a penas las siete de la mañana, y ya el tiempo estaba terrible, provocando un frío incontrolable en la habitación.

- Hey - llama mi atención Marshall - Si Dennis te pregunta, ya hicimos el recorrido. No tengo ganas de pararme de esta cama en todo el día.

Asentí, temeroso.

- Bueno, ¿qué quieres hacer? ¿Vas a ir a ligar con algún chico?

- No soy gay.

- Cierto. Es la costumbre.

- ¿Tenías compañero anteriormente?

- No, nunca quise uno. Mis padres pagaban de más para mantenerme solo hasta que Dennis les dijo que nunca mejoraría mi actitud si no convivía con nadie, así que fuiste el único afortunado para tenerme como compañero.

- Oh ¿y por qué te internaron?

- ¿Por qué te internaron a ti?

No sé si es bueno, pero mi conversación hizo que cerrara su Mac, y me viera a los ojos mostrando completo interés en lo que le iba a contar luego de su pregunta.

- Realmente, no lo sé. Me internaron aquí porque estorbo en su mansión. No tengo malas notas, no me porto mal, casi no salía a fiestas, casi no invitaba a personas a casa... No sé que hice mal. Y lo peor del caso, es que soy adoptado. Digo, si van a estar tratando a alguien que ustedes deciden tener así ¿para qué lo quieren?

- Y dime ¿siempre fue así?

- No. Hubieron buenos tiempos. Hace 5 años todo era... Bonito. ¿Y tú?

- Yo, bueno, también era un estorbo... Pero bah, lo era porque yo lo decidí así. Mis padres tienen mucho dinero, mucho, y me metieron a uno de los mejores colegios en Pensilvania, mis notas eran muy buenas, el mejor del salón a decir verdad, pero las notas no valían nada si mi disciplina era un asco pero así fui siempre. Luego de muchísimos ratos en detención y miles de sesiones con la psicóloga escolar, decidieron internarme aquí. Yo no soy adoptado, pero sé que hubieran preferido no tenerme. Ellos son católicos y yo soy agnóstico, no niego ni afirmo la existencia de Dios, y no lo sé... pienso que esa fue la gota que derramó el vaso.

- Tenemos malas historias.

- Como cualquiera aquí - dijo rodando los ojos, abriendo nuevamente su Mac, dejando de prestarme atención - No creo que haya algún idiota de estos que tenga una historia muy feliz que digamos si terminó aquí.

Asentí, como muestra de comprensión. Era cierto. Nadie quiere internarse.

- ¿Saldrás? - dice Marshall de pronto - Digo... Para ir contigo.

Arqueo mi ceja inmediatamente. ¿Qué?

- ¡O sea! Es decir, para ir contigo e ir mostrándote donde está cada cosa. No será como un recorrido como tal, no te diré a donde ir... Tu... Solamente... Caminarás y, bueno, y si se me antoja explicarte te explicaré y... Y... ¡Y ya!

Reí levemente mientras con una sonrisa esbozada, asentía a su petición.

Diablos - logré escuchar musitar a Marshall cuando me volteé.

- ¿Como que no querías levantarte de ahí?

- No había más nada que hace en internet.

- Si, bueno, luego de un rato se torna aburrido. Y Marshall... Siento si no te agrado o te fastidio o algo así, nada es con intención.

- Sí, como sea. Todos me fastidian y nadie me agrada. Andando.

Y con esto, abrió la puerta y salió, y luego de bufar y poner mis ojos en blanco, imité su acción, dispuesto a pasar - aunque sea unas horas - con mi compañero de cuarto por el instituto Ohio.

En la esperaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora