Capítulo 34

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Subí el volumen de la música y acomodé los audífonos en mis oídos. Había estado toda la tarde recorriendo la ciudad y buscando el regalo de cumpleaños para Val. El gran día sería en una semana.

Finalmente había decidido comprar un conejo de peluche que tenía escrito "Best Friends 4Ever" y un brazalete "de la amistad". Muy cursi, justo como le gustaba.

Camine por la larga calle medio oscura, el anochecer había llegado más temprano. La calle estaba demasiado vacía para mi gusto, intenté concentrarme en la música e ignorar la ansiedad que había empezado a sentir. Últimamente tenía un problema con las calles vacías, especialmente desde que todo se había vuelto tranquilo.

Justo cuando la canción que estaba escuchando acabó, fui empujada hacia un lado, entre dos grandes edificios. Había una mano sobre mi boca y un brazo atrapándome desde la cintura. Los pasos del atacante parecían torpes y su agarre no era muy firme, así que aproveché eso y, levantando mi brazo, le di un fuerte codazo en el estómago, escuché un quejido y sus brazos me soltaron. Me quité por completo los audífonos y voltee, sorprendida de encontrar a Kevin medio doblado y con una expresión de dolor en su rostro.

—Tienes un brazo fuerte —dijo, su voz un poco disfónica.

—¡Kevin! ¡Me espantaste! —me quejé —¿Qué haces? —dije cuando él tomó mi brazo, arrastrándome hacia la oscuridad del pequeño callejón.

—Calla y mira —ordenó.

Me mantuve en silencio, mirando hacia el lugar donde yo había estado caminando hace unos minutos. Estaba a punto de hablar cuando escuché murmullos y luego alguien apareció en mi campo de visión.

—Sí, le perdí el rastro —dijo la voz que inmediatamente reconocí, era Jason, sin lugar a dudas. Él hablaba con alguien por teléfono —. No te preocupes, la vigilaré.

Jason colgó y, guardando el celular, siguió su camino. Cuando consideré que había pasado el tiempo suficiente, salí del callejón y Kevin salió detrás de mí.

—Hablaba de mí ¿no es así?

—Eso creo —dijo mirando hacia donde Jason había ido, aunque ahora todo estaba vacío —. Lo he visto siguiéndote desde hace un tiempo.

—Eso es aterrador —dije, un comentario personal.

—¿Quieres que te acompañe a casa?

—Sí —dije de inmediato —. No creo tener el valor para volver sola.

Comenzamos a caminar hombro con hombro. Intenté mantener mi mente fuera de lo que acababa de pasar, ignorando el hecho de que, probablemente, me encontraría con Jason al llegar a casa.

—¿Qué es eso? —dijo él de repente, señalando con el dedo la bolsa que traía en mis manos.

—El regalo de cumpleaños para Val.

Asintió.

—Es en una semana ¿cierto? —asentí —¿Qué crees que podría comprarle?

—No lo sé ¿qué le regalaste mientras estaban juntos?

Frunció el ceño y miró un punto de la calle.

—Un collar de perlas —dijo medio avergonzado. De inmediato recordé lo que Val me había contado una vez sobre el por qué habían terminado. Me sentí un poco culpable por sacar ese tema a colación.

—Sí... Val me contó sobre eso —dije, medio luchando con mis palabras.

—¿Lo hizo? —pareció espantado, no lo culpaba, Valeria siempre solía agregarle drama a una situación —. No quiero que pienses algo incorrecto. Antes que nada, debes saber que todo fue un malentendido.

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